jueves, 6 de agosto de 2020

RECUERDOS DE INFANCIA, Mi primer vuelo.

Imagen de un BEAVER DHC-2, HK-188 de AEROTAXI de la época. De pronto este pudo ser el que me salvó la vida. Fotografía, Créditos a su  autor.


"RECUERDOS DE INFANCIA, MI PRIMER VUELO A BORDO DE UN BEAVER DE AVIANCA".

Por: Walter Adelmo Castillo Blanco.

AEROTAXI S.A, filial de Avianca introdujo a Colombia 29 aeronaves "The Haviland Canada BEAVER DHC-2" a partir de el año (1.951), que se les conoció como "Los Beaver de Avianca". Estos pequeños monomotores de fabricación canadiense eran los más idóneos de todos los modelos en el mercado y había sido diseñado a finales de la Segunda Guerra para el transporte logístico militar o un total de 7 pasajeros y pequeñas cantidades de encomiendas y correo. En ese entonces se les conocía como los “Jeep del Aire” por su fortaleza y versatilidad para operar en las pistas mas rudimentarias, en ambientes climáticos extremos.

Para 1958 se contaba con bases operacionales en Medellín, Barranquilla, Bucaramanga, Villavicencio, Cúcuta, Montería, Cartagena y El Banco. La idea era que a través de estas ocho bases los pasajeros podían conectar con la red troncal de AVIANCA. Desde estas bases se volaba a casi 250 comunidades donde se habían adecuado pistas de aterrizaje a lo largo y ancho del territorio nacional. En cada base se mantenían permanentemente entre dos a cinco aviones para cumplir con los vuelos regulares y los vuelos especiales que se presentaran. El mantenimiento técnico de los aviones se efectuaba en los talleres de AVIANCA en Soledad y en Techo.(Fuente Wikipedia y Aviacol.net).

En mi mente guardo intacta la imagen de estos aviones ya que fue en uno de ellos que tuve mi primera experiencia de vuelo como pasajero a la edad de siete años, por alla por el año de (1.963), que a la postre me salvo la vida al ser trasladado a bordo de una aeronave de estas desde mi pueblo San Luis de Palenque (Casanare) a Villavicencio, a donde me lograron llevar en busca de asistencia medica especilizada que requería con urgencia, por el accidente que había sufrido en la vereda donde vivíamos, al ser pateado en plena cara por un burro, el cual me fracturo la mandíbula, me partió el labio inferior y la perdida de casi todos los dientes (en la cara conservo la cicatriz de recuerdo).....

Gracias a un ejemplar de estos y a la amabilidad de el piloto que comandaba esta aeronave la cual cruzaba sobre el poblado a una altura considerable, después de hacerle señas con un espejo (así se enviaba desde tierra la señal a los pilotos avisándoles que se requería con urgencia de su servicio), dio vuelta, descendió y aterrizo en el campo de aterrizaje que estaba ubicado en los predios que hoy ocupa la manga de coleo, para recogernos y llevarnos hasta Villavicencio, en un vuelo bastante accidentado vale la pena recordar, ya que la puerta quedo entreabierta, desajustada y al encontrarnos en camino con un torrencial aguacero, las ráfagas de agua entraban al avión.

Para ello tres pasajeros hombres recuerdo aterrizaron guindados a la manija de la puerta, en Apiay donde fue posible felizmente aterrizar, después de haberlo intentado en Vanguardia donde la pista estaba totalmente inundada. Recuerdos de niñez, que para mi fue la partida de la obseción por los aviones a los cuales he guardado admiración y respeto y llegue hacer mis pinitos intentando infructuosamente adelantar mi curso de pilotaje, truncado por motivos económicos.


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