jueves, 25 de mayo de 2023

LLANO ADENTRO (VIDEO)

LLANO ADENTRO...., audiovisual de incalculable valor histórico grabado por la multinacional SHELL en el año 1958, en el Hato La Trinidad de Arauca, que perteneció por varias generaciones a la familia Estrada en los llanos de Apure, vecino al departamento de Arauca. Aunque no fue grabado en nuestro llano, vale la pena observar y analizar las diferentes costumbre, faenas llaneras, folclóricas y culturales, la cuales hemos compartido los pobladores de los llanos Venezolanos y Colombianos, que prácticamente son las mismas. Solo nos separa el Rio Arauca.

EL CIRCO WILSON HERMANOS

 


Algo más de mis memorias…

EL CIRCO WILSON HERMANOS

Por: Walter Adelmo Castillo Blanco

Transcurría el mes de Enero por allá del año 1967 si la memoria no me falla; hacia mediados del mes la soledad y tranquilidad del pueblo luego de pasadas las fiestas decembrinas y el año nuevo, un ben día fue interrumpida por la llegada al pueblo de un caravana de vehículos compuesta por dos camiones F-8 cargados (los más grandes de la época) y otros dos o tres camionetas y carros más pequeños que venían con un cargamento inusual, los cuales se estacionaron y coparon la desolada cancha de futbol que cubría toda la plaza, hoy parque principal, donde muy pronto empezaron a descargar todos los materiales y la paraferanalia que traían consigo: Un Circo había llegado a la población….!



Para un pueblo pequeño y naciente como este, perdido en la inmensidad de la llanura y conectado con el interior a través del transporte terrestre solo en esta época de verano través de las tochas de la sabana desde Yopal o Villavicencio, era inimaginable que un espectáculo de tal magnitud fuera a llegar un día, del cual tenían sus pobladores referencia que existía, solo a través de las viejas películas mexicanas a blanco y negro, muchas de ellas mudas, que una vez al mes o cuando se podía, proyectaba el Señor Antonio Latriglia en un viejo proyector de cine de 16 milímetros, que reflejaba su imagen sobre una sabana blanca que cubría el viejo tablero, en el unico Salón de clases de la escuela Urbana de Varones, ubicada en el sitio que hoy en día ocupa el palacio municipal. Que emoción…!, un espectáculo diferente acababa de llegar al pueblo.

La noticia se regó como pólvora y los desocupados se aglomeraron desde ese momento a seguir paso a paso el montaje de la gran carpa y a observar los pocos animales que traían para hacer parte del espectáculo circense; entre ellos dos fieras si no estoy mal un viejo león y un tigre, lo mismo que un morrocoy inmenso y un burro viejo, el cual por información de alguno de los trabajadores integrantes del elenco, nos contó a algunos muchachos noveleros de que era “adivino”. Muy pronto nos enteramos del nombre del circo por el aviso gigante que empezaron a colocar: CIRCO WILSON HERMANOS….a alistar plata para la entrada tarea de todos.


En tiempo record fue izada la gran carpa e instalada las graderías en madera, vallas, escenarios, trapecios y demás instalaciones. Así mismo fue adornada la gran carpa con cantidad de vistosos banderines y adornos de colores, e iluminado en su interior y exterior con cientos de bombillas, dándole un toque de fiesta al apacible poblado, energía suministrada por un planta eléctrica grande que traian, quizás más potente que la jadeante "Bolinder" de 25 Kwa que operaba por ese entonces don Olivo Inocencio, herencia del teniente Gamboa para el alumbrado municipal desde la época de la fundación de la localidad, la cual reposa hoy en día a manera de monumento, en el parque principal. Dos cornetas de buena potencia de sonido fueron instaladas en la punta de una larga guadua, por donde se empezó a emitir música y propaganda invitando a la primera función, lo mismo que una camioneta haciendo perifoneo por las calles y repartiendo volantes.


Llegada la noche de inauguración y primera función, la mayoría del pueblo se volcó a la taquilla a comprar su boleta de entrada y en cuestión de minutos las graderías estaban casi copadas. Todo mundo feliz y expectante oyendo los chistes y las ocurrencias de la pareja de payasos que inauguro el acto, de los cuales recuerdo el nombre de uno de ellos: “Charrin” tal vez el más cómico, quien nos contagió con su estilo, el cual tiempo después imitábamos en nuestro colegio en los centros literarios y actos culturales. Acto seguido el show de los gimnastas, acróbatas, contorsionistas, equilibristas, magos, malabaristas, monociclistas, payasos, tragafuegos, ventrílocuos, zanqueros y trapecistas, entre los que se destacaba una hermosa chica de unos 16 años, la cual en su más extremo acto era colgada de una cuerda por la cabellera desde lo más alto de la carpa, ejecutando todo tipo de contorsiones y figuras.



Acto seguido el show de los domadores de fieras y los diferentes animales amaestrados. El público expectante no salían de su asombro de como una fiera como el tigre o el león, podía obedecerle a un humano. Y por último le llego el turno al burro “adivino”. El primer damnificado de los ultrapoderes del presdigitador pulecio fue Don Chucho Sandoval (q.e.p.d) ya que al iniciar su paseíllo alrededor de la primera fila de público guiado por su amaestrador, se plantó frente a Don Chucho lamiéndole casi la cara, y de esa forma identificándolo como “la persona que no llevaba calzoncillos en el recinto”, pregunta que el amaestrador le había formulado al burro. Toda la concurrencia estallo en una sola carcajada y el burro continuo haciendo su trabajo, sin lograr identificar más personas escazas de dicha prenda.

El circo permaneció por espacio de dos semanas en la población, al final de las cuales desarmaron toda su infraestructura, empacaron en sus camiones y siguieron su trasegar por el territorio nacional con rumbo a Aguazul según decían, después de habernos traído algo de esparcimiento y felicidad a nuestra apacible comunidad.


Como uno de muchacho todo lo quiere copiar, de esta experiencia recuerdo la imitación del payaso “Charrin”, la cual la encarno tiempo después de marchado el circo, nuestro compañero Fernando Ballesteros. Por sugerencia del padre Pachito Lucea nos escribió un libreto para ser presentado en un acto cultural del colegio de la presentación, con motivo de la visita a la población del Obispo de Bocas del Toro, Panama, quien un buen día llego a bordo de una avioneta en compañía de Monseñor Arturo Salazar Mejia. Para tal efecto con antelación se preparó una velada en honor a tan ilustres visitantes, entre la que estaba incluido el debut del “Charrin llanero”, a quien le confeccionaron su respectivo traje de payaso con arandelas al cuello, nariz de pin pon, maquillada de la cara con grifin y colorete y unos zapatos talla 60 me imagino.

Para hacerle la segunda fuimos escogidos el suscrito y el amigo Angel Garcia si mal no recuerdo, con trajes menos vistos y cuyo libreto era llevarle la cuerda al personaje principal durante toda su actuación. Entre las ocurrencias de los chistes del mencionado personaje alcanzo a recordar el saludo del payaso a manera de mofa al ilustre Obispo, la cual lo confundió como el Obispo de “las bocas del estómago”, en lugar de Bocas del Toro…..todo esto inventado por el jocoso padre Pachito. La presentación fue todo un éxito y desde ese momento hasta nuestros días nuestro amigo Fernando, es recordado por todos sus contemporáneos como “Charrin”.


Pero así como nos quedaron buenos recuerdos y enseñanzas del circo, también conservo en mi memoria un desafortunado incidente relacionado a esta historia. Marchado el circo, aproximadamente a las dos semanas siguiente se dio inicio a las clases escolares, la actividades del poblado volvieron a su normalidad cotidiana.

