EL GENERAL SILVESTRE ARENAS MANTILLA.
Nació el 29 de septiembre de 1871 en el hato "El Desecho" del
municipio de San José de Pore, Casanare.
Fueron sus padres don Adolfo Arenas Mantilla y doña Leocadia Mantilla.
Hizo estudios en el Seminario de Nunchia y en el Colegio San Bartolomé
de Bogotá.
A los 16 años interrumpió sus estudios para ponerse al frente de su
familia, por la muerte de su padre.
Colocado a edad tan temprana al frente de la familia, no solamente pudo
sostenerla con su trabajo, sino que pago religiosamente todas las deudas y
comenzó a acrecentar el modesto patrimonio heredado de sus mayores.
Tomo parte en la revolución liberal y fue jefe civil y militar de la
comisaria de Casanare sin aceptar por este servicio remuneración alguna.
El General Vargas Santos; jefe supremo de la Revolución, le confirió el
grado de General en Tame (Comisaria de Arauca), a la edad de 32 años.
Como General en jefe tomo la plaza de Capitanejo. Vencido el partido
liberal se asilo en Venezuela, de donde regreso en breve para presentarse ante
el consejo de guerra, instalado en Bogotá para juzgar a los revolucionarios,
pero fue absuelto.
Regresó al “Desecho” y se dedicó por completo al trabajo con la energía,
consagración inteligencia que le eran peculiares, logrando ensanchar sus hatos
y adquirir la Hacienda de Venecia en la cual instaló a su familia en 1932, y
muchas tierras en el Valle de Sogamoso.
Fue elegido Diputado a la Asamblea de Boyacá y Representante al Congreso
pero se excusó de concurrir a tales corporaciones.
El General Arenas figuro siempre en primera línea en todas las
iniciativas encaminadas al progreso de su tierra y al socorro de los
necesitados.
Los Presidentes Reyes, Olaya, Santos y López le ofrecieron elevadas posiciones
políticas que también rehusó.
Contribuyo largamente con dinero y con ganados escogidos en lo mejor de
sus rebaños para la defensa Nacional con motivo del conflicto Colombo-Peruano.
Fue benefactor insigne de los lazaretos y de los establecimientos de educación
especialmente del Colegio Sugamuxi, de cuya directiva formo parte hasta 1938.
Sostuvo siempre a jóvenes pobres en los colegios y varios profesionales de
renombre le deben el haber podido coronar sus estudios.
Formo parte de la junta directiva del Colegio Sugamuxi y fue uno de los
fundadores del Instituto Moderno. Además dono a Sogamoso, entre otras cosas, el
reloj que adorna las torres de la Iglesia principal.
Si el General Arenas jamás buscó ni acepto favores oficiales para sí en
cambio, fue el mejor abogado de estas tierras ante los Poderes Nacionales cada
vez que se necesitaron sus influencias y su prestigio para la ejecución de
obras de interés general. Y no solamente abandono sus negocios para dedicarse a
trabajar por Sogamoso y Casanare ante las entidades oficiales, sino que era el
primero en contribuir con sus propios recursos. Cuando se trató de construir en
Sogamoso un aeródromo consigno como ayuda dos mil pesos, que le fueron
devueltos después, al fracasar tal iniciativa y cuando pensó abrirse una
suscripción para levantar cuarteles, puso a la orden dos mil quinientos pesos
para tal obra.
A pesar de su extraordinario vigor físico, el trabajo prolongado y los
malos climas, fueron minando su salud, sin que sus amigos pudieran notarlo, pues
conservo hasta el último día su apostura y aspecto juvenil y saludable.
Así se le vio el jueves 19 de Noviembre en la sesión solemne del
Sugamuxi, al parecer lleno de vida, si imaginar que estaba asistiendo al
postrer acto público de su existencia.
Expiro el 6 de Diciembre de 1953 a las 4 de la mañana en la finca
Venecia.
Sus funerales estuvieron a la altura de las circunstancias.
El Senado de la
Texto y fotografía: “RESEÑA HISTORICA DE CASANARE”, Fondo Mixto de
Casanare.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario