jueves, 25 de abril de 2024

EN EL BARRIO - HISTORIA DEL BARRIO "LA CAMPIÑA" DE YOPAL.

 

En El Barrio
Una historia que nos cuenta doña Leonor Amezquita de los inicios, de lo que hoy conocemos como el barrio La Campiña en Yopal. 
Facebook: En El Barrio. 

ANTECEDENTES DEL JOROPO Y LA MÚSICA LLANERA DE CASANARE EN EL INTERIOR DEL PAÍS.



ANTECEDENTES DEL JOROPO Y LA MÚSICA LLANERA DE CASANARE EN EL INTERIOR DEL PAÍS.

Una crónica del periódico EL TIEMPO del año 1939, que nos demuestra como el Joropo y la música llanera empieza a incursionar en el interior del país a través de la radio, desde los años treinta.
LA PRIMERA EMISIÓN DE LA HORA LLANERA FUE REALIZADA AYER TARDE.
Un excelente resultado…!
EL TIEMPO: Lunes 16 de enero de 1939.

De seis a siete de la tarde se verificó ayer por los micrófonos de “La Voz de la Victor”, la primera audición de “la Hora Llanera” que dirigen los señores Tobón Sierra y Carlos Ramírez Arguelles, quien inició la hora haciendo una breve exposición de los propósitos de esta hora que continuará difundiéndose por esos mismos micrófonos todos los domingos.


Los señores Fabio Tobián, Humberto Plazas, Gabriel Camargo Pérez, hablaron sobre temas de actualidad para la llanura. El señor Ernesto Andrade se declamó una poesía de José Eustacio Rivera, y el señor Carlos Julio Plazas, representante de la empresa Rápido Boyacense, hizo una explicación sobre los servicios que esa empresa presta con el transporte de pasajeros a Boyacá.
El señor Humberto Plazas leyó unos hermosos párrafos descriptivos sobre el paisaje llanero, y don Gabriel Camargo hizo el elogio de la labor que el doctor Sergio Reyes, representante por Boyacá, desarrolló en la cámara en bien de Casanare. La hora fue amenizada por un excelente conjunto artístico, que tocó exclusivamente “joropos y bambucos llaneros”.
En los estudios de la “La Voz de la Victor” se reunieron con motivo de la audición dedicada a los llanos, numerosos miembros de la colonia Casanareña en esta ciudad. El señor Luis Ballesteros leyó también un saludo a Sogamoso y a Casanare. El éxito de la audición fue excelente.

domingo, 14 de abril de 2024

EL INDIO ISIDORO.




EL INDIO ISIDORO

Un Capitán Guahibo en guerra contra los blancos.

Por: Carlos Ramírez Arguelles, especial para EL TIEMPO, junio 29 de 1940.

Un día del mes de diciembre de 1907 se reunieron en la Trinidad, más de veinte llaneros procedentes de diferentes puntos de la llanura. Jinetes todos en excelentes mulas, armados con escopetas los unos, otros con revólveres o carabinas, mostraban en la abundancia del equipaje, que se preparaban para un viaje largo. Sobre las ancas de cada cabalgadura se amontonaban, el chinchorro, el bayetón y el talego de los comestibles. Acaso también asomaba la cabeza una botella de aguardiente.

Hubierase dicho que aquellos hombres formaban un grupo de voluntarios, para una de nuestras guerras civiles. Sin embargo, no se preparaban a luchar contra el gobierno. Iban a perseguir una sombra: el indio Isidoro.

Era una sombra, porque en todas partes se sabía de las depredaciones que cometía este capitán Guahibo. Eran halladas muertas mujeres a palos, viviendas incendiadas, desaparecían  las mejores reses de cada hato, los cultivos eran destrozados en ausencia de sus dueños, y donde quiera que una fundación quedaba desamparada, se encontraban después las huellas, de que por allí había pasado el indio con sus huestes. Y sin embargo desde que Isidoro, antiguo doméstico, de un casa de misioneros agustinos había dejado la convivencia de la gente civilizada, nadie lo había visto, o al menos nadie había sobrevivido a un encuentro con él.