Recibiendo nuestra primera clase de educación física del año, precisamente en el mismo sitio donde había estado instalado el circo, alguien se refirió a las acrobacias y números de gimnasia que habíamos presenciado en el circo, entre ellos el arco de fuego que consiste en cruzar un aro del tamaño más o menos de aro o rin de una bicicleta, con varias teas o mecheros encendidos alrededor de su parte interna, el cual lo sujetan entre dos personas, para que el atleta se lance en veloz carrera y lo cruce con su cuerpo horizontalmente, igual que se estuviera lanzando al agua.

El profesor que era nuevo ese año del cual no recuerdo su nombre nos animó que podíamos intentar aprender a ejecutar la mencionada acrobacia, lógico sin candela. Pregunto quién podía conseguir un aro del rin de una bicicleta. Inmediatamente me acorde que donde el tío Aquiles existían unos dos de dichos aros; para la próxima clase me comprometí a traer el mencionado elemento. A escondidas del tío, mi primo Colibri Barragán me paso uno de dichos aros a través de la cerca de guadua que dividía nuestras viviendas.

El día de la clase de educación física llegue orgulloso con mi contribución para el espectáculo. El profesor nos dio las respectiva instrucciones, practicamos la carrera, el lanzamiento y la caída en plancha para no ir a lastimarnos. De sapo me ofrecí para hacer la primera pasada en vivo, con tan mala suerte que cruce tal vez muy veloz el aro y al momento de caer apoye mal el brazo derecho el cual se me doblo por el codo ocasionándome una horrible luxación, o como decían en el campo “se le safó el codo”. De inmediato fui auxiliado por el profesor y los compañeros, algunos de ellos me acompañaron hasta la casa donde llegue llorando la lagrima viva viendo mi brazo totalmente desfigurado.

Para la época tendría más o menos diez u once años de edad, en el pueblo solo existía una enfermera (una señora gorda de la cual no recuerdo su nombre) en el viejo puesto de salud de latas ubicado contiguo a la casa cural, donde lo único que existía tal vez era mertiolate, alcohol, gasa y esparadrapo. Por lo tanto el único recurso a la mano para ese trauma eran los buenos oficios de Don Eladio, el veterano sobandero de Macuco.

El recibimiento de mi señora madre no fue el mejor, por poco me da una pela en la calle frente a mis compañeros. Inmediatamente organizo el viaje hasta donde Don Eladio, por fortuna aun estábamos en verano y el camino era más fácil para llegar hasta su finca de Macuco, donde nos dirigimos a pie y soportando ese dolor tan verraco. Afortunadamente Don Eladio se encontraba en casa y de paso era muy amigo de mi madre pues los años anteriores había estado ejerciendo su labor de profesora en la escuela de dicha vereda. Inmediatamente nos atendió y procedió a realizarme la “torturante soba de un codo”, un verdadero suplicio chino en el momento que me pego el jalonazo para volver la articulación a su sitio, con orinada incluida. Fueron un total de cuatro sobas que tuve que soportar para volver a la normalidad, aunque el codo me quedo un poco “chueco”, y la promesa de jamás volver a intentar a efectuar dicha acrobacia.

Recuerdos, solo recuerdos…..definitivamente todo tiempo pasado fue mejor. Éramos felices y no lo sabíamos. Parodiando a nuestro Nobel de literatura: “Vivir para contarla”……

Imágenes: Google.

Yopal, Abril 18 de 2023.

 

LA LUZ A MONTERREY LA TRAJO FUÉ LA COMUNIDAD JARTANDO CERVEZA.

 "LA LUZ A MONTERREY LA TRAJO FUÉ LA COMUNIDAD JARTANDO CERVEZA".

