PORE,
“Cuna de la Independencia Colombiana”
Por: Alfredo Cardona Tobón.
Constituyendose como el quinto
pueblo más antiguo de Casanare, Pore fue fundado en 1644 y su existencia
siempre ha estado al borde del colapso; en 1912 contaba con 891 habitantes
distribuidos en su vasto territorio y en 1964 solamente 193 personas
vivían en el casco urbano. Por
fortuna el auge petrolero y sobre todo la carretera marginal del llano le
permitió sobrevivir y hoy tiene doce mil habitantes que progresan al poder
sacar su producción agropecuaria a Bogotá y a otras poblaciones de los llanos.
LA CAPITAL INSURGENTE
En el lustro de la reconquista española, la provincia
de Casanare fue el escenario de la más aguerrida resistencia patriota. Las
guerrillas de Ramón Nonato Pérez, Juan Galea, Francisco Rodríguez, Manuel
Ortega, Juan Nepomuceno Moreno, fray Ignacio Mariño, Miguel Espejo, Manuel
Serviez y Francisco de Paula Santander no dieron tregua a los
españoles, llegando a causar tal impacto que el general realista
Barreiro escribió al virrey Sámano: “A estos insurgentes de Casanare no
los dominaremos ni con 15.000 hombres bien armados” y Morillo, en una
comunicación al rey explicando las derrotas de sus hombres, le escribió que los
llaneros no eran ”una gavilla de cobardes poco numerosa como habían informado,
sino tropas organizadas que podían competir con las mejores de su Majestad el
rey”.
Las guerrillas del llano, si bien no contaban con
muchos hombres, tenían una gran capacidad bélica pese a su
primitivo equipo. La mayoría tenía solo un guayuco o pantalón corto;
algunos, camisa de tela ordinaria, un sombrero de ala extendida y como armas
una lanza y un caballo acostumbrado a los pajonales y a nadar en los llanos
inundados.
Los llaneros granadinos, de ancestro mestizo de
blanco e indio, o de indios sin ninguna mezcla, eran diferentes a
los venezolanos; los nuestros siempre habían sido libres, sin lazos de amos que
los ataran y por tanto sin el rencor hacia los blancos; eran dueños de su vida y por eso no se
dejaban mangonear de taitas como Boves o como Páez que convirtieron
en charcos de sangre las sabanas venezolanas.
CASANARE INDEPENDIENTE
En la fracasada rebelión de 1809 los casanareños se
levantaron contra los españoles bajo las banderas de los socorranos Cadena y
Rosillo. En Pore las tropas coloniales ejecutaron a los jefes de la
insurrección y esa fue la semilla que cayó en la sabana para fructificar en
libertad y en el repudio a la crueldad española la que galvanizó los ánimos llaneros y los preparó para la lucha.
Las autoridades españolas, en realidad, jamás
controlaron la sabana de Casanare; fueron los jesuitas y luego los curas
doctrineros quienes manejaron a su manera a las comunidades llaneras; por eso
los realistas, pese a las ejecuciones, a la política de tierra
arrasada y a las continuas incursiones no pudieron someter a los llaneros, cerreros
como los potros que se encabritaban entre los pajonales.
Los llaneros combatían en partidas pequeñas, con
tácticas guerrilleras sin presentar combate directo al enemigo, emboscaban y se
retiraban y cuando las tropas del rey invadían las sabanas, desocupaban los
poblados y buscaban en todas formas de privarlas de sus caballos, que en esas
inmensidades eran la clave de la victoria.
Casanare fue la única provincia libre del poder
español y como era un aliciente para la resistencia patriota, Sámano intentó
conquistarla con sus jefes más calificados y más crueles que
entraban a las cabeceras del llano asesinando, quemando trapiches, robando el
ganado y arrasando los poblados.
Como era la costumbre española, su arma era el
terror; el jefe español Tolrá, por ejemplo, hizo pasar por las armas
a más de 125 ciudadanos inocentes y mató con sus propias manos a los
guerrilleros que cayeron en su poder; un comandante González, de ingrata
memoria, fusiló a Justa Estepa, la Pola llanera, y llevó al patíbulo a decenas
de patriotas casanareños.
En 1817 empezó la contraofensiva republicana en los
llanos granadinos y en los llanos de Apure en Venezuela, el guerrillero Miguel Espejo
desbarata la caballería del comandante español Miguel Latorre en Tocaría y los
hombres de Galea, Rodríguez y Ortega emboscan en los alrededores de Tame al
Teniente Coronel Julián Bayer, que cae prisionero con diez de los suyos
y perece en el cadalso en retaliación de todos sus crímenes.
La guerra se recrudece en las pampas granadinas,
Juan Galea y fray Ignacio Mariño toman la población de Chire y Pérez asalta la
salina de Chita; a finales de 1818 el general Santander encauza las
guerrillas y las unifica bajo su mando. En pocos meses el jefe granadino establece un estado en Casanare con
departamento civil y departamento de finanzas y el 18 de diciembre de
1818 instala en Pore un Congreso que declara a esa
población capital de la provincia y de hecho en capital de la
República libre de la Nueva Granada.
LOS
LLANEROS CONTIENEN LA INVASIÓN ESPAÑOLA
El general Barreiro con un poderoso
ejército remontó la cordillera oriental con la orden expresa de dominar a los
insurgentes llaneros o de exterminarlos de raíz. Varias columnas se adentraron
en Casanare orientadas por cien baquianos indígenas; el seis de abril de 1818
Barreiro llegó al hato de Tocaría y su alegría fue inmensa al ver en los
alrededores un considerable número de reses, pero esto era parte de la
estrategia de los llaneros que habían arreado el ganado más
indómito. Fue vano el intento de los realistas de arrear ese ganado, tras un
día de dura brega y la pérdida de varios caballos apenas consiguieron agarrar
siete vacas flacas.
Barreiro llegó a Pore y encontró la aldea desierta, a lo lejos divisaba las partidas patriotas, que no perdían oportunidad de atacar impunemente a sus hombres e iban cercando a los realistas hasta dejarlos incomunicados en la llanura. Escasearon los granos y les faltó la carne y se fueron quedando sin caballos en su intento de atrapar el ganado o por la muerte de las bestias que no estaban acostumbradas al pasto pobre de las sabanas. Ante tal situación Barreiro siguió hasta el sitio de la Laguna donde los llaneros emboscados le infligieron cuantiosas pérdidas.
Sin esperanza de doblegar a su enemigo,
Barreiro repasó el camino y regresó a Sogamoso mientras los patriotas se apoderaban
de las bases realistas de La Salina, Paya y el Valle de Tenza. En esa forma,
las fuerzas llaneras abrieron el camino que recorrió Bolívar con sus tropas
para caer sobre los españoles en el Pantano de Vargas y en el Puente de Boyacá.
Alfredo Cadena Tobon,
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