Laguna El Juncal. Fotografía, Historia Tauramena. |
LA MAJESTUOSA LAGUNA
EL JUNCAL, Vereda Visinaca (Tauramena).
Tomado de : Facebook HISTORIA TAURAMENA.
Daniel Montaña, era un niño de 6
años, allá por el año 1959; desde esa edad “ me reconocí” dice lentamente,
regresando a través de su memoria a esa etapa de su vida. “La laguna no era
mansa como hoy, la laguna tenía misterio…, era selva, no como hoy que hay
potreros; Sólo había dos casas cerca, la casa de mi tía Isabel que era la dueña
del terreno donde está la laguna y la de mis abuelos; La Laguna era encantada,
no podíamos ir solos; tocaba en grupo para juntar valor, porque asustaban;… mis
padres hicieron una canoita con balso o algodón que llamaban y nos construyeron
canaletes para remar; con Pedro y Juan, nos metíamos en la balsa, y navegábamos
por toda la laguna, pero en compañía de la familia, hasta que empezaba a
moverse, empezábamos a escuchar truenos y relámpagos, así hubiera sol, ahí
sabíamos que tocaba salir; por eso, casi nadie se animaba a entrar, por los
cambios bruscos que tenía la laguna”. Daniel cierra sus ojos y después de un momento los abre lentamente y con un brillo especial en sus ojos dice: “Recuerdo que Pedro, que tendría por ahí unos 10 años, era el hijo mayor de su familia, estaba en nuestra casa, y como a las cinco de la tarde se fue para su casa. De pronto regresó gritando y llorando muy asustado y nos contó que a la orilla de la laguna vio a una dama desnuda, de cabellera muy larga, acicalándose y peinándose su cabello. Mis padres fueron con don Gabriel, a ver cuál era la dama, pero ahí ya no había nadie…, claro la tarde ya había caído y era entrada la noche” Daniel con una sonrisa socarrona recuerda; “Después a una señora Jesús, también le salió la dama y no la dejó pasar” … creo que para hacernos saber, que no sólo los niños se asustaban en la laguna. Cuenta Daniel, que siempre habrá expertos para cada situación y narra como un vecino del sector dijo que la laguna se podía amansar, que si le echaban mucha sal, la laguna se amansaría, pero nada… ella seguía igual, aunque fuera medio día y estuviese haciendo sol, si alguien entraba a bañarse o quedarse junto a ella, comenzaba a moverse y a manifestar su molestia. Laguna El Juncal. Fotografía, Historia Tauramena. Daniel, hoy un hombre con la
sabiduría que da la experiencia y el paso de los años, moviendo su cabeza, como
acomodándose en el tiempo y en la historia, dice que después hicieron un
potrero cerca de ella, la laguna;… donde hoy está la orilla despejada; y que le
echaban sal cada tres días. Agrandando sus ojos y con un movimiento de sus
manos, recuerda que en ese tiempo apareció la mata de junco y comenzó a crecer,
nadie la sembró, nadie la trajo… ella se aumentó y comenzó a moverse por toda
la laguna, y era la novedad porque nadie daba razón de cómo apareció. Daniel se acomoda y regresa nuevamente en el tiempo, hasta cuando era un niño y nos cuenta que acababa de pasar la guerra bipartidista, que había quedado mucha pobreza y necesidad en el pueblo, y como la mata de junco estaba tan grande y frondosa y se creció en menos de un año, don Gabriel “ se inventó la jugada de hacer esteras de junco, pues en ese momento estábamos durmiendo sobre los cueros del ganado; fueron los primero colchones que hubo en Tauramena, y venían a venderlos al pueblo y se convirtió en el ingreso y sustento familiar; me acuerdo que no los dejaban llegar al pueblo y la gente salía a comprarlos; también hacía jamugas para los animales de carga”. Escuchando a Daniel, puedo considerar que tal vez el amor que nos une a esta laguna, es haber dormido sobre una parte de ella;… los juncos de su propiedad!!! Laguna el Juncal. Fotografía, ruta por Colombia facebook. Este hombre hoy consiente de cómo
debemos proteger las especies de flora y fauna en este sector, dice, “Había
mucha lapa en esa parte porque era selva y la gente iba de cacería aunque
tenían miedo, porque era en el sector de la laguna del juncal; un día se
organizaron tres hombres adultos don Sergio, que era mi padre, Pedro y
Bernando, y se fueron de cacería, apenas entraron a la mata de monte, los
perros encontraron una lapa grande que cayó a la laguna… comprensiblemente el
perro fue tras ella, en la laguna y se desapareció la lapa y también el perro,
nunca más se supo de los dos animales… fue un misterio y se aumentó el miedo de