Llevaba tres años sembrando el terror en la sabana. Había recorrido inmensas distancias en la llanura para combatir a los blancos. Claro que los combatía a su manera, sin presentarle la cara jamás a un hombre armado. Un día se encontraban las señales de su presencia en las orillas del Pauto, y al poco tiempo se sabía que había cometido alguna fechoría cientos de kilómetros al sur, al norte o al occidente. 

Pero hora, el indio y sus secuaces iban a pasar un mal rato. Porque por los enrevesados caminos de la llanura, había salido a perseguirlo un grupo que no volvería sin él. No importaba que durara la búsqueda días o semanas. Lo importante era encontrarlo, perseguirlo como a una fiera, y exterminarlo como se extermina al tigre que ha hecho varis presas en un mismo hato.

El indio Isidoro se había criado en un casa de misioneros. Durante varios años mostró un carácter admirable. Hacía los oficios de la casa, tocaba las campanas, encendía las luces en la iglesia, cargaba el agua desde el rio…No era muy comunicativo, pero aparentaba sumisión y excelente agrado en servir. No mostraba torpeza. Lentamente había podido aprender a leer, y aún escribía con dificultad.

Y cuando los misioneros consideraban que el indio Isidoro, con toda su corpulencia y su fortaleza física, podría servir para atraer a la vida cristiana a muchos de sus consanguíneos, se presentó la guerra de los mil días. El indio Isidoro se juntó a las fuerzas del General Uribe que fueron al llano. Las acompaño bastante tiempo, sirviendo unas veces de guía, porque era conocedor de la tierra, y al parecer como voluntario decidido.

Un día despareció, y se llevó consigo un buen equipo de fusiles y de armas de los revolucionarios. Duró mucho tiempo sin que se volviera pensar en el. Estaba posiblemente, instruyendo a los indios de su tribu en el manejo de las armas que había robado con tan poco trabajo. Pero luego se supo que había declarado la guerra contra los blancos, en nombre de las tribus guahibas. ¿Pensó el indio Isidoro arrojar del llano a los blancos usurpadores de sus tierras? ¿Tuvo la ambición de ser un poderoso caudillo indio? Pudo soñar en eso, o quiso también vengarse de las humillaciones que había sufrido como sirviente de los misioneros. Lo cierto es que durante tres años no descansó, que hizo alarde de una gran astucia para evadir el encuentro de blancos armados, y que causó terribles daños en los hatos que estuvieron a su alcance.

Cuando quedaba una casa sola, es decir, cundo los peones se lanzaban a la llanura a recoger el ganado para los trabajos de herraje, aparecía el indio rodeado de su pandilla. Sin gritos, sin nada que denunciara su presencia a los que estaban lejos, atacaba a las mujeres que habían quedado en el rancho preparando la comida. Las mataba a garrote. Y desaparecía luego causando cuantos daños podía. Lo que no alcanzaban a llevarse, lo destrozaban. Y seguía sus andanzas por otros parajes, siempre haciendo lo mismo.

Durante varios días el grueso de llaneros anduvo por la sabana en persecución de Isidoro y de sus guahibos. Los caminos del llano son complicados y hay muchos que no llevan a ninguna parte. Por ellos anduvieron sin resultado. Iban a regresar, seguros de que el indio andaba por sitios muy lejanos, cuando vino lo inesperado. Los grandes perros se agitaron y corrieron hasta las orillas del Pauto.

Estaba allí Isidoro, agazapado, escondido. Sabía que lo perseguían y como último remedio había optado por esconderse. No había con el mas indios, y el estaba solo con su escopeta, su garrote y su cuchillo. Quiso pasar el rio a nado, pero certeros disparos lo atajaron cuando emprendía la carrera por la playa.

Tendido sobre la arena quedó, lleno de sangre, con los brazos extendidos, y con los ojos abiertos. La boca contraída en un gesto de rabia. Sus indios no volvieron a aparecer, y la Navidad aquel año, fue celebrada en la Trinidad con extraordinaria pompa.