Luis Vargas Mendoza es un integrante de las familias fundadoras de Monterrey Casanare, desde muy pequeño llevó del arrume y lo regalaron para que no se muriera de hambre. Creció como todo niño de la época trabajando y ayudando a sus padres, fué testigo de la violencia bipartidísta de los 50's. Luis Vargas fué también uno de los líderes que ayudó en la organización de la junta para ayudar a traer la luz, esta es su historia.
" La traída de la luz a Monterrey nació de una jartera que nos pegamos en Aguaclara don Abelito Guevara, Quintiliano Barreto y el ingeniero Efrain Acevedo quien llegó a ser directivo de la empresa de energía de Boyacá. En ese momento Acevedo era el contratista de la instalación de la red 115 desde Chivor hasta Aguaclara y el hombre en medio de la charla nos echo el cuento de que porque no aprovechabamos y la gente ayudara con llevar la luz a Monterrey y ser el primer municipio en Casanare en tenerla. En ese entonces el gerente de la empresa era Orlando Flechas, un godito buena gente. Esa charla la hicimos levantando el codo, echando pola con espermas prendidas, mejor dicho la evidencia perfecta.
Don Abelito Guevara fué un excelente líder, nos ayudó mucho vale la pena recordarlo. Me acuerdo que don Efrain Acevedo nos dijo. Ustedes verán como llevan la luz porque no hay presupuesto, busquen como se 'financean' miren que hacen.


A raíz de esa charla nos vinimos medio borrachos pal' pueblo y nos reunimos con la gente que era poquita, hicimos un cabildo abierto debajo del bambú, pa' no llevar sol. Salieron las monjas, don Gilberto Mora; su papá Benjamín llegó echando cuentos, Gilberto Alfonso, Hernando Roa, Álvaro Rojas y otros que no me acuerdo. En esa reunión salió la idea de cobrar el bono de la cerveza, era un peso por botella. Don Quintiliano Barreto nos dijo que tocaba hacer eso, denos el agua donde nos diera, era que don Quinto Barreto en esa época era el del poder, era chiquitín pero tenía la vaina en el puesto, él nos colaboraba y nosotros también. La junta quedó de la siguiente forma. Presidente Quintiliano Barreto, nosotros se la dejamos porque era el que podía manejar esta coñera. Fiscal o sapo como lo llamaban, ese puesto fué pal' Gilberto Alfonso, el puesto de secretario fué para Efraín Fernández. Pará el puesto de tesorería don Quinto Barreto le echaba ojo rayado a todos porque ese puesto es de cuidado y no sea que se robaran la plata, el hombre me echo el ojo y dijo, el puesto de tesorero es pal' Luis Vargas, el hombre no nos enbolata la plata.



Cuando vino la decisión de cobro del bono, al distribuidor de la cerveza de Villao, no le gustó la vaina. En eso mandaron a un indio el doble de grande de Quintiliano Barreto, todo amedrantador y -toriaó- y dijo que ellos no respondían y que no era obligatorio cobrar el bono. Me acuerdo que el presidente se paro y nosotros también y don Quinto le dijo. A nosotros no nos importa que no nos colaboren, entonces vamos a traer la cerveza de Duitama, allá también venden. El indio ese traía un maletin grande y se lo echo al hombro y voltió la espalda y se largó y que no aceptaba nada. El tipo dió la vuelta por la cuadra y nos contó que yá había hablado con los jefes, nos metió ese cuento, pero que nos tocaba poner un cobrador. La verdad yo no sé cómo hablaría con los jefes si cuando eso no había ní radiotelefono, ni celular, no habia ni mierda. El primer cobrador fué el sapo rebelde, el Wilson Barreto, en el primer riendazo el hombre recogio 300 mil pesos y vimos que eso era bueno.


Para facilitarnos el trabajo don Samuelito Chaparro remato el bono, el hombre se quejaba de las ventas, aveces perdía hasta el apellido, pero siempre nos respondió por la cuota pa' que.
Nosotros lo que haciamos era animar a la gente, les pedíamos plata, me acuerdo que al Genaro Barrera mí compadre, decía que no tenía plata pero compraba hasta 20 cajas de cerveza pa' jartar. Otros que jartaban cerveza y colaboraban eran los Garcia que eran unas tallas pa' jartar y el plomo. Los Buitrago que gastaban harto eran don Héctor y don Walther. Los Parra también, otros peliones. La misma policía que no los llenaba nadie jartando, tocaba gastarles pa' que no jodieran, los otros eran los del Das que llegaban bien remontados y armados, pero la plaga de aquí que eran bien atravezados los sacaban a plomo. En fin nosotros los animabamos a que tomarán cerveza y eso había hasta morracos, se ponía grave la vaina.


