jueves, 2 de septiembre de 2021

LA SACA DE ABAJO.

 



Tomado de: Fuente flores (Facebook).

"Durante décadas las ferias de la Ciudad del Sol estuvieron ligadas a la llegada del ganado proveniente de los hatos casanareños, razón por la cual se celebraban festejos en enero y en julio" (León Rivera, 2018).

Las historias familiares cuentan que la familia Sánchez -propietaria de la Hacienda La Compañía- poseía vastas extensiones de tierra entre Sogamoso y Bogotá. Eso permitían que el ganado que se transportaba desde los llanos orientales y el valle de Sogamoso pudiera realizar descansos, antes de ser comercializado en la capital del país.

Cuando Luis Vargas Ospina recibió la Hacienda Fuente Flores de parte de los hermanos Sánchez, parte de las tierras se destinaron a la cría de ganado y caballos. El sostenimiento económico de la familia -al igual que el de otras familias hacendadas de la época- dependía sin embargo de la producción ganadera realizada en los Llanos Orientales.



Pero las tierras de Luis Vargas Ospina en los llanos sin embargo no fueron entregadas por los Sánchez. Dichas tierras fueron compradas con parte de la herencia que Jesús, Elvira y Alicia Ramírez Arenas habían recibido de sus padres (15,000 pesos). La historia familiar recuerda que tras el nacimiento de Alicia, su madre falleció debido a las complicaciones del parto. Al poco tiempo su padre también moriría de pena moral, dejando como resultado que fueran las monjas de Nunchía quienes criaran a los tres huérfanos. La herencia, sin embargo, quedó a resguardo de su tío Silvestre Arenas, quien se desempeñara como enfermero durante la Guerra de los Mil Días (17 de octubre de 1899 - 21 de noviembre de 1902) y posteriormente recibiera el título de general por los servicios prestados.

A través de Jacobo, su hermano, Luis conoció a Alicia cuando aún estaba internada con las monjas. Alicia tenía 17 años cuando aceptó casarse con Luis, de 27 años para aquel entonces (probablemente corría el año de 1932). Los 5.000 pesos que le correspondían de la herencia a Alicia fueron entregados por Silvestre Arenas a Luis, y con dicho dinero compró la finca El Encanto, en jurisdicción del municipio de Nunchía. La historia familiar recuerda que dicha finca, ubicada entre los ríos Cravo Sur y Tocaría, llegó a albergar 15.000 cabezas de ganado (décadas después sería expropiada en el marco de la Ley 200 de 1936).


Las hijas de Luis recuerdan que dos veces al año se traía el ganado del llano, y que derivado de su venta se sostenía la familia. También recuerdan que en Fuente Flores tenían lugar algunas de las actividades de las Fiestas del Sol y del Acero, como eran las exposiciones equinas, bovinas y ovinas, el reinado de belleza, y las carreras de caballos en el hipódromo que existió en los predios que ahora ocupa el Batallón Tarqui, para aquel entonces parte de Fuente Flores.

Las siguientes fotografías reflejan parte de la vida social sogamoseña en la Hacienda Fuente Flores y su casona en alguna de las Fiestas del Sol (no sabemos si para aquel entonces ya eran también "y del Acero", pero es muy probable).

El siguiente extracto de una tesis de la Universidad Nacional de Colombia refleja la importancia que tuvieron actividades económicas como la descrita para la Hacienda Fuente Flores en el desarrollo de Sogamoso:

"Las conocidas fiestas de mitad de año en la ciudad, que datan del siglo XIX, giraban en torno al comercio ganadero, las prácticas religiosas en honor a la Virgen del Carmen; catalogada como Patrona de la ciudad y la exaltación patriótica en la conmemoración de la fecha del 20 de Julio de 1810, que a pesar de ser una celebración legalmente constituida mediante la ley 60 del 8 de mayo de 1873, en muchas poblaciones del país, desde mucho antes ya se conmemoraba.

La importancia cultural de estas ferias tuvo un origen vinculado con el sector económico primario: la ganadería y agricultura. Las ferias en su marco de jolgorio, alegría y religiosidad, permitían un incremento en las negociaciones comerciales y ganaderas, donde participaban comerciantes santandereanos, tolimenses, cundinamarqueses y del mismo Boyacá. La importancia comercial ganadera era tal, que apenas en 1944 se calcularon alrededor de 5000 cabezas de ganado en el territorio de sogamoso; que para Julio, mes de las festividades, se triplicaban llegando a 15000 contando la "saca de abajo" (Camargo, 1961).

Por tal razón, el negocio de ganado en estas épocas fue fundamental para la ciudad por sus réditos económicos, y a su vez sobresaliente para el mismo comercio ganadero, ya que Sogamoso se erigió en la puerta de entrada desde los llanos del Casanare hacia el interior del país. Una razón más que constata ese elemento característico del Sogamoseño, un hibrido entre el campesino del altiplano y el llanero de las pasturas casanareñas."

Fuente: Fabián Leonardo León Rivera (2018), SOGAMOSO: AL PASO DEL OBRERO Cambios y prevalencias urbanas, 1950-1980: http://bdigital.unal.edu.co/63881/7/FabianLeon.2018.pdf 

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