sábado, 23 de marzo de 2024

AEROPUERTO DEL TABLON DE TÁMARA.

 AEROPUERTO DEL TABLÓN DE TÁMARA.

“Un Aeródromo que surgió de la perseverancia y el valor de sus gentes, en busca de la superación y erradicación de la adversidad”…

 

Aviones monomotores Cessna 206 de Taerco y Aerotaca en el aeropuerto Tablón de Támara, año 1987. Fotografía, Créditos, Nelson Cristancho Cardenas.

Por: Jorge Montoya Becerra.

La iniciativa de construir para Támara un Aeródromo fue del Obispo Español Monseñor Nicasio Baliza Melero, quien llego a Casanare en el año de 1941; nacido en Ongoz Navarra en 1894 y falleció en Orocué en 1965.

El primer intento de construir una pista de aterrizaje, lo inicio el Obispo a pico y pala, en la vereda la Fragua,  a una hora de a caballo de la cabecera municipal, en un plan a orillas del río Pauto, dentro de los predios de la finca Santa Rita, de propiedad de la curia.

Este proyecto fue fallido, pues después de efectuar varios intentos de aterrizar un aeroplano, no fue posible; los vientos y la cercanía a varios cerros, obstaculizaban las operaciones tanto de aterrizaje, como decolaje, con grandes riesgos de accidentalidad.

Pista aeropuerto Tablón de Támara, sin fecha. Fotografía, Créditos a su autor.

Desaprobado este aeropuerto por la Empresa Colombiana de Aeródromos, ECA, el mismo monseñor Baliza Melero, siguió luchando por alcanzar su ansioso emprendimiento, con su amor al trabajo y al desarrollo de Támara, quien era en ese entonces la capital del Vicariato, pues  allí se centralizaban importantes y trascendentales estamentos, que regían para todo Casanare, como notaría, oficina de registro de instrumentos públicos, juzgados de circuito, cárcel del circuito, la imprenta con su periódico “El Propagador”, las actividades propias de la curia regional y los colegios e internados, únicos en Casanare, esto despertó en monseñor el propósito de buscar en el transporte aéreo, una solución al aislamiento de Támara de los grandes centros de la civilización y del progreso.

Fue así como decidió regalar un terreno de propiedad del mismo Vicariato, para construir la tan anhelada pista de aterrizaje en el Tablón de Támara,  pues era el lugar más apropiado y cercano al casco urbano de Támara.


Cessna 185, HK-850G en el aeropuerto del Tablón de Támara, sin fecha. Cortesía de Jorge Montoya Becerra.

La obra fue diseñada, orientada y dirigida por el mismo Monseñor Baliza, con la colaboración de comerciantes y ciudadanos de la localidad; a pico y pala, se adecuaron 700 metros para la improvisada pista, partiendo del sur occidente hacia el nororiente, en sentido transversal, pero dicho aeropuerto autorizado por la ECA, también presentaba riesgos de accidentalidad en sus operaciones, por la corta longitud y las corriente de los fuertes vientos, que obligaba a sus pilotos en algunos aterrizajes o decolajes a practicar maniobras de experiencia y habilidad. Este campo de aterrizaje operó desde 1947 aproximadamente por varios años, hasta que la Empresa Colombiana de aeródromos, ECA, toma su control y nombra como primer administrador del aeródromo al párroco de Támara, sacerdote español Angel Estivariz. Posteriormente ejercieron como administradores por muchos años el Señor Julio Rodríguez y el Señor Alfonso Vanegas.


Siendo consciente la ECA, de mejorar y prestarle a Támara un buen servicio, proyectó y construyo una nueva pista que atravesaba la existente en servicio, en sentido Sur Norte, con recursos de la misma entidad en una longitud de 1,500 metros, y nombró operarios por nómina. Para tal efecto hubo que demoler la casa del Señor Ramiro Becerra García y la del señor Mardoqueo Gómez, las cuales estaban adaptadas para alquiler de bodegas y el hospedaje de los arrieros, quienes diariamente bajaban de la población Tamareña, con hasta 200 mulas trayendo café y envase de cerveza, y al día siguiente regresaban a la población llevando los artículos y productos que transportaban los aviones DC-3 desde el interior del país.

Imagen de Flight Simulator, recreada con un Douglas DC-3 de AVIANCA, sobrevolando el Tablón de Támara. Créditos, Yimi Piragauta.

Vale la pena hacer memoria del Señor Mardoqueo Gómez, cafetero y comerciante, dirigente político de Támara, hombre de mucha paciencia, prudencia, honestidad y trabajo, gran servidor de las comunidades campesinas, ser inteligente y de una gran sabiduría en sus decisiones y especialmente en ese virtuoso y diligente emprendimiento de progreso y prosperidad, que lo hicieron líder respetable, admirado y apreciado en Támara, y de manera expresa denotó su entereza, capacidades y eficiencia en la intervención ante la Empresa Nacional de Aeródromos ECA, para que fuera esta entidad  la administradora del aeropuerto.


En esa actividad de algo más de 30 años, creció y se desarrolló el Tablón de Támara donde existieron para alojamiento y bodegaje otros sitios como la casa del señor Dolcey Latriglia, las bodegas de la Cooperativa de Caficultores y la casa de la curia administrada por el señor Jorge Barrera, convirtiéndose el Tablón en un puerto aéreo y terrestre, que dio vida, trabajo, desarrollo económico y mucho aporte histórico a Támara y sus gentes.