A don Samuel Chaparro el rematador, hay que agradecerle, el hombre nos rescató toda esa plata y nos cumplió; nos entregó $11.800.000 pesos.
Nosotros ya viendo plata nos fuimos con Don Quinto Barreto pa' Tunja y compramos 63 kilómetros de cable pa' tres líneas. Por cierto de regreso casi nos ahogamos en el río Túa porque llegamos de noche todos jartos. Resulta que nos habíamos encontrado con don Manuel Roa en Aguaclara y del orgullo de haber comprado el cable nos pusimos a beber; nosotros todo turoletos miramos una playa grande y nos votamos, lo que pasó era que esa coñera estaba lleno de agua, menos mal habían unos indios pescando y por hay nos sacaron. El carro era un Suzuki de tres pistones chiquito.
Don Quinto traía unas varillas pa' soldar y eso con el contacto del agua empezaron a totiar, eso parecían tacos ja ja ja.
Pa' conseguir los postes me acuerdo que Getulio Vargas que era el prefecto de Casanare nos dijo. -No se afanen guevónes que yo les colaboró con los postes-. Después de eso el hombre nos quería cobrar platica y nosotros le hicimos mamola. Ya con los postas buscamos a un señor Gonzalo Bermudez y el hombre por hacernos la línea de Agua Clara-Monterrey, nos cobró $3.500.000. Cuando llegó la luz don Tito Fernández y Antonio García no creían en el proyecto, decían que en tres días ya no había nada, como ellos no eran los que lideraron esto, eran opositores.
El cura Valencia del Centro, salió a bendecir el proyecto y don Quinto Barreto a echar plomo. El comandante del Das era el Álvaro Fula y había prohibido echar plomo, pero que, el Quinto no le hacía caso, no que ese el Álvaro había sido subalterno del Quinto Barreto en la revolución. Recuerdo también que el juez de la época era el doctor Jairo Castillo y el hombre viendo que don Quinto echaba plomo con una 12 le pidió que le dejara disparar y cuando lo hizo, la escopeta lo culatio y lo hizo dar vuelta de campana ja ja ja.
Con la plata también alcanzamos a electrificar los barrios la Patagonia que ahora llaman la Primavera y el barrio Alfonso López, el centro ya tenía red. Como nosotros fuimos los mejores ahorradores la Caja Agraria nos entregó un premio de 500 mil pesos y unas monedas que parecían oro pero eran de cuero, al año esa pija ya estaban negras como la noche".


