martes, 31 de mayo de 2022

A VILLAVICENCIO O AL CIELO.....(Video).

A VILLAVICENCIO O AL CIELO...! Documental completo sobre las grandes ganaderías de Arauca a Villavicencio. YouTube: Armando Carrillo Dousdebes.

CRONICAS DE GANADERIAS, DE ARAUCA A VILLAVICENCIO.....


Una pequeña crónica de las grandes ganaderías del siglo pasado, que partían de las sabanas Araucanas hasta llegar a Villavicencio, llevando arreadas hasta dos mil cabezas de ganado, luchando con las inclemencias del tiempo y dificultades del camino de la epoca. "A Villavicencio o al cielo...!", era el dicho de los viejos llaneros al momento de emprender esta travesía.

Por: Fernando Vega.
En 1920 en la región de los llanos, exactamente en lo que denominamos Arauca y Casanare, existieron hatos de alrededor (17.000?) reses, durante el mes de mayo comenzaba el invierno y era tiempo del "trabajo de llano", se reunían al rededor de 40 a 50 trabajadores dependiendo el tamaño del hato, luego del rodeo para reunir el ganado y escogerlo, se llevaba en lotes hacia el corral, de allí transportaban el ganado para ser vendido hacia Villavicencio, de mil quinientas a dos mil reses tranportadas en la infinita sabana.



El encargado del Hato, le daba el dinero al caporal, para que se responsabilizara de llevar sus mejores jinetes en el transito con el ganado durante 35 a 40 días, cuando amanecía, se iniciaba a trabajar a las 2 o 3 de la mañana, con un tinto cerrero, sin azúcar de costumbre. Delante del ganado, iba un jinete que recibe el nombre de cabrestero, guiando la ganadería, aquel cabrestero debía tener pleno conocimiento del trabajo de llano, debía también saber cantar y silbar, para que en las noches de vela, le cantara al ganado y no se asustara ni se estresara y se barajustara, a correr en tan amplia sabana.
Por lado y lado del ganado iba una palizada de gente, al primero le llamaban puntero, y al que iba detrás, traspuntero, era importante porque cada uno tenia un trabajo en especifico y todos debían saber que hacer. Cerca de ellos, iba el caballicero, era una persona encargada de cuidar y asignar los caballos a los vaqueros a lo largo del camino, el caballicero aveces llevaba hasta 4 caballos por jinete, para que descansaran, o cambiarlo en caso de caídas o cornadas.



Para poder sobrevivir, llevaban dos o tres personas que les llamaban los maleteros, eran encargados de llevar el llamado bastimento, que era la comida. En caballos, llevaban mañoco o cazabe, el mañoco era granulado y se sacaba de la yuca brava así como el cazabe, la diferencia es que el mañoco se debe comer remojado y el cazabe es una arepa o pan de yuca.
Estos amasijos, los hacían indígenas, quienes se los vendían al caporal antes de las ganaderías. Cuando no había comida, se mataba una novilla, no vaca ni toro, osea su carne era tierna la cual se asaba, acompañada de guarapo de caña dulce, topocho o yuca. Delante de toda la "tripulación", como le llamaban, iban los chocoteros, eran encargados de conseguir comida y posada para cuando llegasen a poblaciones o caseríos en medio de la planicie, si tenían suerte, conseguían corral, aunque era complicado, ya que al llevar tanto ganado, los animales no estaban plenamente acostumbrados al encierro, porque para la época no se trazaban los lotes con alambre, de modo tal que su carácter era sabanero y mañoso; cuando el ganado se asustaba y se arremolinaba, se abalanzaba contra la talanquera o el tranquero, reventando las guaduas y los palos, derribando por completo los corrales, para salir desbocado hacia el monte.
En esos momentos, los jinetes que trataban de descansar en sus chinchorros tejidos, salían al pique, para encillar o montar a pelo y reunir el ganado, había veces que se dormía encerrando el ganado, en "rodeo" ,osea en circulo y en vela se amanecía cuidando el ganado. Cuando se aproximaban a cruzar un rió crecido, de más de 100 metros como el Pauto, se cruzaba en curiara, pero cuando no eran suficientes se pasaba nadando, todos al agua. En caso de caimán, se echaba una res, aveces enferma, para que no tocara la ganadería.


Antes de llegar a Villevicencio, los vaqueros encontraban guajibiadas escondidos en el monte, que los atacaban muchas veces de forma traicionera, estos peligros sumados a las bestias salvajes, y las estampidas de ganado que mataron vaqueros, fueron las vivencias que debían pasar los llaneros, en el transito entre Arauca y Villavicencio, a su llegada y luego de la venta y el pago, los vaqueros se quedaban en parrandas que los llevaban hasta 8 días tomando, junto con las borracheras se acababa el dinero se dejaba para comprar lo necesario, una muda de ropa, sombrero nuevo, un caucho para los inviernos, y un poco de azufre que se revolvía con sal para dárselo al ganado para que botara los nuches. finalmente los llaneros que fueron ganadiando se devolvían a su casa o a buscar otra ganadería para emprender nuevamente el trajinoso viaje por la sabana ardiente. !A llano cuando era llano¡
Tomado de la cuenta Facebook: Fernando Vega
Fotografias: Google, Créditos a su autor.


