sábado, 8 de agosto de 2020

HISTORIA DE UN SECUESTRO, AEROTACA HK-2760 (16 de Mayo de 1992).


HISTORIA DE UN SECUESTRO

(Adaptación: Jorge Mariano Camacho S.)

Publicado en Facebook: 17 de mayo de 2019.

Es la narración hecha por José Bestene, piloto de aviación, que sufrió los rigores del secuestro hace 27 años, cuando era un “observador” de la empresa Aerotaca, y que ha publicado en su página de twitter. La reproduzco en su totalidad. Las fotos también son de don José Bestene.

Hoy hace 27 años hacia mi primer vuelo de observador para entrar como copiloto a Aerotaca. No esperaba que el comienzo de mi carrera como piloto estuviera tan movida. El vuelo cubriría la ruta Bogotá, Yopal, Tame, Saravena, Bucaramanga y regreso

Diez minutos después de despegar de Yopal, sentí ruido, pensé que unos pasajeros estaban peleando. Al mirar atrás, me apuntaron con una pistola y me cambiaron de silla. Lo mismo hicieron con el piloto, y uno de los secuestradores se sentó en la cabina mientras que la copiloto volaba.

Volamos como 40 min buscando una pista que ellos (la guerrilla) habían hecho para que pudiéramos aterrizar.

Cuando la encontraron, llevaron nuevamente al Capitán adelante y pasaron a la copiloto atrás. La pista era estrecha y corta, pero se logró aterrizar sin daños mayores al avión.

Al bajarnos, nos estaban esperando más terroristas del ELN, a los pasajeros los dejaron ir, menos a 3 militares que iban de civil, desarmados, a su base en Saravena. Nos montaron en un carro y nos llevaron a una pequeña casa donde íbamos a dormir esa noche.

Al día siguiente muy temprano, se llevaron a los 3 militares y nos quedamos nosotros. Esa casa tenía planta eléctrica y en la noche nos sentaron a ver el noticiero cuyo titular fue: “torturados y asesinados los militares del avión de Aerotaca”. Esa noche quedamos mudos...

Al día siguiente uno de los terroristas nos “explicó” que los habían matado porque ellos eran contra-guerrilla y “tocaba”. No se me olvida que uno de ellos siempre tuvo un pequeño cuadro con la foto de su esposa y su hijo. Fue muy fuerte.

Luego nos empezaron a mover a diferentes sitios, algunos eran campamentos improvisados por ellos, otros eran pequeñas casas que le habían quitado a los dueños. Siempre nos cuidaban 10, todos con fusiles. El tiempo iba pasando y no se veía cerca que nos fueran a liberar.

Un par de veces nos sacaron muy rápido de donde estábamos porque el ejército estaba cerca. Se sentía el temor que le tenían, ellos son buenos para emboscadas y ataques cobardes, pero para enfrentarlos no mucho.

La comida era muy variada, arroz con cebolla, al otro día cebolla con arroz.... entre los 10 se turnaban quien cocinaba, pero había uno en especial que cuando le tocaba sabíamos que ese día aguantábamos hambre, cocinaba peor que yo!

A medida que pasan los días había más confianza con algunos, un día me invitaron a jugar fútbol, difícil con botas pantaneras, pero no me importó y por un instante me convertí en una mezcla entre Sergio Ramos y Bedoya, les di patadas hasta que me aburrí.

Mi familia sufrió mucho, ellos recibieron muy poca información y los medios no ayudaban tampoco. Por ejemplo, el ELN había dicho que si movían el avión nos mataban y un día un noticiero dijo que el avión ya lo habían sacado (falso). Se dieron entonces las pruebas de supervivencia: una foto y una grabación.

Twin Oher HK-2760 AEROTACA en Vanguardia. Fotografía, Karl Kramer.

El ELN habla del medio ambiente y de cuidar los recursos pero son poco coherentes. Durante los recorridos vimos varios derrames de petróleo ocasionados por ellos. Un día también vimos un oso palmero, hasta que no lograron bajarlo del árbol y matarlo con un palo no quedaron tranquilos.

Una noche nos dijeron que alistáramos las cosas que al otro día posiblemente nos soltaban. Esa noche fue eterna, no dormimos nada. Finalmente, llegó un carro de un empleado de Aerotaca que nos llevó hasta Saravena. Allí nos esperaba un vuelo chárter para llevarnos a Bogotá.

Después de 28 días secuestrados, cuando llego a Saravena, a la primera persona que veo es a mi Papá que estaba en el vuelo. El abrazo que nos dimos nunca se me va a olvidar! Y por supuesto en Bogotá me esperaba el resto de mi familia, felicidad completa.

Me preguntaban si había tenido el “Síndrome de Estocolmo”, no, para nada; antes, durante y después del secuestro sigo pensando lo mismo, la guerrilla es una plaga que no ha causado sino solo muerte y destrucción en nuestro país y no merecen ningún tipo de indulto.

Tomado de Facebook, cuenta: "Jorge Mario Camacho Sarmiento".

 

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