Esta vez estaban libres de la pesadilla los hab

jueves, 11 de abril de 2024

RECUERDOS LLANEROS.




RECUERDOS LLANEROS.

Otra magnifica anecdota escrita por el Cap. HUMBERTO LEON R. insigne piloto ex-Avianca retirado por edad, quien vivio la epoca de oro de estas emblematicas aeronaves. Dejo plasmadas sus vivencias de toda su vida como piloto al mando de la mayoria de equipos de Avianca desde el DC-3 hasta el Jumbo 747, en una bitacora titulada "DETRAS DE LAS HELICES" que publicaba en la pagina de aviacion virtual www.solaris.com.

Investigacion, Recopilacion, Redaccion y Publicacion: Walter Adelmo Castillo Blanco.

RECUERDOS LLANEROS.
Por el Cap. Humberto Leon Ruiz.

Por el año de 1960 fui trasladado como Copiloto de DC-3 al Llano. Vivía en Bogotá, pero debía viajar a Villavicencio donde estaba, realmente mi base de trabajo. La operación en los llanos orientales era una operación sui géneris: no había radiofaros, las pistas no estaban pavimentadas, no existía un control adecuado de las mismas, la única ayuda para el piloto era una mangaveleta colocada en alguna cabecera y casi siempre era necesario realizar un sobrepaso para espantar el ganado, que pastaba a sus anchas, antes de aterrizar. Cuando entraba el invierno el panorama cambiaba radicalmente: había que aterrizar a 55 kts, (80 kts era la velocidad normal de aterrizaje en el DC 3) y así se lograba un aterrizaje corto, pues los frenos no surtían ningún efecto en las pistas encharcadas. Los hormigueros hacían su aparición y eran tan poco visibles que no era raro que taxeando el avión, de pronto, se enterrara completamente.

Había que ver esto para creer. El pasajero llanero, también era muy singular, ayudaba a sacar el avión del barro cuando esto ocurría y jamás protestaba por nada. La maniobra llamada el "caballito" era muy común y consistía en que inmediatamente después del aterrizaje, cuando se veía la inefectividad de los frenos, el capitán desaseguraba el latche del patín de cola, y aplicando full potencia en el motor escogido y toda la cabrilla hacia el lado de este motor, el pedal correspondiente hundido hasta el fondo, el avión realizaba un completo viraje de 180 grados y quedaba con la naríz enfrentada hacia el lado contrario y en muchas oportunidades era necesario aplicar potencia en ambos motores después de esta maniobra pues el avión, prácticamente quedaba avanzando en reverso.


Parece increíble pero este procedimiento, que se sale de todos los parámetros normales y lógicos de operación se instituyó como una maniobra más de operación en condiciones de pista inundada.



Todas esas dificultades se obviaban si se tenía en cuenta el paisaje que se presentaba ante los ojos en esa operación llanera. Los atardeceres más hermosos y los amaneceres más plácidos jamás podrían tener un escenario más preciso. Las noches de luna que disfruté recostado en una hamaca al pernoctar en algún sitio inhóspito hacían reflexionar sobre la majestad del universo y la fortuna de poder disfrutarlo. Los riachuelos y caños aparentemente cambiaban de color en el día varias veces por efecto del sol y la cantidad de pájaros exóticos adornaban este panorama dándole más vida y realidad a esa belleza inefable.
Pero mi relato no va ahí, pues deseo narrarles otra de mis experiencias y ésta es de esa época y de copiloto casi nuevo trasladado a esa base con esa clase de operación.

