Un poco de Historia Colombiana, un Robin Hood para unos y un criminal y asesino para otros... Sin embargo los hechos son hechos, según las noticias de la época y la tradición oral, su cadáver fue enterrado en Yopal (Casanare).
Las descripciones en la prensa colombiana del combate y muerte del bandolero alcanzaron tonos épicos y el editorial de El Tiempo se refirió a la “acción valiente, dedicada y eficiente de las fuerzas armadas”. El 9 de junio de 1965, informes de inteligencia ubicaron al bandolero conservador en la vivienda de la viuda de un suboficial del Ejército, en el barrio San José, al sur de la capital de la república.
El operativo final quedó inicialmente al mando del capitán Alirio Robayo Arévalo y se dispuso una tropa de 200 soldados de la Brigada de Institutos militares (BIM) para darle cacería. Se aseguró el sector, mientras una comisión al mando del mayor Vargas y el sargento Rubio quedó a cargo del allanamiento. Sobre las 14:30 de la tarde, 4 militares y un agente ingresaron a la casa de la familia Pinilla para ejecutar una primera inspección. Cuando interrogaban a los habitantes del lugar, uno de los hombres de la patrulla se acercó a una puerta de madera, detrás de la cual estaba González. En ese momento el bandolero, al sentirse descubierto, derribó la puerta y disparo una ráfaga sobre el detective, Jose Quirama. El resto de la patrulla cayó en el tiroteo o retrocedió a la calle, mientras el teniente Harold Bedoya, quedaba atrapado al interior de la edificación enfrentándose por espacio de una hora al bandolero. Desde la calle los soldados de la BIM abrieron fuego y trataron de ingresar a la casa pero fueron rechazados por el fuego nutrido de González, quien armado con una ametralladora Madsen con 1000 cartuchos de guerra, impidió el avance de las fuerzas oficiales.
Un cañón antiaéreo fue también movilizado para acabar con el criminal, pero este saltando hábilmente por las brechas y disparando desde todas las troneras abiertas, evito que se identificara su posición. El teniente Bedoya logró escapar por uno de los orificios abiertos y salió a la calle cerca de las 16:00 horas. No obstante, la dificultad de operar en un área poblada jugó a favor de González, quien causo nuevas bajas a las filas del Ejército en el nutrido intercambio de disparos que se prolongo dos horas más. Sobre las 18:00, la familia Pinilla, que daba refugio en su casa a González, se entregó aprovechando una breve interrupción en los combates. Para entonces el Coronel José Joaquín Matallana, comandante de la BIM y hábil estratega contra-guerrillero (responsable de la eliminación de Jacinto Cruz Usma(Sangrenegra), Teófilo Rojas Varón (Chispas) y de José William Ángel Aranguren (Desquite), además de la ocupación de Marquetalia el año anterior) había tomado el mando de la operación, y cerca de 1000 soldados adicionales habían cubierto el perímetro.
Más de 5000 cartuchos y 50 balas del cañón antiaéreo habían sido disparadas contra la improvisada trinchera del criminal. Una breve pausa permitió al Ejército enviar a Víctor Pinilla con un mensaje que pedía la rendición del temible bandolero, pero este respondió que solo se entregaría si se presentaba en el lugar María Eugenia Rojas, la hija del General Gustavo Rojas Pinilla. La propuesta fue denegada y se pidió su rendición incondicional. González no lo hizo. Así que sobre las 19:30 un grupo de gaseadores de la Policía militar lanzaron varios lacrimógenos al interior de la casa para hacer salir a Efrain González. Éste aprovechó el caos para escapar de la edificación armado con un revólver 38 largo, llevando su Madsen danesa ya descargada. Avanzó hacia un lote baldío, para desde allí alcanzar la muchedumbre que observaba el operativo y fundirse entre la multitud. Pero su presencia fue notada por los uniformados que custodiaban el perímetro. González empezó a disparar con su revólver sobre los soldados, y en seguida trato de abalanzarse sobre uno de los policías militares, José Bejarano, ya sea para desarmarlo o tomarlo como rehén. Este lo rechazo con un culatazo y luego abrió fuego impactándole tres veces; uno de los tiros, mortal, le dio en la quijada.
Eran los 20:05 minutos de la noche, 4 militares y 1 agente de inteligencia habían muerto y 14 uniformados más quedaron heridos tras 4 horas y media de combate. Era el fin de uno de los bandoleros más temidos de la historia de Colombia, sindicado del asesinato de 205 civiles, 26 miembros de la fuerza pública y 2 agentes del DAS. Su cadáver fue trasladado a Yopal (Casanare) una región predominantemente liberal, donde fue enterrado en secreto. Miles de personas peregrinaron los días posteriores a la casa del Barrio San José donde el bandolero había sido dado de baja. Con la muerte de Efraín González se cerró oficialmente el ciclo de la violencia partidista y el bandolerismo en Colombia.
Tomado de: Lo que pasa es la vida, cuenta YouTube.
Canción original que para la época era prohibida por las fuerzas del estado. No se podía colocar en ningún establecimiento publico.
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