Cuadro del santo encontrado en la cocina de Palmarito. Fotografia, Créditos, Delfin Rivera Salcedo. |
SAN PASCUAL BAILON.
Quien fue?
Según la tradición oral en el mundo católico, San Pascual Bailón fue un
campesino español muy pobre, canonizado por su amor a la eucaristía. Como él
veía que la gente rezaba tanto un día se paró frente a la eucaristía y dijo
como no sé leer ni escribir como los demás yo le ofrendaré a dios lo que sé;
bailar. Desde entonces siempre bailó con mucho respecto frente a la custodia
sin dar la espalda.
El 17 de mayo el santoral católico lo asigna como la fecha de este Santo
quien tiene muchos devotos en los llanos Colombianos y en regiones de Boyacá.
En esos lugares le pagan sus milagrosos favores recibidos con
celebraciones paganas, que incluyen rezos y grandes fiestas en las que se
reparten bebidas y productos de las gastronomías propias de cada sitio.
Las hogareñas salas que los anfitriones disponen para el joropero
festejo, son presididas por alumbrados altares con la imagen de San Pascual
Bailón, junto a la vitela del milagroso monje se colocan las botellas de trago.
Las fiestas de San Pascual Bailón forman parte del Patrimonio Cultural
Inmaterial de algunos vecindarios de los llanos Orientales.
EN LA LUCHA, ME HALLÉ A UN SAN PASCUAL BAILÓN
Por: Mg. DELFÍN RIVERA SALCEDO
*Derechos reservados de autor en su integridad. Prohibida su
reproducción.
Por las costas del Pauto se anunció con quince días de anticipación, el
festejo de San Pascual Bailón en Palmarito, fundo de mi pariente Querubín
Rivera Gámez y doña Margarita Rojas. Todo se realizaría del 15 al 17 de mayo de
1977. Como participábamos todo el vecindario de la vereda La Lucha, lugar
emblemático en esas sabanas por el combate librado entre los Chiricoas y Ramón
Oropeza cuando aquerenció sus ganados traídos de Venezuela para fundar
Matepalma, hato que inmortalizó José Eustasio, mi pariente mandó amarrar unas
novillas del rincón del Orosio y a matar con winchester seis marranos cerreros
del centenar que habitaban comiendo cuesco en el Paso del Madroño de la cañada
de los Marranos para preparar los manjares de la fiesta.
El 15 muy temprano comenzaron a llegar los llaneros de toda la vecindad
con caballos buenos y descansados para los toros coleados, las carreras y para
lucirlos en el paradero. También llegaron los cantadores listos con un poyerao
de coplas para el desafío de las cantas, y los músicos de cuerda con los
instrumentos a la espalda. Los galleros con sus gallos acomodados en sus
calzones, con el pico bien compuesto para la pelea, el pescuezo y las piernas
peladas, las almohadilla peluqueadas y las espuelas bien afiladas. Cada quien
desensillaba y dejaba los aperos en la caballeriza para luego soltar las
bestias en el mangón del rincón de la mata del Guajibo.
Práctica religiosa del San Pascual Bailón en la vereda La Lucha, en Trinidad, Casanare, los días 15, 16 y 17 de mayo del año 1977. Fotografía, Créditos, Delfin Rivera Salcedo. |
Palmarito fue vistiéndose de fiesta. El caño El Orosio y la cañada La
Palmita surtían de agua y pescado el fundo. Los llaneros vestidos todos de
blanco, sombreros de pelo de guama, revolver y cuchillo al cinto, cotizas o a
pie descalzo. Las llaneras, unas con vestidos de encendidos colores, rosado,
azul, blanco, rojo, otras con faldas floreadas y blusas blancas con exquisitos
bordados, vestían con sencillez y gracia, todas encotizadas. Por eso se veían
más bellas. Algunas llevaban al cuello pañoletas de seda y en el cabello muchas
flores. Mi pariente Querubín vestía un blusón con un pantalón impecablemente
blanco y una faja ancha de cuero labrado, luciente y bien provista de dinero
para los gastos, doña Margarita dueña de casa con un hermoso vestido floriado y
unas alpargatas en hilo que habían tejido en Hatocorozal.
Había bastantes cantadores y músicos comenzando por los de casa,
Romelia, Jaime, Álvaro Cayetano, Evelio y Jorge Rivera Rojas, que, con
guitarra, requinto y maracas amenizaban la fiesta, 2 enturnándose por jornadas
de medio día con el arpa de “Chirgua” o Jorge Pérez, las maracas de Álvaro
González y el cuatro de Enaldo Oros, o también con el conjunto de bandola de
los Rosillos, Marceliano, Moises y Pablo. Todos éramos bailadores.
