sábado, 9 de marzo de 2024

IN MEMORIAM a Don Fernando Reyes Isaza.

IN MEMORIAM a Don Fernando Reyes Isaza. Fallecido el pasado 12 de octubre de 2023


EL HATO DE SANTANA. GANADERIA Y BIODIVERSIDAD EN LOS LLANOS DE CASANARE, COLOMBIA.
Roberto Franco García. (Febrero 2005).
Fragmento.
El hato Santana. Conceptos locales del uso del espacio.
El hato Santana es una sociedad familiar con miles de hectáreas de sabanas, miles de cabezas de ganado y cientos de caballos. El hato Santana ha estado bajo el control de una misma familia desde finales del siglo XIX, y a partir de 1970 casi duplica su extensión original con la compra del hato de La Candelaria a Martín Vargas. Además con la compra de este hato y de forma a delimitar las tierras de llaneros que ocupaban de forma consuetudinaria parte de las sabanas del hato de La Candelaria, se cercaron las sabanas mediante un acuerdo entre el nuevo dueño y los llaneros. El hato Santana está compuesto por la casa matriz y 7 fundaciones que se llaman Bramadora, La Bohemia, Mataenovillos, Los Indios, Candelaria, Matabrava y Matapalo. En cada fundación habita una familia llanera.. Estas fundaciones corresponden al proceso de desarrollo del hato, que requiere de fundaciones satélites cuando es muy grande y desde los cuales se cuida y maneja el ganado y los caballos. Cada fundación tiene sus rodeos de ganado y sus atajos de caballos.

El hato Santana linda por el norte con los hatos de Venecia, Altamira, Guacharacas y La Palmita y por el sur con La Florida, Buenos Aires, y la comunidad de Tujúa. Por el oriente linda con el hato Barreto y la comunidad del Duya y por el occidente con los hatos de San Felipe y Floramarillo. La carretera que de Yopal conduce a Orocué divide el hato en su parte nororiental.
El ecosistema predominante en el hato es de sabanas con matas de monte aisladas o matas de monte bajo la forma de bosques de galería longitudinales a lo largo de las riberas de ríos, caños y cañadas. Es notoria la ausencia de la palma de moriche, característica de los llanos de Colombia y Venezuela, tal vez por lo plano del terreno, pues esta palma prefiere pequeñas depresiones en el terreno con aguas permanentes. Es posible también que las sabanas de Santana carezcan de algún elemento del suelo que requiere esta palma, tan importante en la cultura llanera e indígena, por sus múltiples usos: hojas para techar, frutos comestibles, fibra de las hojas para hacer chinchorros (hamacas), del tronco caído sacan gusanos alimenticios llamados mojojoy, en fin, toda una serie de usos que asombraron al cronista y misionero jesuita José Gumilla en el siglo XVIII. Otras palmas como la palma real y la palma de corozo se encuentran en las matas de monte. Se destacan también matas de guadua o guafa, término este último como se conocen localmente esta inmensas gramíneas. Dentro del hato tienen parte de su curso el caño Guirripa, el caño Tujúa y el caño Duya. Ninguno de estos caños tenía agua corriente en su curso dentro del hato en febrero del 2004, dado el fuerte verano y sin embargo estos caños adquirían agua más abajo, por fuera del hato. Es sorprendente el caudal del caño Tujúa aguas abajo de Santana, lo que llevaría a pensar que el agua que venía subterránea aflora, o que hay muy grandes nacederos o jagüeyes, como los denominan localmente.



La zona esta dominada por dos estaciones muy marcadas cuales son el verano de Diciembre a Marzo y el invierno de Abril a Noviembre. Durante el invierno los bajos de las sabanas permanecen inundados y en verano incluso los cursos de aguas dejan de correr, manteniendo apenas pozos aislados. Los pozos hechos con maquinaria y el represamiento de las cañadas o tapas, se vuelven indispensables en verano para la fauna silvestre y para el ganado.
Los vientos predominantes en verano en el hato provienen del norte, y son una brisa constante, no muy fuerte y refrescante, que hace de la vida en la llanura un ambiente ideal para el desarrollo de las actividades productivas en el tiempo del año en que se trabaja más. Además estos vientos, que son los alisios del nordeste, servían para la navegación a vela en los río Orinoco, Meta, Pauto y Casanare.. Después llegaron los barcos de vapor, a mediados del siglo XIX y las lanchas de gasolina ya en el siglo XX. Ocasionalmente se observan todavía embarcaciones con vela en el río Meta, en tiempos de verano.

