Otra magnifica anecdota escrita por el Cap. HUMBERTO LEON R. insigne piloto ex-Avianca retirado por edad, quien vivio la epoca de oro de estas emblematicas aeronaves. Dejo plasmadas sus vivencias de toda su vida como piloto al mando de la mayoria de equipos de Avianca desde el DC-3 hasta el Jumbo 747, en una bitacora titulada "DETRAS DE LAS HELICES" que publicaba en la pagina de aviacion virtual www.solaris.com, los cuales conservo como un tesoro. Con el permiso de el o de su familia, quiero dar a conocer estos escritos a través de los grupos de aviación en los cuales escribo, dándole su respectivo crédito.
Investigacion, Recopilacion, Redaccion y Publicacion: Walter Adelmo Castillo Blanco.
DISCIPLINA FERREA.
Por el Cap. Humberto Leon Ruiz.
Mis lectores se preguntarán, por qué la mayoría de mis escritos, durante mi basta carrera de aviación hacen referencia a los episodios llaneros.
Pues bien les diré que, quizá, por tratarse de una operación sui géneris, donde las ayudas de navegación brillaban por su ausencia, como también los controladores, pues en la mayoría de los mal llamados aeropuertos no existían Torres de Control, radiofaros, VOR´s, pistas sin ninguna clase de facilidad de operación para el aviador y por el contrario se veía en la imperiosa necesidad de hacer sobrepasos en las mismas para espantar el ganado y así poder aterrizar, teniendo en cuenta que los pilotos que operábamos éramos relativamente nuevos, todo episodio, por tonto que pareciese y tuviera lugar allí, era y seguirá siendo motivo de comentario, asombro y grata recordación.
El modus operandi, el modus vivendi, la gente, los compañeros, la infraestructura etc. etc. hacían de ese entorno una verdadera experiencia inolvidable.
En cierta ocasión fui asignado a efectuar el famoso, para nosotros, "vuelo a Sogamoso".
Itinerario bastante agotador pues había que realizar 2 entradas a este aeropuerto, después de haber hecho mas de 10 aterrizajes en pueblitos del llano tales como, Monterrey, Tauramena, Aguazul, Nunchia y Tablón de Tamara, entre otros.
¿Se imaginan ustedes entrar y salir dos veces de Sogamoso, teniendo que cruzar, en condiciones no siempre absolutamente visuales, la cordillera a 14.000 pies de altura sin usar oxigeno?; es decir, una verdaderamente extenuante hazaña!!!
Ah!!!, pero ese día tenía como copiloto, uno que particularmente, era quizá, el más disciplinado de todos; mi estimado "Memo".
Ya, después de varios años de conocerlo, logré que me llamara por mi nombre; esto fue un verdadero triunfo!!!
Jamás llegó tarde a un vuelo, siempre dispuesto a colaborar en todo: tanqueo, despacho, reportes de tiempo, chequeo minucioso de su avión etc. etc.
Cuando un piloto volaba con él, podía estar tranquilo, pues todas las cosas referentes al copiloto estarían realizadas en excelente forma.
Además de estas cualidades poseía una habilidad innata para volar y... volar muy bien!!! En fin, el perfil perfecto de copiloto, lo tenía!!!
Llegamos, pues, a Arauca y estaba cayendo un aguacero tenaz!!!; allí tanquearíamos nuestra nave para continuar con el vuelo.
Es deber del copiloto subirse a los planos del avión a chequear el combustible del tanqueo; no solo eso, se les exigía que tocaran la gasolina con la mano y hasta la olieran, para evitar cualquier posible contaminación; con este procedimiento jamás estuve de acuerdo por considerarlo algo ridículo.
En la mañana también debía drenar los tanques para evitar la contaminación producida por el agua que pudiera haber penetrado y que se aposaría en el fondo de los mismos; en las escalas, durante el vuelo, no era necesario realizar esta labor.
Al ver las condiciones de mal tiempo, le dije:
-Memo no te vayas a subir al plano, puedes resbalarte y no quiero que de pronto sufras alguna caída!!!
-No te preocupes- contesto- dirigiéndose al avión.
-Por favor Memito –insistía - no lo hagas!!!
No hubo poder humano de disuadirlo de su función a realizar; ratifico, era el más disciplinado de los copilotos!!!!
Por fin llegamos a nuestro destino cansados y agotados!!!
Pernoctaríamos en Sogamoso y al otro día, muy temprano, otro interminable itinerario nos esperaba!!!
El hotel contratado por la empresa para nuestra pernoctada era el famoso Hotel Suescún, retirado de la ciudad y dentro de un paraje muy hermoso pero algo ¡lúgubre!!! Llegaríamos, aproximadamente a las 6 y 30 de la tarde al abrigo de ese agonizante y sórdido sol boyacense, descansaríamos un rato, luego cenaríamos una de las más exquisitas comidas de Colombia y después a dormir.
Cabe anotar aquí algo curioso.
Se decía que las instalaciones de este hotel habían pertenecido a un convento de clausura de monjas; muchas de ellas habían fallecido y decían las "malas lenguas", que en las noches se oían ruidos de "arrastrar de cadenas" por los interminables, solitarios y macabros corredores del mismo.
Ante esta circunstancia, yo le pedía, muy comedidamente al copiloto de turno compartir la misma habitación; le tengo pavor a los espantos!!!
Esa tarde hice lo propio y durante el trayecto al hotel dije:
-Memo, ya sabes, no??; pediremos una habitación grande y dos cómodas camas, OK ?.
-Como digas -aceptó- con una leve sonrisa!!!
Una vez en nuestro refugio transitorio, cuando ya nos encontrábamos recostados descansando, charlando y esperando que fuera la hora de la comida, tuvo lugar este dialogo:
-Sabes -dije- no esta en mí, pero le tengo horror a los espantos¡!!!
Memo agregaba:
-Yo no tanto- pero no me son indiferentes!!!
-¿Te imaginas –complementaba yo- que en la mitad de la noche oigamos las famosas cadenas, con esta oscuridad y soledad??
-No pensemos en eso—repicaba Memo- no podremos dormir tranquilos!!!
Hubo una larga pausa..... y..... fue entonces... cuando:
-Sabes una cosa —me decía- hoy, particularmente me siento muy cansado y tengo como una especie de fastidio en mis oídos!!!
-Debe ser la pasada de la cordillera dos veces, ese cambio molesta bastante—susurre!!!, ya te pasará- termine.
-No!! -continuaba mi copiloto— es verdaderamente un malestar muy molesto, una sensación rara, sabes??
Ante esta insistencia y desde mi cama, relativamente cercana a la suya, me incliné un poco para ver que le sucedía al estimado Memo y... oh! sorpresa!!! ; cosa increíble!!!
Casi sin poder contener la risa, mirándolo fijamente y realmente asombrado le dije:
-Claro!!!, pero por supuesto!!! Cómo no vas a sentir ese incomodo fastidio!!! ... si tienes aun puestos los audífonos!!!
H. León R.
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