Un buen día, salí a realizar uno de esos interminables vuelos. La ruta era: Villavicencio, Upia, Monterrey, Tauramenta, Agua azul, Nunchía, Tablón de Támara, Paz de Ariporo, Tame, etc, etc, y regreso a Villavicencio por la misma ruta. Eran pues muchos decolajes y aterrizajes en un mismo día.
A nuestra llegada a Villavicencio, terminada nuestra jornada de trabajo, solíamos reunirnos con la otra tripulación, pues eran dos aviones los de la base (uno realizaba el vuelo del norte y otro el del sur) para cenar y departir amenamente.
Ese vuelo en mención me toco realizarlo con el capitán jefe de pilotos, cuyo nombre omito por ética profesional... Estábamos, pues, reunidos: mi capitán, el capitán del otro avión (instructor) y el otro copiloto. De pronto, mi capitán, ya con uno que otro aguardiente entre pecho y espalda, irrumpió diciendo, en forma por demás despectiva , que los copiloticos citadinos y nuevos como yo le teníamos "mucho temor y casi miedo al ver volar los aviones a poca velocidad" y contó que ese día me había dado el aterrizaje en Aguazul y había entrado a la pista a 80 Kts, que esa era una demostración palpable del temor y casi miedo a ver volar el avión a poca velocidad. En ese instante me sentí el peor de los aviadores y a mis escasos 19 años no me pude contener y las lágrimas hicieron su aparición. Eran lágrimas de sentimiento, de rabia, de sentirme herido y quizá, de desconsuelo al verme humillado por este "viejo lobo del aire."

El otro capitán saltó en mi defensa y diciéndole que no estaba de acuerdo con él, pues era verano y la velocidad empleada por mi era correcta, volví en mí y lleno de valor manifesté que no veía la razón por la cual se me tildara de miedoso, por no aterrizar a 55 Kts , velocidad que el "gran jefe" argumentaba haber sido la correcta.
Jamás se me olvidará: ni esta acusación, ni la defensa que el otro comandante hizo de mí aquella "nefasta noche ".

Pasaron los días y los años, casi siete. Terminé mi "carrera interminable" de copiloto, me calificaron de Comandante de DC 3 y, al poco tiempo, de Instructor del equipo. Mi gran jefe continuaba volando de Capitán de DC 3 y para su incomodidad y poca suerte, quizá, fue asignado por la división de Entrenamiento para un chequeo semestral conmigo, como su instructor, procedimiento que todos los aviadores deben efectuar semestralmente.



Así pues, se leía en la programación: Instructor Cap. Humberto Léon. Alumno Cap. " gran jefe".
El programador de Entrenamiento me preguntó a qué horas debía citar al gran jefe para el brieffing dada su condición de jefe de pilotos. Respondí que a la misma hora y con la misma anticipación con que se citaba a cualquier piloto en estos casos. En ese momento no era el jefe; era otro alumno más y yo era su instructor.
Llegó la hora fijada: En el salón de brieffing nos saludamos muy cordialmente, terminamos las recomendaciones correspondientes. Ordené el tanqueo del Avión, firme los papeles de peso y balance y nos dirigimos al DC 3 que en esa época estaba marcado con un gran letrero en el fuselaje que decía "Entrenamiento".

Decolamos hacia la zona de Ambalema, que era la escogida para realizar trabajo de aire.

Dentro de las múltiples maniobras del Trabajo de Aire existía una que se llamaba "vuelo lento": consistía en que a una altura determinada, se debían efectuar virajes de 30 grados de banqueo a uno y otro lado manteniendo 78 Kts exactos de velocidad y sin perder ni un solo pie de altura. No era fácil , de verdad, pues debido al banqueo, mantener 78 kts era bastante complicado. Casi todos los pilotos tendían a aumentar la velocidad pues a 78 kts. con ese banqueo y manteniendo la altura el avión estaba en la antesala de la pérdida.

Pues bien, mi apreciado gran jefe al intentar realizar la mencionada maniobra se sobrecontrolaba, perdía altura, al ver caer la velocidad aplicaba bruscamente la potencia y por ende la velocidad aumentaba, es decir, no pudo lograr mantener estas condiciones en su maniobra y confesó después de varios intentos su dificultad para mantener esa escasa velocidad. Fue entonces y solo entonces cuando con voz comprensiva y mirándolo a los ojos le dije: Realmente, capitán existe mucho temor y casi miedo, no solo en los copilotos citadinos y nuevos, en casi todos los pilotos, antiguos como usted, al ver volar los aviones con poca velocidad.
Gajes del oficio....

H.León R.

LA VIOLENCIA EN CASANARE - 76 AÑOS DEL BOGOTAZO. Abril 9 de 1948.