 

IGLESIA MORCOTE, Boyaca. Joya arquitectonica patrimonio en ruinas.

 


Aunque MORCOTE pertenece a Boyaca, mas exactamente al municipio de Paya, desde tiempos inmemoriales a estado ligado a Casanare.

"Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo".

Gracias Juan de la Rosa Grimaldos por esta magnifica reseña fotográfica de esta joya arquitectónica de Morcote que sirvió como la iglesia en la reconquista, donde las tropas de Simón Bolívar y Santander recobraron energías para continuar en el ascenso a las frías cumbres boyacenses en la búsqueda del grito de independencia.










El 27 de junio de 1819, el ejercito libertador se desplazó de Morcote a Paya en donde tienen un enfrentamiento con el ejército realista que hacia presencia con el batallón 1 de Numancia al mando del comandante Tolrá. La batalla se lleva a cabo en las Termópilas de Paya en donde los jesuitas habían construido un fuerte de piedra en forma de estrella en 1630.


ENTREVISTA A FILEMON NIÑO (q.e.p.d). "Nace la revolucion Llanera en Monterrey" (Primera parte).

 


NACE LA REVOLUCIÓN LLANERA EN MONTERREY, LOS HERMANOS BAUTISTA LOS CREADORES. CUENTA FILEMÓN NIÑO (q.e.p.d).

Facebook: Nelson Benjamin BarretoVaca.

TROCHANDO VIVENCIAS - OLOR A CORRAL MOJADO.

 


TROCHANDO VIVENCIAS
OLOR A CORRAL MOJADO.

Por: Javier Alfonso Rivera Niño

Las rumazones (nubasones) es como se pone el clima cuando el verano está por acabar, pajonales secos que su sed ya no da más, los molinos de viento en centros de sábana el brisote no moverá, los días son toldados por la calima y un sofoco que hasta en la sombra abochornara, cuando las galapagas a la orilla de los caños salen a desovar.

Con los primeros aguaceros ese inigualable olor a corral mojado (petricor) que con la resolana aparecera. Un llanero sentado en el tranquero a la llegada de agua, con una gratitud le cantara a esa agüita bendita que la naturaleza proveerá.
Ya no se levantara polvo de majada pisada y seca cuando remolinea el ganado en el corral, se harán charcas y barriales en los tranqueros y la sabañonera aparecerá.
Viene el invierno que en las obscuras noches el rayo sobre el rio Meta, en la lejanía se verá, relámpagos apuraitos sobre la sabana reflejaran las palmas solas mecidas por el vendaval, las banquetas quemadas, los bajos y esteros reverdecerán, el ganado comerá con tanta avidez, que algunos se sueltan y morirán, los sapos en concierto y las candelillas alumbrando la noche su fiesta con el fresco de la llanura harán como si otra vida volviera a empezar.

La cebolleta o lirio mayero brotará, con las primeras aguas que por la cañadas secas correrá llegando a los caños donde el pescado se enbarbasca y salta a lo seco de la playa para no volver al charco jamás.
Fiesta que el llanero año tras año vivirá, llegara el barro a los corrales, se trocharan las bestias nuevas y esos sabañones que de noche lo trasnocharan, desde el caballo cogerá cogollo de mastranto que se restregara entre los dedos tallados de los pies descalzos, que en estribos de pala siempre apoyará para tenerse duro de las batidas de la bestias que está comenzando amansar.

HIJOS ILUSTRES DE SOGAMOSO - CORONEL RAFAEL VALDES TAVERA "El Conejo Valdés".

 

Coronel Rafael Valdez Tavera. Fotografía, Créditos, Musemilitarcol.