MÍS HERMANOS SE MURIERON DE HAMBRE, A MÍ ME REGALARON PERO YO ME VOLÉ.
Luis Vargas Mendoza.
"Yo nací en Paez Boyacá pero de un mes y medio mis papas nos trajeron a Hernando y a mí para una finca, la San Joaquín de Monterey en la vereda Tierra Grata. La tiene una viejita de apellido Fula. Apenas llegamos me mandaron bautizar porque por aquí lo mataba a uno la fiebre amarilla, el hambre o la violencia y pa' asegurar que el jara no se muriera y se juera pal infierno, tocaba bautizarlo.
La violencia llegó a nuestra finca y los godos acabaron con nuestros teneres. Sí, porque cuando pasaron se llevaron 30 marranos y 15 vaquitas, nos quemaron el trapiche y se jartaron las gallinas, ese no era un gran capital pero de eso viviamos, había que comer.
Mí papito nos contaba que el cura que los caso en Paez se llamaba Ángel María Cuadros y este desgraciado en el pulpito les decía que el conservador que matara liberales tendría 15 indulgencias.
Imaginese este bandido cura debe estar quemándose en la paila gocha más grande pudriendose en el infierno.
Cuando eso los Bautista don Tulio, Manuel y Pablo empezaron a armarse pa' darles por la porra a los godos y al gobierno por hay pal' lado de la Iguara en Monterrey.
De aquí nos sacaron del aeropuerto de Tauramena pa' Villao, allí vivimos año y medio y aguantamos mucha hambre, como sería que se murieron 2 hermanos de física hambre, Pablo y Trina. Allí hasta donde nos tenían arrimados a la gente campesina, llegaban los ricos y escogían a los chinos como el que escoge un marrano. Ellos miraban más o menos cual tenía alientos o espíritú, pedían que se lo regalaran y se lo llevaban. Entre esos caí yo, les dijeron a mis papas que si me regalaban, y claro me llevó un viejo de Bogotá que tenía una fábrica de zapatos y toda esa coñera. Me pusieron a recoger la basura y las colillas de 10 hombres. Ellos me hicieron un par de zapatos y por primera vez me ponía unos. Apenas me dieron el lado yo me les bole y les llegué a la casa a mis viejos, por el camino vote los hijueputas zapatos. Mis papas me dijeron que si me había devuelto a morirme de hambre. Yo lo único que les dije era que andaba muy pegado a ellos y que yo no me devolvía pasara lo que pasara, y que si tocaba aguantar hambre, tocaba. Yo le dije a mí papá, aquí toy".
Por:Nelson Benjamín BarretoVaca. CSP. Exalcalde Monterrey Casanare 2008-2011.

LA ECONOMÍA DEL HATO LLANERO, UN EJEMPLO DE PLANEACIÓN EMPIRICA PERO PRECISA!



LA ECONOMÍA DEL HATO LLANERO, UN EJEMPLO DE PLANEACIÓN EMPIRICA PERO PRECISA!

Facebook: Yilver Alonso Mendivelso

Las barrancas del Orinoco vieron la llegada en 1531 del español Diego de Ordaz, quien ambiciosa y desenfrenadamente buscaba el mítico Dorado.

El pueblo indio de Uyuparí fue testigo de la codicia del militar y explorador gallego, quien a su paso iba destruyendo poblados y asesinando sin piedad indios orinocences.

No encontró el dorado, pero si una pampa infinita que la consideró suya y a su regreso a España en 1532 llevaba el mensaje a los reyes católicos sobre su descubrimiento y la importancia que sería para la corona, tener el dominio y explotación de estas tierras.

Fue la compañía de Jesús fundada en 1534 por el español Ignacio de Loyola quienes materializarían en los llanos colombo-venezolanos el sueño de Ordaz, Los jesuitas fueron innovadores en la explotación de sus haciendas y propiedades en la América Hispánica. Durante los siglos XVII y XVIII supieron gestionar verdaderos emporios agro-industriales con métodos de gerencia que se adelantaron a los utilizados en la actualidad.

Las misiones de Jiramena, Casimena, Surimena, Macuco las costas del Río Meta, Macaguane, Betoyes, Patute, Tame y San Salvador en lo que hoy es el territorio araucano, El Raudal, San Borja en el alto Vichada, Carichana, Urbana, Encaramada y Cabruta en territorio Venezolano sobre las margenes derecha e izquierda del majestuoso Orinoco.

Estas misiones que en sus inicios tenían un carácter evangelizador, fueron aprovechadas por los jesuitas para ampliar su espectro dentro del territorio que les fue encomendado. Fundaron grandes haciendas, verdaderos centros agroindustriales que les generaron tanto poder financiero que generaron celos en la alta sociedad europea del siglo XVIII, lo que conllevó a su expulsión en 1767 bajo la corona de Carlos III.

La Hacienda Apíay, Cravo, Tocaría y Caribabare fueron el centro económico de los llanos, llegando a tener unas 80 mil cabezas de ganado a la fecha de su expulsión, además de generar entorno a la hacienda todo un complejo de abastecimiento bien planificado que perduró en los hatos llaneros del siglo XX.