76 AÑOS DEL BOGOTAZO.

LA VIOLENCIA EN CASANARE
Nueve de abril de 1948, ¡fecha aciaga!
Por: Alberto Martínez Delgado.
Ese día a la una de la tarde, Casanare como todo el territorio nacional se estremeció desde las profundidades al oír la noticia de que acababa de caer en plena carrera séptima en Bogotá, mortalmente herido por las balas asesinas, el líder nacional Jorge Eliecer Gaitán.
Enseguida se oyó la noticia del deceso en la Clínica Central.
Vino entonces lógicamente el desorden, la venganza, y Bogotá se convirtió en pocas horas en una tea en llamas; en varias ciudades del país sucedía lo mismo, las turbas enardecidas reclamaban venganza por la muerte del líder.
Ese día empezó la violencia política en Casanare, como en el resto del país. Casanare se levantó en pie de fuerza, se alistó para la contienda y paulatinamente, a pesar del entendimiento que hubo con el gobierno, se fue gestando en el Llano una resistencia oculta previniendo la persecución que se avecinaba.
A fines de 1949 la violencia en Casanare se había extendido como las aguas de un río crecido que se salen del cauce hasta el rincón más apartado. Veredas, inspecciones, corregimientos, caseríos, fueron incendiados por los que apodaban Chulavos, y el pueblo Casanareño seguía confiando en su ejército de Colombia, pues contra él no había represalias; las guerrillas que ya se habían formado esquivaban su encuentro. El enemigo era la Policía.

Para mediados de 1952, la vida era inaguantable en todo Casanare; ya para entonces había una lucha armada contra Policía y Ejército porque éste se volvió beligerante y convenció a muchos llaneros a formar antiguerrillas. Estas se sumaron a las fuerzas del gobierno con el fin de pacificar los Llanos. Pero esta modalidad fue un fracaso; la guerrilla o chusma, como la llamaban aumentaba día a día.
En ese estado de cosas no hubo delito que no se cometiera de parte y parte; Casanare era un infierno verde salpicado de rojo, de la sangre de tantas víctimas. Entre los pueblos de Casanare que quedaron borrados del mapa por incendio en esa contienda se cuentan: Moreno, Manare, Trinidad, Tauramena, Maní, Sabanalarga, fuera de muchos caseríos y otros en Arauca y Meta, que también son Llanos.


Muchos dueños de hatos habían auspiciado la revolución y habían instado a sus trabajadores a entrar en la revuelta, pero al ver que el Gobierno tomaba represalias y privaba de libertad a innumerables personas sospechosas por su color político, estos feudales caballeros traicionaron y vendieron su convicción política y se plegaron a las fuerzas del gobierno. Entonces las cosas tomaron otro rumbo; los trabajadores, viéndose traicionados, la emprendieron contra los hatos de sus amos, y así se fue organizando el abigeato, pues los ganados robados eran llevados a la vecina república de Venezuela unos, y otros los sacaban a sabanas lejanas con el fin de fundarse en otras regiones. Por eso al final de la contienda hubo muchos que resultaron ricos después de no haber tenido nada.
Todo el mundo clamaba por un golpe de estado, y este no se dejó esperar. El 13 de junio de 1953, el general Gustavo Rojas Pinilla despojó del poder al titular de la presidencia, doctor Laureano Gómez; y con la célebre frase de “No más sangre, no más depredaciones a nombre de ningún partido político”, acabó con esa violencia que tantas secuelas dejó en nuestro glorioso y martirizado Casanare.
Ya pacificada la región el gobierno con su estilo del nuevo orden envió a Casanare la empresa Constructora MOFIO, y esta recomenzó la edificación de obras públicas en casi todos los pueblos, de escuelas como también puestos de salud. Casanare entonces empezó una nueva vida; a las gentes por medio de la Caja Agraria se les facilitaron créditos personales, lo que se llamó de reconstrucción ganadera y agrícola.