HIJOS ILUSTRES DE SOGAMOSO.
CORONEL RAFAEL VALDES TAVERA "El Conejo Valdés".
Boyacense de nacimiento, a los cinco años de edad se trasladó con sus padres a Bogotá, donde inició estudios en el Gimnasio Moderno. Tras enfermarse su madre, con su familia se mudó a Estados Unidos, donde él y su hermana Isabel fueron internados en un colegio de Manhattan, del cual regresaron a Bogotá en 1921. Tras completar su bachillerato, desarrollado en al menos cinco instituciones educativas distintas, fue enviado a estudiar en la Universidad de Columbia a estudiar Ingeniería Civil, pero retornando al país titulado como piloto privado en 1931.
Dos años más tarde ingresó a la Escuela Militar, donde se ganó el apodo del "el conejo" y, una vez graduado como subteniente de artillería, fue destinado al sur del país, durante el conflicto fronterizo con Perú, vigente hasta 1933. Al año siguiente fue trasladado a la base aérea de Cali, donde hizo parte del Curso 5 de Pilotaje. Durante su carrera militar se desempeñó como Comandante de la Escuadrilla de Caza y Director Técnico de la Base Escuela de Cali, entre otros.
Vuelos de prueba en P35 sobre Michigan con el Conejo Valdez Tavera, año 1940. Foto del General Alberto Pauwels.
De sus múltiples accidentes aéreos, el más grave fue el ocurrido en 1940 y que le costó la pérdida de su pierna izquierda. Con el grado de coronel, en la etapa cúlmen de su carrera militar, sirvió como piloto presidencial de Eduardo Santos, Alfonso López Pumarejo y Alberto Lleras Camargo, así como de personajes que después ocuparon la presidencia, desde Mariano Ospina Pérez, hasta Virgilio Barco. Valdés también fue uno de los primeros pilotos nacionales en llevar a cabo expediciones a los polos Norte (1959) y Sur (1960), volar en Corea y Vietnam. Valdés falleció el 8 de enero de 1999 a los 88 años de edad.
 
Con motivo de su fallecimiento, el periódico EL TIEMPO le rindio el siguiente homenaje.
EL CONEJO VALDÉS VOLVIÓ AL CIELO.
Por: Redacción EL TIEMPO 22 de enero 1999 , 12:00 a.m.
Son muchos los personajes importantes del mundo de la política, la ciencia, la cultura y otras áreas del conocimiento que, desde el pasado siglo, han venido a Villavicencio en misión profesional, lamentablemente el paso de los años hace que poco a nada se sepa de ellos y que solo se les recuerde, como en el presente caso, por su muerte.

La memoria admirable del octogenario Sebastián Pabón, mi fuente oral de consulta permanente para aspectos de Villavicencio, no puede precisar si fue en 1931 ó 1932 cuando el capitán Rafael Valdés Tavera, conocido nacionalmente como El Conejo Valdés, pionero de la aviación colombiana estuvo en esta ciudad con el propósito de conducir un aeroplano construido por el señor Gabriel Becerra en los patios del Patronato San José, obra que conformaba el conjunto arquitectónico, conocido como la Casa de la Misión Monfortiana, en el marco del parque principal de la capital metense, hoy bancos de la República y Colombia, respectivamente.
El Conejo Valdez. Fotografía, Créditos, Alba Ligia Guevara Melandro.

Agrega mi informante que el motor de aquella nave fue aportado por el sacerdote francés Mauricio Dieres Momplaisir, entonces párroco del pueblo y gran impulsor del desarrollo de la localidad. Madera y lona fueron otros materiales con los que se fabricó el aparato volador.
Con antelación, el aeropuerto fue remolcado desde el que fuera su taller de ensamblaje en el centro del pueblo, hasta los quebrados potreros de la hacienda de El Barzal, en donde se adecuó la pista.
El día convenido para tan importante acontecimiento, los habitantes del pequeño caserío se desplazaron masivamente hasta el otro lado del caño Gramalote para ubicarse en el mejor lugar dentro del improvisado aeródromo y contemplar por primera vez el magno acontecimiento que la tecnología moderna les permitía experimentar.
El conejo Valdés en medio de la mirada expectante de los presentes accionó los comandos del monomotor, el cual luego del carreteo normal decoló alcanzando cierta altura provocando la alegría de los allí reunidos.
Lamentablemente, el jolgorio duró muy poco ya que en pleno vuelo una de las alas del aeroplano se quebró, haciendo que éste se viniera a tierra instantes después de despegar. En el insuceso, el capitán Valdés se lesionó una de sus piernas.
Coronel Rafael El conejo Valdez Tavera, Aida Janeth Gamez, Mayor Justino Mariño, Capitan Maribel Porras, Capitan Mauricio Quijano Rico, Doctor Humberto Plazas Olarte. Fotografía, Creditos, Mauricio Quijano Rico.
Nadie llegó a imaginarse que ese día se inició la era de la aviación en la Orinoquia con tres grandes y simultáneos sucesos: la construcción local de una aeronave a cargo de la misma persona que armó en Villavicencio el primer carro que recorrió sus calles, la presencia del brillante piloto nacional Rafael Valdés Tavera y el primer accidente aéreo de la región.
Como vemos, la experiencia aeronáutica narrada ocurrió hace ya sesenta y ocho años, época en que Villavicencio era un pequeño caserío con pocas cuadras levantadas alrededor de su plaza principal y únicamente comunicado con la capital del país por un incómodo camino de herradura.
Viene el recuerdo esta página de la historia regional debido a la noticia del fallecimiento del pionero de la navegación aérea en el Meta, capitán Rafael Conejo Valdés oriundo de la ciudad Boyacense de Sogamoso, ocurrida en Santa Fe de Bogotá el viernes 8 del presente mes.
Fotografías, Créditos, Gr. Alberto Pauwels, Museomilitarcol, Cap. Mauricio Quijano.


lunes, 30 de mayo de 2022

ES QUE SOGAMOSO VALÍA MUCHA PLATA, HOMBRE

Plaza de la Villa, año 1950. Fotografía, Créditos, Luis Carlos Moreno Sarmiento. Coloreado digital, Walter Castillo. 