El hato Santana tiene hoy mucho más ganado que antes y existe acuerdo en los testimonios locales en que desde 1960 se ha observado un proceso continuado de enmontamiento o enrastrojamiento, especialmente a lo largo de cañadas y cursos de agua menores. El hato mantiene cerca de una cabeza por cada dos hectáreas de terreno.
Además hay cientos de cabezas de ganado y puercos mañoseados o cimarrones, que viven independientes en las matas de monte de su preferencia.
La casa del hato y las fundaciones



La casa del hato es el espacio doméstico en que viven los pobladores del hato, quienes son el dueño, conocido como el blanco en Casanare, su familia y los trabajadores del hato. Dentro de estos se distinguen el administrador general, el encargado del hato o caporal de sabana, el caballicero, los fundacioneros, los vaqueros y el tractorista. También están, y son de capital importancia, la cocinera del dueño de hato, la cocinera de los trabajadores, y el ayudante o mensual que realiza oficios varios como servir las comidas, recoger leña y cortarla. Algunos trabajadores de por días o por temporadas son el chircalero (que hacen ladrillos), los trabajadores de mano o jornaleros, el maestro de obra, el amansador de caballos, mulas y machos. Otros oficios son el de cocinera de trabajo de llano, el ranchero, los veladores (que le cantan al ganado de noche en los corrales, para que no se barajuste) y los llaneros de ganaderías (Reyes F, 2003).


En las fundaciones, situadas en los extremos del hato vive una familia encargada de cuidar los rodeos de ganado y los atajos de caballos en su área de influencia. Las fundaciones originales son los núcleos de los cuales se originaron los hatos. Todo hato fue en sus inicios un fundo o fundación. Los encargados de las fundaciones son hombres con experiencia en el trabajo de llano, y en el hato Santana hay siete fundaciones, como vimos antes, en las cuales vive una familia por lo general. El encargado de la fundación o fundacionero recorre las sabanas correspondientes a su territorio y allí aquerencia, cura y ojea el ganado, de forma a cuidarlo y velar por aumentarlo. Cura las infecciones de los ombligos de los terneros, intenta sacar las cabezas de ganado cimarrón de las matas de monte, esparce la sal en los saleros, mantiene un conuco (área de agricultura) de plátano, yuca y algunas plantas útiles como ají, y cuida con su familia que los chiguiros o los puercos no lo destruyan. Sin embargo el llanero es un hombre de a caballo y poco gusta de la agricultura. Ni el dueño del hato ni los llaneros están muy interesados en la lechería, la mantequilla o los quesos. Se aprovecha la leche de las vacas según necesidades ocasionales.




Los corrales. La casa del hato tiene sus corrales construidos con madera y guafa. No son cualquier corral sino que son una serie compleja de encierros de madera en que se trabajan cientos de reses en los tiempos de trabajo de llano, dos veces al año. En algunas fundaciones como Bramadora hay también corrales donde también se hace trabajo de llano. Antiguamente las cercas eran de palo a pique, o sea, una sucesión ininterrumpida de palos de corazón enterrados. Solo quedan secciones de este tipo de corral pues los palos de corazón duro se están desapareciendo. Otros tipos de corrales son el de guafa, de alambrón, y de bareta o madera aserrada
En el llano es usual majadear un corral para destinarlo a conuco. Majadear es abonar un corral mediante el encierro periódico del ganado.
Se cuenta que hasta hace unos 30 años la madera aserrada se compraba y traía de la pata del monte, dada la escasez de matas de monte. Hoy toda la madera se saca del hato.
Fotografías: Francisca Reyes.

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