El primer Prefecto Judicial y Administrativo de Casanare en esa nueva era de post violencia, fue el distinguido coronel (r) Eduardo Ramón Bazurto, caballero que con eficaz acierto, transparencia y un elevado sentido del deber, le dio a la región un gran impulso en todas las ramas administrativas, así como vías y educación, pero sobre todo en la moralización y organización de las diferentes dependencias en que se halla dividida la administración. Su paso por la Prefectura dejó una estela imborrable de pulcritud que aún mantiene latente en todo el pueblo de Casanare. Fue una lástima que el gobierno lo hubiera retirado de este cargo.
Para seguir ese derrotero marcado con líneas claras, recibió nombramiento en su reemplazo otro distinguido oficial en retiro, el mayor Manuel Garrido Villate, quien como su antecesor también se preocupó por la buena marcha de la Prefectura y su administración también resultó muy benéfica y laboriosa para Casanare.
Es entonces cuando, al formarse la Rural en Casanare, el coronel Román Bazurto pasó de prefecto a dirigir y organizar la nueva institución. Allí desarrolló igualmente una gran labor, pues por esa época se extendía como un reguero de pólvora el abigeato. Así que este señor fue el enemigo número uno de ese delito, y lo persiguió de manera incansable y eficaz hasta lograr erradicarlo varios años después. En homenaje a sus merecimientos, la escuela de preparación de Rurales del DAS en Aguazul lleva su nombre.
Fotografías: señalcolombia.com - printeres.com
* Tomado de: Casanare y su historia, pag 95,96,97,98.
Alberto Martínez Delgado. 1990.

AVIACIÓN EN LOS LLANOS DE CASANARE AÑOS 30.





AVIACIÓN EN LOS LLANOS DE CASANARE AÑOS 30.
Un grupo de llaneros en frente del Ford Trimotor "Leticia" en algún lugar del llano, posiblemente en Casanare. Fotografia tomada en 1937 o 1938. Albúm del piloto Fritz Herzhauser, a través de Sven Hoch del grupo SCADTA. Foto 1.
La dama antioqueña Martha Arango y el capitan de la SCADTA Hans Hoffmann frente a un trimotor Ford con el que fundaron la primera empresa de aviación en la Orinoquía colombiana en sociedad con el aviador Fritz Herzhauser. Casanare 1939. Fotografia, Alvaro Moreno Hoffmann, a través del grupo SCADTA. Foto 2.


Esta primera empresa de aviación se llamo ARCO (Aerovías ramales de Colombia). El Trimotor FORD que se aprecia en la foto bautizado “Bolívar” con matricula C-204, adquirido a la South American Gulf Oil Company, se incorporo a su nueva empresa de aviación ARCO en 1940, la cual tuvo base operacional en la ciudad de Villavicencio, con la que inicialmente se dedicó a explorar la región de los Llanos Orientales. Con estos aviones, el Capitán Hoffmann logró establecer una red de servicios a las comunidades al oriente de Villavicencio hasta las mas lejanas poblaciones fronterizas de Arauca y Puerto Carreño, en la frontera con Venezuela. El Capitan Hans Hoffman dejo un legado como uno de los verdaderos pioneros en los anales de la aviación civil y comercial de Colombia.
(Tomado de volavi.co - aerovias ramales de colombia arco).

1937 BAZAR SOGAMOSEÑO CON CARNE A LA LLANERA



1937 BAZAR SOGAMOSEÑO CON CARNE A LA LLANERA

Sogamoso histórico (Facebook).

La influencia cultural y culinaria de la región llanera perdura en la mesa de Sogamoso.
En esta foto antigua, nos transportamos a una época donde el intercambio ganadero entre los llanos del actual Casanare y este próspero municipio era el motor de una conexión que trascendía lo comercial para impregnar nuestra gastronomía con sabores únicos.
Durante la época colonial y el inicio del siglo XX, Sogamoso se convertía en un punto de encuentro crucial para el intercambio de ganado, proveniente de los llanos, con destino a las grandes capitales colombianas, especialmente rumbo a Bogotá. Este flujo comercial trajo consigo un intercambio cultural significativo, especialmente en el ámbito culinario.
Fue así como la carne a la llanera o carne asada se convirtió en uno de nuestros platos típicos más apreciados. Los cocineros más expertos en preparar esta delicia provenían de las mismas tierras llaneras, trayendo consigo siglos de tradición y maestría en el arte de asar la carne.
Cada bocado nos conecta con esa rica historia de intercambio cultural y nos recuerda cómo la mesa es un reflejo vivo de nuestras raíces compartidas. Hoy, al contemplar esta imagen atemporal, celebramos la herencia gastronómica que une dos regiones distantes en una sola experiencia culinaria.