ES QUE SOGAMOSO VALÍA MUCHA PLATA, HOMBRE

Qué buen alcalde fue don Rafael Antonio Parrado, durante su gobierno hizo unas fiestas como nunca. Y todo el mundo contento que don Rafael si hizo fiestas este año. Obras no, pero qué fiestononón, fueron unas fiestas en grande, un carnaval .
Por: REDACCIÓN EL TIEMPO
06 de septiembre 1996 , 12:00 a. m.

Así lo recuerda Luis Francisco Barrera Baldión, un auténtico ejemplo del sogamoseño puro, de los pocos que aún quedan, querendón de su ciudad, liberal sin palideces, quien la mayor parte de su existencia ha estado junto a las actividades ganaderas. Gran conocedor de toros y caballos, jinete como pocos. Miembro de una de las familias más queridas de la ciudad. Todo un personaje, respetado y apreciado por sus vecinos, los habitantes de la calle Mochacá, donde precisamente nació la Villa del Sol.
Hoy, a sus 83 años de edad, sigue apegado a los caballos. Distribuye sus quehaceres entre Sogamoso y Aguazul, pero no pasa un solo día sin darse su paseo en una buena cabalgadura, como las que siempre ha tenido, porque en eso es exigente.
Gracias a su clara y fresca memoria y con su magistral capacidad de narrador, revivió para Boyacá 7 días episodios maravillosos de las fiestas del Sogamoso de hace 50 años: De las fiestas reales de Sogamoso -como les decían- no se vuelven a ver nunca, nunca. Yo creo que ni en España hay una cosa igual. Yo he visto la feria de San Fermín, pero las fiestas de Sogamoso eran sin iguales. Acordémonos cuando fue el reinado de la señorita Maruja Arenas. Un mes en fiesta Sogamoso. Un mes, todos los días fiestas, bazares y levante plata, viejo. Eso sí, ella sí levantó plata, harta, harta. Y sacaron dinero para comprar un motor que se requería para poner la luz. En esa época era alcalde don Pablo Spolidore. Recogieron harta plata. 50 mil pesos, y ganó la señorita Maruja. Y compraron el motor, lo instalaron ahí cerquita al río Monquirá, vino una creciente del río y se llevó el motor y nadie supo a dónde fue a dar ese motor (se lo robaron). Vaya búsquelo paula pa bajo, por Belencito, puallá irá rodando (se lo robaron). Nadie supo para dónde cogió ese motor.