Cessna 206 AEROTACA, HK-1529 en aeropuerto del Tablón de Támara, años ochenta. Fotografía, Créditos a su autor.

Es de anotar que la primera empresa de aviación que llegó allí, fue el Douglas DC-3 HK-337 conocido como “El Colirojo”, comandado por su dueño el Capitán Hernando Gutierrez, alias “El pote Gutierrez”, quien hacía tres vuelos semanales y cuya oficina operaba en una casucha de palma, denominada “El Capricho”, de propiedad del ganadero Señor Marcelino Latriglia , a quien yo considero el fundador del caserío y el gran patriarca, de admiración, respeto y sabiduría,  quien con su amabilidad, generosidad y espontaneidad de servicio, atrapaba la confianza y el amor de quienes lo conocían, con su don de gentes y su picaresca expresión humorística, apelando a sus chistes, cuentos o historias burlescas y chanzas que alegraban la convivencia y hacia desaparecer el cansancio y la incertidumbre de un buen regreso, con las inclemencias del tiempo y el duro y peligroso camino de herradura, con jornadas de 5 a 6 horas de a caballo o a pie, que hacía muy pesado, tedioso e inhumano transitarlo.


Posteriormente Avianca estableció ruta a este aeropuerto, siendo su agente el Ganadero y comerciante Señor Ramiro Becerra. Llegaban con determinado itinerario aviones DC-3 de transporte de pasajeros y carga, trayendo de la ciudad de Sogamoso toda clase de víveres, cerveza, textiles, productos de ferretería y construcción y demás artículos para la subsistencia y necesidades del pueblo, llevando a su regreso café y ganado vivo, en pie.  Otras empresas aéreas artífices de esta historia fueron: Afripesca, Taboy, La Urraca, El Venado y Satena.


Ya a mediados de los años setenta, se popularizo en todo Casanare, el servicio de avionetas o taxis aéreos y paulativamente fue desapareciendo el servicio de los DC-3, pues se habían construido los puentes sobre el río Tocaría, río Pauto y Ariporo que facilitaron el transporte terrestre.

Ala avión Douglas DC-3 AVIANCA, HK-303 accidentado en el año 1961. Fotografía, Créditos, Juan Marcos Lozano Becerra.

Vale la pena comentar, el único accidente aéreo que sucedió en este aeródromo sucedió en Mayo de 1961. El avión Douglas DC-3 carguero de Avianca, HK-303, Piloteado por el Capitán Victoria, salió de Arauca hacia el tablón de Támara con la finalidad de transportar café pilado llevando a bordo 3 pasajeros: el señor Fabio Becerra García, y  la Señora Agustina Mora con un bebé de dos meses de nacido.


Había llovido y la pista estaba húmeda y lisa en partes;  el avión hace el aterrizaje en sentido norte sur que presentaba ligera inclinación, y al tocar tierra con el tren delantero, el avión patina saliéndose de la pista, choca con un arrume de piedra yendo a dar a una zanja, quedando clavado con ligera inclinación de cabeza en la tierra. Ilesos la tripulación y los pasajeros, salieron del avión a prisa y por su propia cuenta,  aterrorizados,  hacia un lugar seguro donde ya estaban varios vecinos del caserío, en disposición de ayuda y de rescate.


Aerofotografía de parte de el aeropuerto del Tablón de Támara. Se puede observar el helipuerto. Créditos, Facebook El Tablón de Támara.


Pero, oh sorpresa !... estando ya todos a salvo, la Señora Agustina, madre del Bebé de nombre Maximiliano Mora, se percata en medio del pánico, que el niño se había quedado en el avión. Con diligencia subieron al avión dos de los curiosos, allí lo encontraron dormido, sin daño alguno y rápidamente lo evacuaron.


El avión sufrió daños graves en su estructura, el patín trasero al salirse de la pista, se desprendió del tren de aterrizaje y el ala izquierda sufrió daños considerables, que semanas después fue reemplazada por una nueva, que otro avión de la misma empresa trajo para cambiarla. Hechas todas las reparaciones técnicas de rigor en su estructura, decoló sin novedad,  y continuó prestando el servicio a su empresa y la comunidad.

Instalaciones Aerocivil aeropuerto Tablón de Támara actualmente. Fotografía, cortesía de Jorge Montoya Becerra.

El ala averiada, fue dejada en un costado de la casa del Señor Ramiro Becerra, a la vista de todo transeúnte, la cual permaneció en dicho sitio por espacio de cuarenta años, como fiel testigo y testimonio veraz de una época histórica que trajo a nuestra civilización cambios radicales de avanzada hacia la visión y conocimiento de pueblos, ciudades, culturas y sociedades, que despertaron en la inteligencia y en su innata malicia indígena del Tamareño, la percepción y visión de un mundo abierto e interesante hacia el desarrollo y el bienestar de una mejor vida, para el porvenir de sus hijos, familia y sana convivencia en comunidad.


Hoy en día está gran obra permanece incólume en excelentes condiciones técnicas  cargo de la AEROCIVIL, bajo la administración del Señor Gersain Velandia, sin movimiento de operaciones aéreas, pero destinado a servir de aeropuerto alterno para casos de emergencia y su estado es envidiable, considerado como uno de los mejores aeropuertos en Casanare y la Orinoquia Colombia

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