jueves, 4 de abril de 2024

LOS LLANOS RESISTENTES, CORRIDOS LIBERTARIOS. (Video)

Los Llanos Resistentes

Corridos libertarios, documental Web, cantar para no olvidad.

Accionar Laboratorio (Facebook).

Autor: Se le atribuye a Pedro Bocanegra y Guadalupe Salcedo Unda.
Intérprete: Gregorio Florez "Cholagogue"
Las luchas armadas siempre han tenido su musicalidad y cantos de afirmación, para La Revolución del Llano esta musicalidad se dio a través de una manifestación con profunda pertenencia popular. Los golpes recios y la narrativa emocionante son características del territorio llanero, y se ajustaron perfectamente a canciones de guerra y sobre la guerra, dando origen a los corridos sobre La Revolución del Llano.

LA RADIO, VOCES Y SONIDOS QUE NO PASAN DE MODA.




LA RADIO, VOCES Y SONIDOS QUE NO PASAN DE MODA.

Por: Walter Adelmo Castillo Blanco.

Todos hemos escuchado radio al menos una vez en la vida. Todos hemos llegado a tener en nuestros hogares una radio. Todos, en algún episodio de nuestra existencia, a través de la radio hemos escuchado algo que nos impactó y puso a prueba nuestras emociones. La radio siempre ha estado ahí, presente, en nuestros sentidos.
Desde su invento hasta nuestros días, la radio ha contribuido al desarrollo de la humanidad. Ha sido útil en emergencias, fuente de entretenimiento, medio de información noticiosa y herramienta educativa. Sin duda alguna, la radio ha sido testigo y protagonista de la historia local, nacional y mundial.

Casanare no fue ajeno al acceso temprano a la era de las comunicaciones, tanto el telégrafo como la radio, desde principios y mediados del siglo pasado, los cuales fueron introducidos el primero hacia 1906, y la radio hacia los años 30 o 40.
Se tiene conocimiento que el primer aparato de radio que existio en Támara, fue llevado por la curia. A través de este se supo al instante la noticia del asesinato de Jorge Eliecer Gaitan, el 9 de abril de 1948. Difundida la noticia las alumnas del Colegio de la Presentación y los alumnos del Seminario fueron llevados a misa de acción de gracias.


En la sabana Casanareña y pueblos, a principios de los años sesenta pese a mi corta edad, alcanzo a recordar que se captaba con muy buena señal las siguientes emisoras: Radio Santafe, Caracol, RCN, Todelar, la Voz de la Victor, la Radiodifusora Nacional, Emisora Atalaya, Radio Sutatenza, Armonias Zipaquireñas, la Voz del llano, la Voz de los Centauros, la Voz del Tolima, entre otras de Colombia. Y de Venezuela captabamos: Ecos del Torbe, Radio Tachira y Radio Rumbo y las internacionales: Radio Trans Mundial, la Voz de las Antillas, Radio Habana Cuba, la Voz de Alemania y Radio Francia internacional.
La radio Santafe y la Voz del Llano siempre prestaron el servicio de "radio servicio" o mensajeria al pueblo Colombiano y al llano, sobre todo al campesino. A falta de telefonía o telegrama, a través de estas emisoras se daban avisos variados, por ejemplo el viaje de un parroquiano solicitando se le sacara a tal sitio, un caballo aperado y una mula con angarillas para la carga. El aviso sobre el fallecimiento de un familiar, la llegada de una avioneta a la pista de una finca, etc.