Las fiestas las organizaba una junta, era la junta de ferias y fiestas, que la nombraban. Ellos se reunían. Bueno -decían- vamos a levantar fondos para las fiestas de Sogamoso y esa gente recorría todo el comercio. Bueno su contribución, cuál es?, tanto; bueno, el otro. Todo el mundo colaboraba. El comercio colaboraba íntegro. En ese entonces se jugaba al dado. El municipio remataba ese juego. Eso subía a millones de pesos. Venían unos señores de Chiquinquirá, que los llamaban cuatromanos , porque esos eran hábiles. Llegaba el día del remate, que era en los primeros días de julio. Salía allá, a un balcón, un tipo a gritar: hoy el remate de los juegos permitidos por el municipio, por la junta de ferias. A la una, a las dos... va en tanto, el señor da tanto, Elisio Vargas da más, y así, hasta que llegaba la hora de las cinco de la tarde y cerraban el remate. Se le adjudica al señor Pérez de Chiquinquirá, al famoso cuatromanos . Sí señor, los chiquinquireños remataron el juego. Oh, esa gente, apenas le asignaban el remate: brandy, whisky, cerveza pa todo el mundo. Los que estuviéramos por ahí no nos quedábamos sin tomar, todo por cuenta de ellos. Y esa misma noche, en todos los cafés, instalaban una cosa que llamaban el montedao , una cosa muy bonita en los billares: oro, morrocotas se miraban allá amontonadas en una silla, unos cerros de oro pa provocar a la gente, claro; y qué, esos se llevaban toda la plata. Eso duraba un mes. Y de la plata que habían dado por el remate se hacían los gastos de las fiestas. Destinaban esa plata pa la banda, pa la pólvora, pa los globos, pa lo que fuera.
Siempre había reinado. Comenzó por la Flor del Trabajo. Y me acuerdo mucho que salió una carroza muy bonita. Y quién viene de Flor del Trabajo?. Semejantes vagamundos como eran el Maximino Sosa y el Benjamín Peña, de Flor del Trabajo. Mire, la carroza de esos sinvergenzas, la Flor del Trabajo, semejantes vagos como eran. Ah, cositas así.
El reinado de la señorita Maruja si fue muy de primera, mucho, mucho de primera, qué cosa tan linda fue eso. Nadie se estuvo quieto en sus casas. Era todo el mundo por la calle. Qué va a hacer?: a trabajar por la señorita Maruja porque como que le hace falta plata . Y todos a buscar la moneda. Había más candidatas: la señorita Rodríguez, ella también echaba harta plata. El papá, el doctor Luis Angel Rodríguez, soltó la moneda.
El mejor día: el de los obreros En las fiestas se realizaban tres días de corralejas. Eso salía en los programas. Día tal, día tal, día tal; alcaldes de las corridas: fulano, zutano, perencejo. La mejor tarde de toros que había en esa época era la de los obreros, que era todo Sogamoso. El obrerismo íntegro se ponía de vestido bonito y hoy es nuestro día. Por su puesto, desde de las cinco de la mañana, la banda tocando en La Pilita la alborada, que iba a terminar en Las Cruces, recorriendo las calles. Las bandas del Departamento, la de Gámeza y la de aquí. Tres bandas tocando aquí, eso no se había visto nunca, eso fue una belleza. No, no, no, Hum!, yo me acuerdo mucho, que fiestón, que cantidad de gente, eso qué feria de San Fermín. Dígame, 30 toros pa toriar en Sogamoso, en una sola tarde, porque cada ganadero regalaba tres, cinco toros. Vayan por los míos, no cobraban nada. Los ganaderos apartaban de su ganadería, en Casanare, el toro más bravo, ese no lo vendían, ese quebaba apartado. Ese es pa mi tarde . El otro decía: yo tengo dos . Todos felices.
Se ganó las palmas el viejo pecoso, Virgilio Ruiz. El Tigre , fue a Corozal, Casanare, donde los Delgado, y allá había comprado 100 toros. Y un señor, que era su compadre, le dijo: compadre, usted se va a llevar el toro más bravo que tengo yo aquí en el hato, el matacaballos , tenga mucho cuidado . Y cómo es, muéstrelo haber? , preguntó El Tigre . Mírelo, es ese encerado, con unas puntas así. Vamos a estoconarlo , dijo el compadre. No, no, compadre, lo que vale el toro es por las puntas, Pa las fiestas de Sogamoso va ese toro , afirmó Virgilio Ruiz. Pero lo llevará amarrado porque cómo lo lleva?, preguntó el compadre. Bueno, pero lo llevo , sostuvo el pecoso Virgilio.
Entre la gente de los ganaderos que había ahí, uno dijo: don Virgilio, no se asuste, yo se una oración y yo se la rezo al toro y le apuesto que el toro no nos hace nada en todo el camino . Bueno mire a ver , apuntó el ganadero. Sí señor, que le echó la oración y hasta un punto que se llama Guayaque, hasta ahí vino el toro como una dama. Siguió el camino de la cordillera, lo trajo a Sogamoso, a nadie le hizo nada. Lo apartó aquí en la hacienda la Argentina, lo que era de don Alberto Arenas. Ese día, me acuerdo mucho, dijo: yo voy a traer el matacaballos . Hoy ese es mi toro. Un toro encerado, con unas puntas , anunció Virgilio Ruiz.

Cabalgata en Fiestas Julieras, Plaza de la Villa, años cincuenta. Fotografía, Créditos, FOTO TITO.

