TROCHANDO VIVENCIAS
OLOR A CORRAL MOJADO.
Por: Javier Alfonso Rivera Niño
Las rumazones (nubasones) es como se pone el clima cuando el verano está por acabar, pajonales secos que su sed ya no da más, los molinos de viento en centros de sábana el brisote no moverá, los días son toldados por la calima y un sofoco que hasta en la sombra abochornara, cuando las galapagas a la orilla de los caños salen a desovar.
Con los primeros aguaceros ese inigualable olor a corral mojado (petricor) que con la resolana aparecera. Un llanero sentado en el tranquero a la llegada de agua, con una gratitud le cantara a esa agüita bendita que la naturaleza proveerá.
Ya no se levantara polvo de majada pisada y seca cuando remolinea el ganado en el corral, se harán charcas y barriales en los tranqueros y la sabañonera aparecerá.
Viene el invierno que en las obscuras noches el rayo sobre el rio Meta, en la lejanía se verá, relámpagos apuraitos sobre la sabana reflejaran las palmas solas mecidas por el vendaval, las banquetas quemadas, los bajos y esteros reverdecerán, el ganado comerá con tanta avidez, que algunos se sueltan y morirán, los sapos en concierto y las candelillas alumbrando la noche su fiesta con el fresco de la llanura harán como si otra vida volviera a empezar.
La cebolleta o lirio mayero brotará, con las primeras aguas que por la cañadas secas correrá llegando a los caños donde el pescado se enbarbasca y salta a lo seco de la playa para no volver al charco jamás.
Fiesta que el llanero año tras año vivirá, llegara el barro a los corrales, se trocharan las bestias nuevas y esos sabañones que de noche lo trasnocharan, desde el caballo cogerá cogollo de mastranto que se restregara entre los dedos tallados de los pies descalzos, que en estribos de pala siempre apoyará para tenerse duro de las batidas de la bestias que está comenzando amansar.
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