En la finca donde nací y me crié en las sabanas de Pore, nunca falto un Radio. Mis padres llevaron el primero a nuestra vereda, un PHILIPS punto azul similar al de la foto de esta publicación, radio a tubos, cuando aun no había salido el transistor. En la época de verano en noches de luna clara los vecinos acudian a oír Radio y tomar tinto hasta las diez de la noche. Era toda una novedad. Los domingos en especial, el programa "la hora de los novios" por Radio Santafe. De mis padres herede la afición a la Radio, toda la vida e dormido con un Radio debajo de la almohada. Vivir para contarla......

TROCHANDO VIVENCIAS, LA TAPA.



TROCHANDO VIVENCIAS,
LA TAPA.

Por: Puro Yopo Javier Rivera (Facebook).

Después de tanta polvareda que levanta el brisote en paraderos y caminos sabaneros y humareda del candelazo en los pajonales, pasan las rumazones y comienza a caer las primeras aguas, avisando que ya el invierno está por llegar.
Me acordé de las tapas que hacíamos a mediados de octubre con los últimos aguaceros en bajos y cañadas, para aguantar agua durante todo el verano como bebederos para el ganado, bestias, chigüiros y cuánto animal en la sabana.
La práctica ancestral de los llaneros de hacer tapas para la falta de agua durante el verano, el Gobierno está demorado en implementarla nuevamente y que con un poco de reingeniería mitigaría el estrés hídrico en la llanura.
Voy a describir lo que hacíamos en el hato Brasilia del Mayor Garrido, en el caso la Guamalosa (donde mi padre era el encargado, administrador, cuando se trabaja al tercio)
Se buscaba lo más angosto, alto y hondo, se enterraba estacones cortados de los más palos más cerca así fueran verdes, en dos hiladas dejándolas un metro de ancho, estos palos iban separados a lo largo, casi de a dos metros, por dentro con guafa esterillada se hacían las dos paredes, se le metía carrizo entre las rendijas para que no saliera la tierra con que se rellenaba.
Se maniaba por la cabeza los estacones para que no se abrieran, con bejuco murciélago que se usa también para empalmar y bien largo que si son.
Se rellenaba con tierra de un hueco que se hacía al lado y se iba apisonando por capas hasta sobrepasar el nivel del terreno natural.



Mi relato viene a qué apenas empieza a llover, pa’ semana santa, los llaneros con una vara con punta, jurgaban y se descocorotaban por la parte de atrás de la tapa, de tal forma que el agua empieza a filtrarse hasta quedar desocupada.
Eso sí era paseo para uno de chino, ya la tapa seca la cantidad de pescado que se cogía, tocaba llevar mula con angarillas para cargarlo por costaladas.
Se cogía curito, galapaga, coporo, bagre, yaques, guabina, chubanos, caribes, palometas, cuchillos, cajaros, payaras, pavones, barbillas, toritos, pejesapos, ronchos hasta alcaldes, tartaguitas y una que otra baba o temblador.
Tiempos idos en mi llano que no volverán; no se tumbaban las matas de monte a las orillas de los caños, ni acababan con los surales, cuando no se sembraba arroz ni palma, ni mucho menos se envenenaban las aguas y comida era lo que sobraba.
DEFENDER EL AGUA ,ES DEFENDER LA VIDA.

LA TELEGRAFIA (Video)


Recordando mis inicios en TELECOM donde labore siendo todavía un niño. El segundo señor que sale en el vídeo, un Casanareño oriundo de San Luis de Palenque, en su época de radioperador en el Murillo Toro, central de operaciones de Telecom, hoy felizmente pensionado.

La llegada del telégrafo a Colombia permitió acortar distancias y enviar mensajes de manera más rápida y certera

El primer invento que revolucionó las comunicaciones a distancia fue el telégrafo. Inventado por Samuel F. B. Morse en 1837, llegó a Panamá en 1855 y al resto de Colombia en 1865. Este aparato mejoró las comunicaciones del sistema férreo y a la postre ayudó en la llegada de los servicios radiotelegráficos, radiotelefónicos y telefónicos, que nos han permitido mantenernos conectados.

Video: Señal memoria.