Sueltan el matacaballos Uyyy!, llegó el toro a la plaza, lo echaron como de tercero. Cuando ya toda la gente estaba tomada y había ánimo en la plaza. Todos los alcaldes con aguardiente entre los zamarros dándole a la gente para que tuvieran valor de entrarle al toro. En el centro de la plaza todos los años quedaba una vara de premio y alrededor de esa vara se amontonaba cantidad de gente a jugar con el toro. Por un lado y por el otro. Eso era una chichonera, yo me acuerdo. Entonces, Virgilio dijo: Carajo!, les voy a echar el matacaballos a ver . Y se fue pal corral y ordenó: échenme ese toro encerado que va ahí . Y sale ese toro, oh Virgen Santísima!, cuando sale semejante culebra de animal. Mire, yo vi jugando, como malabares, a ese toro con la gente. Los sacaba del pie de la vara de premio, los alzaba, hasta que limpió íntegra la vara de premio. Los sacó a todos, unos con los calzones en las corvas, otros decían mire cómo me volvió mi saco, mire ese desgraciado toro cómo me volvió . Vengan, vengan, toman aguardiente, vengan, vengan , invitaban los alcaldes. Bueno, ese toro quedó, respetado por toda la gente, solo ,allá en el centro de la plaza.
Entró un señor, se llamaba Saúl Rosas, en un caballito alazán. Tenía de novia a una señorita Paulina Bolívar. Y la señorita Paulina estaba en el palco, y él por hacer la cosa más elegante, se le pasó al toro por delante y por el hecho de haberle pegado Saúl a los zamarros, fue motivo para que el matacaballos arrancara. Arrancó el toro por la ofensa que le hizo y lo alcanzó y le mató el caballo, el primero de la tarde. El caballo alazán, don Saúl, mire, mire, mire las tripas cómo las lleva. Le sacó las tripas en presencia de todos , era el grito de todos. Salió a la esquina de don Nemesio Isaza, ahí se cayó el caballo. Que lo cosa Julio Ríos; que le cosa qué?, si el caballo está es muerto, hombre. Llévenlo pal humilladero. eso ya qué... lo mató . Por su puesto, ese toro creó terror en la plaza. Los jinetes volvimos a entrar a la plaza y el pecoso Virgilio dijo: Tengan cuidao, porque ese toro es una culebra . Por ahí los que éramos medio guapos seguíamos en la plaza, pero lejos, lejos, porque el toro arranca y en la chichonera de caballos alguno chupa, cómo corremos?.
La segunda víctima de la tarde Bueno entró, un señor que era el relojero del pueblo, José María Hernández, un viejito que arreglaba todos los relojes de Sogamoso, en una yegua mora, linda la yegua. Don José María por allá... por ahí no . El viejo entendió todo lo contrario, se vino por donde estaba el toro. Le arrancó el toro, le metió el cacho por la cincha y levantó la yegua, la tumbó y en lo que la tumbó la clavó y la mató. Ve, no les dije, las gracias del toro. Es una culebra, qué animal. Carajo!, no joda, es mucha vaina, qué toro tan bravo! . Le dije, encerrémoslo! . Qué lo vamos a encerrar, si yo lo traje fue paf las fiestas, déjelo que ese es mío , decía Virgilio Ruiz. Y tome trago, carajo!.
De pronto se escucha un grito, como por allá, del lado del Colegio Sugamuxi. Gritaba todo el mundo, qué pasó allá?, qué paso?, quién viene? , eran las preguntas. El bobo Guillermo Reyes -lo llamaban así-, hijo de don Polo Reyes. Ese señor tenía sangre sogamoseña, eso sí pa qué!, viejo. Se quitaba la ruana y se metía a toriar el toro que se le pusiera en frente y se va a entender con semejante culebra. Y todo el mundo gritó: No, No, cómo lo van a dejar asesinar así!. No, Virgilio, enlacemos el toro. No, no señor, yo lo traje fue pa las fiestas . A la viejo, y nosotros mirando la vaina: con una ruanita chiquita, semejante hombronón como era, que pa levantar una pata tenía que pedirle permiso a la otra pa andar y se le va a semejante culebra que estaba allá en la mitad de la plaza. Hubo un momento -yo me acuerdo mucho- que todo el mundo quedó en silencio. Los palcos, los balcones, nadie hablaba, todos esperaban era el muerto, que el toro lo matara. Pero, el bobo Guillermo lo cita y se le arranca semejante culebro, le pone su ruanita por delante y, run el primero, run el segundo, dos lances. Mire que suerte de ese señor. Y la madre gritando en el otro lado del palco. por Dios, tráiganmelo, tráiganmelo . Y qué, tráiganmelo, déjelo. Un trago, y luego saca el otro pase y hora si no más. Lo tapamos con los caballos entre todos pa que el toro no lo viera y se lo llevamos a la madre. Y pa sacar a semejante hombrote, no, no, si más tienen que desbaratar la cerca pa poderlo sacar. Hizo la fiesta. Cómo sería la cosa tan bonita, que las tres bandas tocaron Alma llanera , en honor de los tres lances que sacó don Guillermo. Qué cosa tan linda, eso fue bello, bello. Yo no había visto un espectáculo igual!.
La suerte de la buena montada Y en seguida viene la buena montada en el toro. Aquí se hacía estilo mejicano, pero mucho mejor. Y se presenta Pacho Tarnelo, que era el hombre jinete de los toros. Un hombre bajito, gordito, manicortico. Se acercó a Virgilio y le dijo: Ala pecoso, me dejas montar el toro? . Este qué va creer, que es alguna burra , respondió el ganadero. Me lo dejas montar?. Amárrelo y yo monto al toro , insistió Tarnelo. La buena montada en el toro era algo lindo. Quién amarra el toro. Nadie, quién se le mete... En una de esas surgió el compadre Eduardo Reina, dijo: yo enlazo el toro . Bueno, venga cajuche , le dijeron. Le dieron whisky. Y como éramos tan amigos le dije: cuerié duro ese caballo, póngalo, pero yo veré, que el toro lo alcanza . Eso si mi compadre, cogió y lo compuso, sacó su rejo, compuso el lazo como lo iba a soltar, cuando de pronto otro sogamoseño surgió. Yo lo segundeo , dijo. Samuel Riveros, un viejo, que murió de ciento y pico de años en Sogamoso. Los dos. Vale, vamos, vamos al toro , dijo Eduardo Reina. Se arrancó mi compadre Eduardo en su caballo y se le viene semejante fiera. Yo no me explico cómo sacó mi compadre ese rejo, que se miro ese lazo tan bonito en el aire, y lo amarró. Jale, jale!. Y cuando el toro ya se comía casi el caballo de mi compadre, le llegó Samuel y lo enlazó y lo tuvo, no le dio campo de que pudiera cornear al caballo. Entre ellos dos se lo enlazaron y se lo llevaron pal sitio de la buena montada. Eso fue motivo de un perronón, perronón (borrachera) de todo el mundo por semejante cosa tan bonita, eso jamás se había visto. El Pacho Tarnelo dijo: me dejas montar el toro con espuelas?. Cargaba unas espuelas largas. Dijo el pecoso Ruiz y este vergajo ... No, déjemelo , pidió Tarnelo. Póngaselas, qué carajo! y si se cae vergajo , ya verá , advirtió Virgilio. Se las puso, carajo!, se arremangó, le cogieron el toro, la cincha, lo compuso como el sabía hacerlo. Van a ver a Tarnelo, y todo el mundo pendiente de Tarnelo. !Uy , se montó Tarnelo en el toro, ese toro bramaba , el toro pedía que lo soltaran, el animalito no se aguantaba ya. Y sueltan semejante culebra con el Tarnelo encima, y con espuelas. Brincaba ese toro, bramaba, y no lo podía tumbar. El toro era buscándole las piernas pa ver como lo bajaba y el Tarnelo antes le metía más duro las espuelas. Un éxito fue eso. Le botaron un rejo allá al Tarnelo. él, desde el caballo, amarró el toro así por encima y se llevaron el toro pal corral. Se bajó. Le dieron el mejor caballo que había en esa plaza, lo montaba don Lisandro Durán. Tarnelo, monte este caballo, recorra el ruedo y recoja plata , le dijo. Eso era por billetes de diez, de cinco, de centavo, todo el mundo. Feliz el viejo. Eso fue un fiestonón. La banda, la música. Todo el mundo feliz.

