miércoles, 29 de julio de 2020

PERSONAJES QUE HICIERON HISTORIA EN CASANARE - CICERON GUAQUE, “El Piloto del Llano”.


CICERON GUAQUE, “El Piloto del Llano”.

 Por: Hector Moreno Reyes.

Tomado del libro “Hombres y Aeroplanos”.

Lo seducían el arte, la arquitectura, la vida mundana y cosmopolita que había aprendido a saborear en su niñez, cuando emprendía con su padre viajes largos de años por América y Europa.

Sin embargo, le estaba reservado otro destino, otro universo, otro estilo de vida. Tenia 20 años este opita culto y acomodado cuando se instaló en Santiago de Chile con la consigna paterna de estudiar Ingeniería Química y regresar a Colombia. Si, Guauque regresó a Colombia 14 años después, pero no  convertido en químico sino en piloto. La aviación se le había metido en la sangres desde una mañana en que detrás de Raquel, su primera esposa, lo habían subido así a juro en un J-3 del Aeroculb de Santiago. Cuando estuvieron en el aire y el instructor lo invito a poner las manos sobre los mandos del avioncito de tela y este obedeció dócilmente todas las exigencias, Cicerón supo en un instante, que volar era lo que de verdad quería hacer por el resto de sus días.


En 1954, Villavicencio era un hervidero de aviones, pues acababa de terminar “la guerra” y por fin se podían visitar los hatos y  trabajar los ganados después de varios años. Allí estaban “El colirrojo” del Capitán Gutiérrez que venía de Sogamoso, “La Urraca” de Fernando Henao con sus B-18, “Aerollanos” de Aníbal Turbay Ayala con dos exóticos Con-Stoga, el “abuelo” Gómez con un C-47 y, por supuesto el “Taerco” de Nicolás Reyes Manotas con sus Norseman rojos de tela; “El Venado”, LIA Y SAM irrumpían con monomotores Beaver y Cessnas nuevos a competir con el Tripacer del pastuso Coral.

Guauque regresó a Colombia por entonces. Aníbal Turbay le pidió bajar a reemplazar un piloto por tres días en el llano. Bajó y se quedó los tres días y…otros treinta años. De veras le pudo el embrujo del Llano.

Su segundo avión fue un Curtiss que compraron entre su madre y hermana y que volaba con Richard Steeve. Se trataba del HK-388 que terminaría 30 años más tarde acuatizado por cuenta del M-19 en el Orteguaza.

Posteriormente fue piloto de la “Escuadrilla Aérea Sanitaria” que integraba con Hernán Plazas Olarte y  Antonio Robayo.

En los 180 de salubridad tuvo oportunidad de recorrer el Llano “de cabo a rabo” y de cumplir misiones insólitas como aquella que le confiara el general Luis Carlos Turriago, en un sobre lacrado que decía “abrir en vuelo”. Se trataba de recoger a Vitelio Castrillón y Guadalupe Salcedo, los legendarios jefes guerrilleros, en sitios distintos y transportarlos a un rendez vouz con los altos mandos. Cumplió estrictamente este tipo de misión muchas veces dentro del más absoluto secreto.

Desde 1956 hasta 1984 Cicerón Guauque voló indistintamente al servicio del Gobierno de Casanare o el DAS rural que creara Eduardo Román.  Acumuló más de 20.000 horas de vuelo en los excelentes Cessna 185, Skywagon, cuya versatilidad, aguante y velocidad los hicieron el caballo de silla y de carga del gobierno en los Llanos. En toda su vastedad, no existe pista, poblado “hato”, puerto, inspección, vecindario o camino al cual no hubiera llegado Ciceron Guaque, tripulando este avión esplendido; ni llanero que desconozca la fama este capitán de porte altivo y mirada vivaz, siempre trajeado de uniforme blanco, repleto de bolsillos: el que no lo reconoce por su nombre, le echa una mirada y le dice sin vacilar, ¡pero chico, si es el capitán “bolsillos”¡, y le extiende confiadamente la mano.


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