Don José Lisandro Castañeda, trapichero de la región se encargó de batir
un guarapo de melao de caña que con cuatro totumadas tumbaba al mejor
tomatrago. Doña Anita Pan, trajo 250 hayacas, doña Filomena Higuera se encargó
del amasijo del pan de arroz aportando 300 unidades, Nayibe Tobián preparó 150
tungos de arroz, y entre Rosa Castañeda, Luís Gaviria, el mensual del fundo El
Nido, el guate Álvaro, José Pan el médico yerbatero, Álvaro, Pablo y Rafael
González, mataron los seis marranos, fritaron la carne y las tajadas de plátano
verde; mi padre Delfín Rivera Cabrera, coordinó la matanza del ganado y la
sacada de carne, eso sí, aclarándole al asador del fundo don Ely Piraban que no
dejara quemar ni arrebatar, las presas ni mucho menos la osa, la raya y la
garza, Rebeca Salcedo mi madre recogía la sangre de la res que se mataba cada
día y hacía las rellenas, además componía el espinazo para el sancocho, don
Jaime Rojas estacaba los cueros.
Eran las 10 de la mañana y llegó doña Priscila Alarcón, toda vestida de
blanco y con camándula en mano llamó a la concurrencia al acto religioso. Luego
de rezar un rosario e invocar los milagros de San Pascual Bailón se dio
comienzo al festejo. El baile se organizó por parejas y se programaron los
descansos a las 12 del día, 6 de la tarde, 12 de la noche y seis de la mañana
de cada día. El baile sólo se interrumpía a esas horas para rezar el rosario y
comer. Eso sí, el licor se ingería a toda hora. Doña Priscila nos recordó la
consigna del santo: “No negar el pan a nadie, con generosidad y ganas de
compartir, se produce el milagro”, entonces, el dueño de casa lanzó la primera
copla:
Los tungos y los topochos
no se le niegan a nadie
tampoco el boca’o e’ carne
ni el arrimarse a los bailes.
Así comenzó el aguacero de aguardiente sello negro y guarapo de don José
Castañeda. Copla iba, copla venía y las parejas sudorosas no paraban de bailar,
beber y chachariar. A las cuatro se repartió la carne asada, a las 8 de la
noche comimos hayacas. Y así, en un solo parrando nos llegó la madrugada. A las
cinco de la mañana, Yonency Oropeza se había montado en un potro cerrero y lo
castigaba para que más duro brincara, y entre brinco y brinco del equino, se
recostaba hacia atrás y le apretaba las taparas para que corcoviara con más
fuerza.
El conjunto de casa seguía tocando guafa y pasajes. Toribio Requiniba
cantaba a su compañera de baile:
Vamos a prendé candela
mi Pascualito Bailón
le pregunto a María Rosa
si le atizo su fogón.
Y María rosa respondió:
Si su toleta es de guamo
y tiene un jeme de gruesa
atíceme mi fogón para lo que no hay pereza.
El día 16 se coliaron toros orejanos bien bravos en el paradero en horas
de la mañana sin dejar de tomar, ni bailar, ni echar coplas; el coleo lo ganó
José Hernando Castañeda del Bururo. Se le ofrendó con cintas multicolores y una
garrafa de aguardiente sello negro. Las carreras de caballo las ganó Chucho
Arenas con un caballo moro negro llamado El Viento, traído del Guachiría.
Foto extractada de video grabado el 22 de
mayo de 2011 en Sanare del estado Lara, Venezuela. Créditos, Orlando Enrique
Paredes Cedeño. |
Mientras se bailaba, a cada santo que uno recordara se le pedía
versiando ayuda en la cocina, pero eso sí, el verso tenía que rimar:
“Te pido María Magdalena, que quede buena la avena”
“San Abdón y San Senén que el cachicamo ase bien”
“San Adalberto de Praga, que no me quede salada”
“San Daniel de Bangor, que el chirere dé sabor”
En la tarde mientras unos bailaban otros jugábamos gallos. Llevaron
gallos de color jabao, pinto, canelo, blanco, cenizo, indio y giro. Se jugaron
diez peleas y todas las ganó un gallo giro de propiedad de Arturo Cuevas. Por
hacerle caso en las apuestas a mi madrina Eulalia Cavarte perdí todas las
peleas.
La carne frita de marrano y las terneras asadas al estilo de la tierra,
junto con las hayacas, el pan de arroz y los tungos se fueron esfumando al
transcurrir el tiempo. El tercer día tuvimos que atarrayar en el Orosio; con
cuatro tarrayazos sacamos más de cuatro arrobas de pescado que guisamos y con
arroz seco, pegadura y topocho pintón cocinado, lo servimos en un mesón de
madera sobre hojas de topocho soasadas. Las delicias culinarias se le achacaron
al santo que tenía la dueña en la pared de la cocina. Y como el licor fue
acabándose mandamos traer cuatro cajas de aguardiente a la finca Nueva
Antioquia de Luís Rodríguez en las orillas del Pauto. Y Volvían las peticiones
a los santos:
“Santa Bárbara Bendita, que la carne este bien frita”
“San Rafael pescador, dale al pescado sabor.”
“Virgencita del Carmen, que el pollo no se desarme”
“San Hilarión, no se te olvide el limón”
Las mujeres le asignaban poderes milagrosos al santo diciendo que
incluso si se olvidaban de cocinar los ángeles preparaban la comida. Doña
Priscila entre rosarios pronunciaba la siguiente oración:
Querido San Pascual Bailón:
consíguenos por favor
del buen Dios inmenso amor
para que guie mi cocina
y le dé rica sazón,
y con nuestras oraciones
nos tenga en estimación
por este Santo Rosario
San pascualito Bailón
Amén
Haciendo uso de su poder religioso la matrona de La Lucha ordenaba
bailar en medio del rezo de las distintas coplas y como todos estábamos rascaos
y con esa escases de mujeres en la sabana aprovechábamos para bailar y echar
una apretadita a la pareja y una que otra copla, así:
“Santa Teresa, prepara carne salpresa”
“San Judas Tadeo, quítale el almizcle feo”
“San Adriano, que no se queme el marrano” “Virgencita del Pauto que se
me ablanden los patos”.
Llegó el domingo 17, comenzamos el tercer día de bebeta, baile y
comilona y en esas duramos todo el día y toda la noche. De media noche pal día,
los rezos de doña Priscila se escuchaban como murmullos lejanos. Nos decía con
aire ceremonioso: “para que las coplas sean más efectivas hay que bailarlas
muchachos, a bailar, a bailar”:
San Pascual San Pascualito,
de pecho quiero caldito
prepáralo rapidito
mientras me tomo un traguito.
San Pascualito Bailón,
cocina con cilantrón
así me das tu sazón,
mientras yo bailo un montón.
Entre copla y copla, entre rezo y rezo, bailábamos y seguíamos pidiendo
a varios santos que vinieran en nuestra ayuda:
“Santa Isabel que no se acabe la miel”
“San Eleuterio, que la comía sea remedio”
“San Juan, que no se me queme el pan”
“San Dionisio, que el guarapo no sea vicio”
Las mujeres en edad de merecer podían pedirle al santo un marido porque
según la creencia, el corazón del hombre se conquista mediante el estómago y en
eso de comidas el santo tiene fama de ser cumplidor.
Lourdes una señorita de 33 años que venía de los lados del Yatea, le
cantó a San pascual:
Mi San Pascual bendecido
regálame un gran amor
que tengo el fogón prendido
y me quema su calor.
Y doña Petra una guariqueña llegada en la época del cincuenta del pasado
siglo, con 58 años de edad, solterona, cocinera de Matarrala uno de los hatos
de Horacio Pan, cantaba así:
Mi cajeta está solita
y necesita un tabaco
San Pascualito bailón
consígame un hombre flaco.
Los músicos agotados bajaron el ritmo a las cinco de la mañana. Una
tendalada de chinchorros era lo que se veía en la caballeriza y en los
corredores de la casa. Y José Hernando Castañeda el contrapuntiador del Bururo,
en medio de su borrachera cantaba casi que balbuceando las siguientes coplas:
El hombre que es bebedor
y su profesión es esa,
pierde el honor y la fama
el pudor y la vergüenza.
Se vomita en todas partes
y se mea en los calzones,
y si alguno lo reprende
le responde a pescozones.
Si es un peón jornalero
queda mal con su patrón,
le hace comprar bastimento
y se tira en un colchón.
Se aparece cuando quiere
desganado a su trabajo,
y el patrón con mucha rabia
lo mira de arriba abajo.
Con el cansancio de tres días de parrando, tomé la decisión de amarrar
mi rucio cano, aperarlo e irme para mi rancho. Pasé por la cañada de los
marranos, la cañada de la Palmita, el sitio de Rosa Blanca, crucé el caño El
Boruro, el agua me dio a borde ´e coraza y me interné en los potreros del fundo
El Nido de propiedad de mi padre. Desde entonces no he vuelto a bailar, a
beber, a comer y a jembriar tan bueno en un San Pascual Bailón.
Fundación El Nido, Trinidad, Mayo 20 de 1977.
Fotografías, Créditos, Delfin Rivera Salcedo, Orlando Enrique Paredes
Cedeño, Alcaldía municipal Aquitania, Boyaca.
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