Que hay otra buena montada?. Otra buena montada, después de Tarnelo, quién?. Que hay una vieja que quiere montar en el toro, que ella monta. Una vieja?, Sí, cual es? La Eva Paipilla, la Eva Paipilla, repetían. Le amarraron uno acomodadito para ella, se lo trajeron. Y cuando las damas del palco oyeron que va a montar una mujer en el toro, todas protestaron: Saquen esa vieja sinverguenza, sáquenla, sáquenla. Cómo la van a sacar?, déjenla!. Claro, las viejas se imaginaron el espectáculo que iba a presentar la Eva Paipilla, el porrazo, la vaina, no?, Déjenla!. Se montó la Eva en el toro. Téngase Evita, carajo! . No le aguantó sino dos brinquitos y como un cohete, cayó allá, entre la arena. Que carajo!, allá cayó en la arena. Todos a alzarla. Ella cargaba un sombrero de jipa y era saludando a la gente. Vieja sinvergenza, qué querés?, le decían desde el palco. Eh, también, no me van dar un trago?. Le dieron trago, pero plata no. Ella había llegado preparada con un pantalón bien amarrado debajo de la falda y no pasó lo que esperaban las damas. Eso fue lindo esa vaina, ah, carajo!.

Especial Cromos historia de Orocué casanare 1986 Mayra Cruz. (Video).



EL PASO DE LAS BARRAS (Fragmento).


[...] El camino sigue por la margen oriental del Río Cravo Sur que desciende del Páramo de Pisba, antes de cruzar el Morro, las puntas de ganado se topaban con el “paso terrible de las Barras ” como señaló Jorge Brisson al cruzar por este camino en 1894:

“El río corre luego entre altas peñas, y su lecho está lleno de rocas, contra las cuales se estrellan espumosas sus aguas verdes. Desde aquí, antes y después de la Quebrada de los Yopos, principian en el camino trozos de vía suspendidos contra la peña y encima del vacío por medio de barras de hierro y palos, cubierto el piso de cascajo y arena; por esa razón se llama esta sección Las Barras”.

Las barras de hierro iban ancladas a la peña, en consecuencia, es un paso bastante angosto y peligroso para las recuas de mulas y para los ganados que al toparse o al cruzar en manada podían caer a los rápidos que crea la roca en el río, los compradores sabían que el ganado no podía llegar completo y durante el trayecto podían morir o perderse, los ganados sufrieron de distintos males.