los lugareños”. “ Dice que luego por allá por el año 1992, cuando ya existía
una escuela en la vereda, que los habitantes construyeron con su propio esfuerzo,
en el terreno que sus padres y la señora Isabel donaron, la laguna se puso
brava, se hizo un derrumbe y se fue la laguna y se llevó la escuela y también
parte de las fincas del sector; que le contaron que sonaba como calderos, que
casi se seca y quedó pequeña; pero que desde ese entonces se amansó, se calmó,
ahora podemos entrar en ella, bañarnos y disfrutarla, se acabó el misterio;”…
aclara que eso lo supo a través de carta, pues ya estaba en el putumayo
trabajando… Laguna el Juncal. Fotografía, agencia de viajes destinos y turismo facebook. Y devolviéndose nuevamente a su edad
de niño, y mostrándonos en su rostro una mezcla entre asombro y curiosidad,
dice Daniel “nuestra laguna, tenía otro misterio grande… que yo lo vi con mis
ojos, era el Mohán de los farallones, que apareció en la vereda Visinaca, este
era un hombre pequeño, flaco, moreno, aparentaba como unos 60 años de edad, que
pasaba por aquí por la vía que pasaba de todas las fincas y que era la ruta de
la sal, pedía de comer, pero solo aceptaba los alimentos crudos, cocinado nunca
recibía; él cargaba unas ollitas y en tres piedras cocinaba sus propios
alimentos afuera de las casas, uno no miraba fuego, pero si salía humo y así
cocinaba; y él narraba que farallones es una ciudad, pero que está por debajo,
que en otro tiempo estaba lo contrario; él hablaba como un indígena por ejemplo
decía “yo conozca” , decía que él venía hablando con los padres de familia para
ver quien dejaba un muchacho, ya por esa época nosotros teníamos entre 13 y 14
años, que él lo llevaba, de 8 a 15 días a conocer esa ciudad, que podía llevar
uno solo;… la pija, uno no se dejaba ver ni encontrar, no fuera que nos robara;
un día llegó a la casa de mi papá; generalmente llegaba ahí o donde don
Bernardo y dijo que él sabía que muchas personas desconfiaban y no creían lo
que decía, entonces que quería hacer una demostración, que cuando el rio
Cusiana estuviera crecido que echara humo que no tuviera playa de lo crecido,
quería que fueran y vieran cómo pasaba el rio; y así fue, él cargaba una
totumita entre una mochila y decía que ahí tenía chicha, se la acomodó sobre la
cabeza, apareció en la orilla, al lado del alto cogió, se acomodó su totuma y
ya no lo vimos; cuando de pronto apareció derechito al otro lado del rio; ahí
sí, que aumentó el misterio, y fue una novedad, yo lo vi con mis ojos; duro como
un mes perdido y de pronto apareció otra vez, con don Pedro, que era una hombre
que tenía plata y era arriero, tenía un almacén muy famoso en Tauramena, tenía
fincas en Cachiza; el mohán apareció ayudándole a arriar las mulas, venían por
el camino de Monterralo, traían cerveza para Tauramena, lo llevó y lo metió a
la casa de ellos; la esposa de don Pedro, era la señora Mercedes; ellos lo
bautizaron y lo llamaron Lorenzo, él duró un tiempo trabajando con ellos, como
unos tres años. Apareció otra vez en la casa de nosotros, dijo que iba a
despedirse, que se iba para siempre, que había recibido órdenes de no andar más
en esta tierra, y también dijo una frase que creo que todavía no se ha
cumplido, que en el cerro del Aguamaco había un encanto y que ahí, si había
peligro que se llevara el pueblo, cuando el encanto bajara; se despidió y nunca
más lo volví a ver”. El Mohan. Fotografía, HSB Noticias: La historia de don Daniel, nos lleva
a determinar que el mismo Mohán del cerro del Aguamaco, es el Mohán de la
Laguna el Juncal y el del Cerro de los Farallones, pues dice Daniel, que don
Pedro tenía una finca llamada La Palma en la vereda Aguamaco y Lorenzo por allí
pasaba haciendo trabajos para don Pedro; y entonces de manera espectacular se
unen las historias de don Daniel, de la Señora Aurora, de la señora Eva, de
Lizarazo nuestro escritor de Manoa y podemos imaginarnos su texto que dice “que
hay un puente de oro, que por algunas épocas del año, une el cerro del Aguamaco
con los Farallones y los genios de un cerro, comparten sabiduría con los genios
del otro cerro” Nosotros, hoy podemos seguir disfrutando de estas maravillas
naturales que el Todopoderoso ha diseñado para nosotros y que estamos llamados
a disfrutar bajo condiciones de respeto; como ustedes ruteros que enfrentaron
con tesón y determinación, la Ruta de Mohan.
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