jueves, 2 de septiembre de 2021

LOS CINCO DEL LLANO.

 


UN RELATO, TAL VEZ MÁS INTERESANTE PARA QUIENES CONOCIERON ESTA PARTE DE LA HISTORIA TAMAREÑA, ALGUNOS RECORDARÁN CON ALEGRÍA O NOSTALGIA.
DESAFORTUNADAMENTE NO HAY MUCHO REGISTRO FOTOGRÁFICO. LO IMPORTANTE ES COMPARTIR ESTOS RECUERDOS QUE TENGO EN MI MENTE.

LA EVOLUCIÓN DE "LOS CINCO DEL LLANO" UN GRUPO MUSICAL DE TÁMARA QUE NACE DE UNOS MUCHACHOS INQUIETOS, ENTUSIASTAS Y ALEGRES.

Por: Lilia Mariño Gomez (Facebook).

El primero en intentar unos toques fue mi primo Alirio Vega. En la finca FLOR que mi papá, Ladislao Mariño, le compró a Don Aristóbulo Curcho, (padre de don Próspero), Alirio observaba a Antonio Curcho y a Pablo Angarita que tocaban la guitarra y se interesó por aprender. Así que a un DIAPASON de una vieja guitarra le colocó una tabla burda, ahí practicaba, hacia el año 1965. Alirio ya tenía conocimientos de mecánica electrónica porque hizo un curso a distancia, con una escuela de EEUU, HEMPLE SCOOL, que le enviaba una lección cada dos meses a través de los correos nacionales. En alguna ocasión don Gonzalo Inocencio le llevó un radio dañado que no se pudo reparar, como tenía una cobertura en madera, Alirio no dudó en reciclarla para cambiar la tabla y mejorar el instrumento musical inicial (diapasón y tabla), el orificio que correspondía al parlante del radio quedó perfecto para la boca de la guitarra y el resultado fue una hermosa guitarra de cuerpo cuadrado. Así continuó con sus auto-prácticas musicales a lo cual se unieron Ricardo Gómez, mi tío, y Sibel Mariño, mi hermano, que también aprendieron a tocar guitarra.

Luego le compraron a don Luis Sandoval una vieja guitarra que servía para ensayar y además fue modelo para que Ricardo, quien aprendió ebanistería en un taller de Sogamoso, fabricara sus propias guitarras, aprovechando el banco de carpintería y las herramientas que tenía mi papá en la casa. Los trastes del diapasón los hacían del cobre que sacaban de trozos de cables de electricidad, lo machacaban para darles la forma necesaria. Las guitarras ya terminadas tenían su propio un sello de “Fabricado por Ricardo Gómez”, sello que hacía Sibel en papel bond y en manuscrito. Creo que todavía hay una guitarra de éstas por ahí dando vueltas, que alguna vez se quedó olvidada en uno de los bailes que hacía don Joselín Porras en su casa.

La guitarra más novedosa que fabricaron, se hizo en una tabla gruesa con un diseño de puntas, queriendo copiar el estilo de la de Elvis Presley, y ésta sería la famosa guitarra eléctrica de pilas, que punteaba Alirio.

Con la obsesión de tener una guitarra eléctrica Alirio optó por probar colocando en la boca de la guitarra, el amplificador de un radio que le enviaron por partes de la HEMPLE SCOOL, pero sonaba con unos chirridos terribles, entonces lo colocó por fuera de la guitarra y así fue mejorando hasta que finalmente el amplificador se organizó como un parlante independiente. Para lograr el resultado y obtener los accesorios fueron muy recursivos: necesitaron varios amplificadores uno lo sacaron del radio inservible de don Gonzalo Inocencio, y el definitivo salió de un radio Sutatenza que aportó Gregorio Rojas al anhelado proyecto; los micrófonos los sacaron de unos teléfonos viejos de Telecom, que les suministró don Luis Becerra. Y para que esa guitarra eléctrica sonara, tuvo que intervenir la destreza que Alirio poseía como experto en mecánica electrónica.

Mientras ensamblaban las guitarras y se adaptaban, micrófono, amplificador, pilas, cables, etc., pasaron varias semanas, el cuento del proyecto se difundió entre los jóvenes amigos, que mantenían a la expectativa y siempre estaban en mi casa esperando que sonara la primera guitarra eléctrica TAMAREÑA. Los muchachos noveleros o no, pasaban ratos agradables y traían algo para compartir como la frescavena de Noel Porras, los gofios que preparaba Gregorio Rojas, etc. Llegó por fin el día, recuerdo la gran algarabía cuando sonó ese instrumento por medio de una batería de pilas y un cableado hacia el parlante y celebraron con sabajón que preparó Gregorio. Todos aplaudían, entre otros Lulio Gómez, Olmedo Durán, Getulio Montoya, quienes también participaron tocando maracas, guachara, un estribo de cobre, cantando o al menos cargando el parlante. Y así se prendió la mecha como decíamos…

Inicialmente se llamaron “Armonías del Pauto”, bautizados así por padre Martín Amendariz, quien los invitaba para que se hicieran escuchar por los altoparlantes de la casa cural. Una de las primeras canciones que más interpretaban fue “El Pájaro Amarillo”.

Los primeros integrantes fueron Sibel Mariño, Alirio Vega, Ricardo Gómez y Benigno Martínez. Las primeras fiestas que amenizaron fueron en el reinado cuando las candidatas eran María Bohórquez y Alejandrina Córdoba, el alcalde era Homero Dalel, año 1966, posiblemente. También iban a las veredas a dar serenatas gratis con el entusiasmo de ver las lindas mujeres de aquellos lugares.