Los pasos de las Barras se extienden con intervalos en un trayecto de 1,500 metros. Algunos tramos aún se conservan anclados a la roca y constituyen la evidencia material de los procesos tecnológicos desarrollados en la región para optimizar el transporte , también porque el camino tuvo alcance fronterizo, en consecuencia, de gran flujo de móviles.

El paso era bastante conocido en la época (1894), sobre todo por que allí se situaba un peaje para refacción y conservación, de real y medio por bestia, y de cuatro reales por cabeza de ganado; como pasan, por término medio, 7,000 reses anualmente para Sogamoso, 800 para el consumo de Labranzagrande, más los pasajeros, daba por lo menos $3,500 al año esta contribución. Cuando no se empajo el suelo del camino se utilizaron ramas para proteger el casco de los animales, y Eliseo Reclus en 1893 menciona: "en la vía de Labranzagrande hay un trozo enteramente igual al de Hog en el Yatze-Kiang.—V. y V.” – compara un tramo en China con el paso de las Barras.

[...] luego de la "cuchilla de las Barras" – paso complicado para las puntas de ganado y las recuas de mulas - , al pasar el sector del almorzadero - hay un cruce hacía el oriente que sigue el trazo del camino de Marroquín-Nunchía -; el trazo continúa a la orilla del Río Cravo Sur, hasta el sitio de la Cabuya y Guayaque, antiguo paradero de ganados y cruce de caminos, aquel sitio se hallaba en inmediaciones de la hoy poblada ciudad de Yopal.


Fotografía del alemán Horst Martin, viajero y expedicionario de los Llanos Orientales colombianos (1934-1937). 


 

SECUESTRO DEL HK-500 DE LA URRACA “Llanero Libertador”. (Junio 20 de 1969).



SECUESTRO DEL HK-500 DE LA URRACA “El Sesquicentenario”. (Junio 20 de 1969).

Investigación, Recopilación, Redacción y Publicación: Walter Adelmo Castillo Blanco.
Desde el 6 de agosto de 1967, cuando comenzó la ola de secuestros aéreos en Colombia, hasta el 30 de mayo de 1973, cuando fue secuestrado el HK-1274 de Sam, unos 22 aviones fueron desviados de ruta, inclusive se dio el caso de dos de ellos en un mismo día, un total de aproximadamente 1000 Colombianos pudieron de esta forma viajar gratuitamente al exterior, 827 de ellos a la isla comunista.
De ello no escaparon varios llaneros y raizales Casanareños. En anterior publicación había dado a conocer el secuestro del Douglas HK-121 de AVIANCA, mientras decolaba del aeropuerto “La ultima lagrima” de Yopal. Hoy quiero referirme a otro secuestro que sucedió sobre cielos Casanareños de una aeronave de la empresa LA URRACA.
Transcurría el día 20 de Junio de 1969 (un mes antes de que el hombre pisara la luna) un día normal, mientras el Douglas DC-3 con matrícula HK-500 perteneciente a la empresa aérea LA URRACA cumplía con el itinerario del norte que partía de Villavicencio y terminaba en Cucuta, cuando cubría el trayecto Monterrey-Aguazul, fue secuestrado por cuatro piratas aéreos entre ellos una mujer y llevado a CUBA, con 21 pasajeros y 3 tripulantes.
Dicha aeronave insignia de la Empresa LA URRACA, había sido bautizado siete días antes, el 13 de Junio de (1.969) en ceremonia especial en el aeropuerto Vanguardia de Villavicencio, como "Llanero Libertador".
Dos escalas, en Barrancabermeja y Barranquila tuvo que efectuar el HK-500 para llegar finalmente 8 horas después al aeropuerto de Santiago de Cuba hacia las 3:45 de la tarde. Entre las noticias y especulaciones publicadas por los medios escritos y radiales de la época se afirmaba que entre los pasajeros se encontraba presumiblemente el legendario guerrillero “Tirofijo”. El secuestro de este avión se constituyó como el número once llevado a Cuba en los dos últimos años, y el sexto durante lo que iba corrido de 1969.
La tripulación estaba conformada por Capitan Nestor Castro Rueda, Copiloto Luis Ramirez, Auxiliar de vuelo Luis A. Rodriguez. La aeronave regreso a Barranquilla al día siguiente, 21 de Junio hacia las 4:10 de la tarde. Siete pasajeros se quedaron en Cuba entre ellos cuatro adultos y tres niños. Para la época yo contaba con doce años de edad y entre mis recuerdos están los nombres de dos conocidos ganaderos oriundos de Paz de Ariporo que cayeron en este secuestro, los señores Concho Diaz y Tito Livio Tarache. Dicha aeronave era muy conocida por todos ya que la veíamos llegar a nuestro pueblo San Luis de Palenque dos o tres veces por semana cumpliendo su itinerario. Vivir para contarla.....