Imagen de un BEAVER DHC-2, HK-188 de AEROTAXI de la época. De pronto este pudo ser el que me salvó la vida. Fotografía, Créditos a su autor. |
"RECUERDOS
DE INFANCIA, MI PRIMER VUELO A BORDO DE UN BEAVER DE AVIANCA". Por:
Walter Adelmo Castillo Blanco. AEROTAXI S.A, filial de Avianca introdujo a Colombia 29 aeronaves "The Haviland Canada BEAVER DHC-2" a partir de el año
(1.951), que se les conoció como "Los Beaver de Avianca". Estos
pequeños monomotores de fabricación canadiense eran los más idóneos de todos
los modelos en el mercado y había sido diseñado a finales de la Segunda Guerra
para el transporte logístico militar o un total de 7 pasajeros y pequeñas
cantidades de encomiendas y correo. En ese entonces se les conocía como los
“Jeep del Aire” por su fortaleza y versatilidad para operar en las pistas mas
rudimentarias, en ambientes climáticos extremos. Para 1958 se contaba con bases operacionales en Medellín,
Barranquilla, Bucaramanga, Villavicencio, Cúcuta, Montería, Cartagena y El
Banco. La idea era que a través de estas ocho bases los pasajeros podían
conectar con la red troncal de AVIANCA. Desde estas bases se volaba a casi 250 comunidades
donde se habían adecuado pistas de aterrizaje a lo largo y ancho del territorio
nacional. En cada base se mantenían permanentemente entre dos a cinco aviones
para cumplir con los vuelos regulares y los vuelos especiales que se
presentaran. El mantenimiento técnico de los aviones se efectuaba en los
talleres de AVIANCA en Soledad y en Techo.(Fuente Wikipedia y Aviacol.net). En mi mente guardo intacta la imagen de estos aviones ya que
fue en uno de ellos que tuve mi primera experiencia de vuelo como pasajero a la
edad de siete años, por alla por el año de (1.963), que a la postre me salvo la
vida al ser trasladado a bordo de una aeronave de estas desde mi pueblo San
Luis de Palenque (Casanare) a Villavicencio, a donde me lograron llevar en
busca de asistencia medica especilizada que requería con urgencia, por el
accidente que había sufrido en la vereda donde vivíamos, al ser pateado en
plena cara por un burro, el cual me fracturo la mandíbula, me partió el labio
inferior y la perdida de casi todos los dientes (en la cara conservo la
cicatriz de recuerdo)..... Para
ello tres pasajeros hombres recuerdo aterrizaron guindados a la manija de la
puerta, en Apiay donde fue posible felizmente aterrizar, después de haberlo
intentado en Vanguardia donde la pista estaba totalmente inundada. Recuerdos de
niñez, que para mi fue la partida de la obseción por los aviones a los cuales
he guardado admiración y respeto y llegue hacer mis pinitos intentando
infructuosamente adelantar mi curso de pilotaje, truncado por motivos
económicos. |
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