Una prueba de lo planificado que eran estas Haciendas, se puede probar en el inventario de la Hacienda Caribabare, que reposa en el Archivo General de la nación y que entre otras cosas cita lo siguiente:

“ 9 de octubre de 1767- don Francisco Domiguez, gobernador y corregidor de la provincia de Santiago de la Atalaya y los llanos de Casanare hizo inventario de los bienes de la capilla perteneciente a la hacienda Caribabare, con la asistencia del padre Manuel Alvarez, así: una capilla de bahareque y palma, puerta de tablón, cinco ventanas en bambu, altar mayor o tabernáculo de tres cuerpos en madera y tabla pintada en color dorado y otros colores y un sagrario de la misma conformidad. Pinturas de Santa Barbara, San Pablo, Santa Lucia, San Ignacio y San Juan Nepomuceno. Sobre el sagrario una estampa de nuestra señora de los Dolores y una cruz común del santo Cristo, diecinueve candelabros de bronce torneado y plata, un incensario y una cuchara de plata.

Ornamentos sagrados para vestir en la misa sacerdotes y acólitos y un caliz de bronce y un platillo de plata. La casa de la hacienda caribabare es de bahareque, once puertas de madera y doce ventanas, seis caneyes donde dormían los esclavos de la hacienda también en bahareque y tablas, incluidos en ellos la enrramada, el trapiche, la carpintería y comedores. Hay diferentes muebles, algo más de dos arrobas de bala de munición, cinco fusiles, un trabuco y un par de pistolas.

Doce litros de aguardiente, cincuenta y una arroba de cacao, dos mamajuanas de vino, catorce aperos de fique, treinta y dos costales, libros para cuentas, bautismos, casamientos y entierros, títulos de tierra misiones y esclavos, dos mil seiscientos cuarenta y nueve reales, una biblioteca, instrumentos musicales arpa etc…. Esclavos diecisiete hombres, dieciocho mujeres y veintidós niños…!1 Tomado de Revista Caribabare Hato Corozal Año 13.

Al ser expulsados los jesuitas, sus propiedades pasan a manos de otras órdenes religiosas y laicos a través de la junta de temporalidades, quienes dan un manejo irregular a estas y ocasionan el fraccionamiento territorial y la descomposición de la solidez económica alcanzada por los jesuitas.

El ganado al no tener al indio vaquero que lo llevara a la majada o lo pastoreara comenzó a salirse de los límites de la hacienda y a recorrer el llano, reproduciéndose a la vez lo que dio el origen al ganado cimarrón o mañoso, que se convirtió también en un salvavidas para los europeos que no habían encontrado el dorado, se convirtió el ganado para estos en una fuente alternativa de ingresos y para el indio en un medio de supervivencia pues aprendió a cazar el ganado para su alimentación.

Ese fraccionamiento territorial, sumado al abandono del gobierno colonial dejó inmensos territorios baldíos que fueron copados poco a poco por colonos provenientes del centro del país, quienes encontraron en el llano el verdadero dorado: tierra sin dueños y ganado cimarrón como topias.

Nace hato llanero, anclado en la profundidad de la pampa con propietarios foráneos pero administrados y construidos por el indio llanero quienes hicieron una planeación empírica pero acertada en la fundación de los cientos de hatos que se dieron en el siglo XX entre las llanuras del Meta, Arauca, Casanare y Vichada.

Es la expresión del latifundio, criticado por ser una expresión de dominio, poder, usurpación y centro económico de quienes los detentan. Pero fue la estructura económica que sostuvo al llano en el siglo XX, pues hasta hace un par de décadas se iniciaron procesos productivos ajenos a la ganadería como la agricultura, los monocultivos, la agroindustria y la actividad petrolera.

Los hatos contaron con una estructura administrativa jerarquizada, el blanco o patrón su cabeza principal, un administrador general de absoluta confianza, un encargado, un caballicero mayor, un caporal de sabana, vaqueros, mensuales, señoras del servicio doméstico, becerrero y los mensuales de patio o peroleros.

