lunes, 3 de agosto de 2020

EL SOBANDERO.



EL SOBANDERO!.

Por: Alexis Duarte Torres. San Luis de Palenque, Febrero 7 de 2019.

De los llaneros el más faculto siempre será tambien el más vivído, experto, sabio y caballero; quizás se debe nacer con un halo especial para reunir todas estas cualidades juntas como es el caso de Don Eladio Pérez Farfán. Para Doña Saturnina Farfán y Don Tobias Perez una llanera con un Boyacense traer sus hijos al mundo a principios de siglo, más exactamente en los años 20 (1924) donde todo comenzaba para esta parte del país, era aún más difícil e implicaba sobrevivir a merced del destino, la suerte o la capacidad de adaptarse al medio hostíl, inhospito y lejano.

Así llegó Don Eladio Pérez Farfán en un país convulso e inestable políticamente, quien como hijo mayor vió como crecía la familia con la llegada de sus hermanos Susana, Placidia, Concepción, Magdalena, Ursula y Tobias. Una vez creció quiso hacer su propio hogar y para no apartarse mucho de la casa paterna fundó su finca Cantaclaro y allí formó su familia con Ana Deodata Diaz con quien vivió un amor puro y único; capaz de sobrevivir a una luna de miel separada por las circunstancias, la vida y la violencia. Lograron formar diez (10) hijos que han heredado de sus padres la sencillez, nobleza y don de gentes tan propio de los Pérez.

Su amplia descendencia se ha ganado el respeto en gran parte a la figura que encarna don Eladio el "Sobandero" de los llanos del Pauto; y es que entre muchos otros oficios aprendidos como el de ganadero, obrero, ayudante de dentista, parrandero y toma trago de los más buenos; fué el de sobandero el que sobresalió como don divino para beneficio propio y de muchos a quienes salvó de una deformidad, cojera o inutilidad con solo frotar sus manos y sus ungüentos siempre acompañados de una charla picaresca, un anecdota distractor que funcionaba mejor que la anestesia a la hora de poner en su puesto el pie partido o el hombro salido que hacía llorar al estropeado paciente mientras el sobandero más reconocido reía socarronamente mientras degustaba un buen sorbo de aguardiente Cristal, Onix o Llanero.

Hoy a punto de cumplir 96 años don Eladio ya colgó sus habitos de sobandero, atesora sus anecdotas y comparte sus vivencias mientras cuida de su amada Anita quien lo preocupa por su frágil salud y vé como por su casa pasan y pasan hijos, nietos, bisnietos, hermanos, amigos y muchos como yo que nos deleitamos hablando con los ancestros que aún nos quedan pues son tesoros vivos a punto de ser saqueados por el olvido y la fragilidad de la vida. Don Eladio ya dió demasiado y hoy apesar que un "eclipse" cegó uno de sus ojos, ve más que antes y se siente tan vital que no duda en repetir que recordar es el placer de vivir y tal vez la única muestra de estar vivo.

Tomado de la cuenta Facebook: "Alexis DuarteTorres.


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