Cuando se empezó con el famoso “Festival de la Canción” solamente concursaron una vez como “LOS ARRIEROS”, interpretando música colombiana y lógico, obtuvieron el primer puesto. Luego en otros años del festival participaron ya como invitados y una ocasión interpretaron una canción de autoría del primo Leonel Vega, me parece que la llamó “Mi Juramento” y creo que empezaba así: “Ante Dios juré amarte cierto día…”

Más tarde ingresaron al conjunto musical Hipólito y Fabio Montoya, y el grupo se empezó a llamar “Los Cinco del Llano”; adornaban los instrumentos con banderines y gallardetes que mandaban estampar en Sogamoso.

Para las fiestas patronales se acostumbraba a hacer el paseo con las reinas por todas las calles, llevando al hombro el parlante de la guitarra eléctrica. Esto no representaba ninguna dificultad pues eran varios los voluntarios para cargar con el parlante.

Las fiestas se realizaban para el 16 de Julio pero en 1969, no sé por qué motivo, se hicieron en Diciembre, los comités de cada reina organizaron los bailes en salones separados y donde tocaba el conjunto se llenaba el salón. Esto dio como resultado que un comité hizo retirar a la candidata del reinado (Cecilia Mejía) y como caso insólito en la noche de coronación solo hubo una participante, quien fue coronada como reina (Judith Inocencio). Todo porque mi hermano Sibel, uno de los integrantes del conjunto musical, se enamoró de una de las candidatas: Judith Inocencio.

En el siguiente año las fiestas se realizaron en el mes de Julio como era lo tradicional, pero la Junta de Fiestas, emitió una orden que el conjunto alternaría con las dos candidatas, o que bailaran en el mismo salón, como se hacía antes, para que no se volviera a presentar la situación anterior.

Por compromisos laborales Alirio Vega (funcionario de la Caja Agraria) y Fabio Montoya (docente), tuvieron que salir del municipio, y fueron reemplazados por otros integrantes como Getulio Montoya y Luis Pérez, apodado como “Luis Contento”, quien regresó de Venezuela y trajo un acordeón con el cual sonaron mejores las canciones de Alfredo Gutiérrez, y por lo tanto en los bailes no quedaba nadie sentado. Para esta época se llamaron “Los Incontenibles del Ritmo”

El grupo musical evolucionó y tuvo otros nombres “Renovación”, “Café Café” y con otros participantes como Saulo Chaparro, Belisario Plazas, Rory Rojas, Gersaín Plazas, Rolfe Montoya, Nairo Gómez, Sergio Plazas. Cabe destacar que el único que perduró a toda esta metamorfosis fue mi tío Ricardo Gómez.

Recordamos cómo nos hacían bailar con “El Pájaro Amarillo”, es inolvidable Fabio cantando “La Pisinga” y “El Toro enamorado de la Luna”, también Sibel Mariño y Polo Montoya cantando “Los Sabanales”, Saulo Chaparro con su “Oveja Loca”, Ricardo prolongando la “Danza del Pato” buscando que Rolfe Montoya tuviera más tiempo para bailar con la novia. Alirio punteaba la guitarra, no fue cantante, solamente interpretaba “María Isabel” cuando pasaban frente a la casa de doña Berta de Suárez, esperando que María Isabel Suárez (Chavelita) asomara a la puerta para mirarla.

Con el Festival del Retorno que gestó el Doctor Leonel Rodríguez y su grupo de amigos en el año 2009, se revivieron gratos recuerdos de Los Cinco del Llano, con Alirio Vega, Ricardo Gómez y Fabio Montoya, aunque añorando a Sibel y a Getulio, que en esa fecha ya hacían parte del coro celestial, y fueron muy bien representados por Sergio Plazas y Gilber Molina.

Es muy destacable que con el paso del tiempo todavía suenan las notas de la guitarra de mi tío Ricardo Gómez, mejor dicho, es el “incontenible del ritmo”.

Para Alirio Vega, el gestor de esta historia, rasgar la guitarra se le convirtió en un vicio, lo absorbía tanto que no podía almorzar si no tocaba tres veces “Mariquiteña” y como mi papá nos tenía hora exacta para las comidas, todos los días había que rogarle para que pasara al comedor. Claro que aún no se ha corregido, así lleva más de cincuenta años de terquedad, pero lo bueno es que perdurará en el tiempo a través de sus tres hijas Nidia Emperatriz, Aliria Milena y Mónica; y sus nietos Anaís y Juan Diego, quienes son grandes artistas, interpretan varios instrumentos y poseen voces envidiables.

Es importante mencionar en este escrito, que Támara siempre tuvo y tendrá grandes artistas. Como antecesores a los famosos Cinco del Llano, recordamos, entre otros, a personajes como Adolfo Inocencio, Fulgencio Abril, Samuel Higuera, Ulises García, Miguel Ángel Salazar, Pablo Cáceres, Nicasio Mariño, Rómulo Romero, Feliciano Mariño, Luis Patiño, entre otros, quienes también alegraron los corazones de su época.

Con el paso de los años, añoramos los momentos alegres que disfrutamos con ellos y aún resuenan aquellos ritmos nuestros oídos.

* Lilia Mariño Gomez. 

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