Cada rol dentro de la estructura administrativa del hato tenía vital importancia, pues el trabajo coordinado y planificado permitió ser emporios económicos muchos de ellos inmersos en relatos de famosos escritores como el Hato de Mata de Palma de Ramón Oropeza, ubicado en las sabanas entre el Pauto y el Yatea, El Tigre de los hermanos Ernesto y “tito” Reyes caracterizado por la fiereza de su ganado, la extensión territorial y ubicación estratégica.

Hoy sobreviven muchos Hatos anclados a las sabanas araucanas, casanareñas, metenses y vichadenses, donde sus dueños originales casi que han desaparecido, en algunos casos los herederos o la línea sucesoria casi que han eliminado muchas de las costumbres de antaño de viejos llaneros; por ejemplo la penetración de carreteras han permitido cambiar el arreo de ganado a Villavicencio, Sogamoso o cebaderos de la “loma” por caravanas de camiones que han dejado solo al cabrestero y sin trabajo al chocotero.

El ganado macho ya no se capa ( Castración), no se marca el ganado en las orejas con cuchillo y los trabajos de llano se ven acompañados ahora de llaneros con cachucha, embotados, celular y a las reuniones enero, mayo y noviembre, ya no llegan los vaqueros en su caballo sillonero, su medio de transporte en su mayoría es la moto, el carro de línea o un camión ganadero.

La muerte del patrón, o el desplazamiento por causas de la violencia fueron las pocas causas que llevaron a la desaparición de los hatos en los llanos colombianos, ya quedan muy pocos latifundios y muchos de ellos están en fraccionamiento territorial por procesos de sucesión tras la muerte de su fundador o fundadores, la incorporación de otras actividades productivas como el arriendo de las sabanas para monocultivos de palma y arroz y la escisión del hato mayor en “fundaciones” distribuidas en el árbol genealógico de la familia, por efectos legales, tributarios y económicos lo que ha hecho que hoy hatos como El Tigre de José Dolores Avella q.e.p.d sea una propiedad de no más de 800 hectáreas.

Enfrentar la fiereza del indio, la carencia de vías de comunicación, el invierno en el llano, el suministro de provisiones y la doma del ganado cimarrón, fueron las circunstancias en las que los fundadores de los hatos llaneros vieron crecer su emporio, por eso para ellos era fundamental la correcta planificación so pena de morir en la absoluta lejanía.

Esta planeación, empírica pero precisa no dejo detalles al azar en la vida del hato llanero, desde el manejo del personal hasta dominar la hostilidad de los caños y esteros para garantizar el agua en el verano para el ganado, fueron entre otras actividades que hicieron grande el llano en materia económica, pues hablar de Casanare en el centro del país era hablar de hato y ganado.

Se ubicaron siempre cercanos a una fuente de agua, especialmente de ríos que más adelante se convirtieron en aliados para el suministro de provisiones y comercialización de ganado, en terrenos altos, aunque hablar de terrenos altos en el llano es incompatible sí existen unos sectores de la sabana que se llaman bancos, médanos o banquetas generalmente paralelos a cañadas, esteros o caños donde era ideal para la construcción de la casa principal.

Indispensable que los baldíos a ocupar tuvieran límites naturales, pues no había cercas de alambres o palizadas para delimitar el territorio del latifundio, entonces una mata de monte, una piña de corozos, una mata de palma, un caño o una laguna demarcaba en líneas rectas la jurisdicción del hato.

El maestro cachi Ortegón en su prosa, protesta frente a las medidas tomadas por los dueños de hatos modernos;

“Encerró lo que era suelto, acabó las mañoseras y revolcó los bajumbos levantó una callejuela pa’ deja’ un solo camino en donde había tanto rumbo, y cambió con un letrero el nombre que hizo baquianos por uno del otro mundo, aunque compre el resto el llano yo no le vendo mi fundo”.

Continúa....

Por: Yilver Alonso Mendivelso