domingo, 20 de septiembre de 2020

UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA DEL FOLKLORE LLANERO (Cuarta parte).

 UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA DEL FOLKLORE LLANERO (Cuarta parte).


Indios Saliva Casanare bailando. Acuarela Jose Maria Paz.

No se encuentran fácilmente escritos sobre la música, letra y baile que nos cuenten sobre el folklore llanero, desde la época de la expulsión de los padres jesuitas hasta finales del siglo XIX, cuando aparecen narraciones de cronistas que se internaron en los Llanos del Casanare y de San Martín, tales como Edward Andre, biólogo y aventurero francés, que llegó hasta Villavicencio por la década de 1870, y únicamente describe una pieza musical que escuchó en una serenata de guitarras obsequiada por la ciudadanía de la población como despedida de la estancia de él en esa ciudad, y a la cual titula como "El Guarapo"; dice él, que era un galerón muy de moda entre los habitantes de las localidad; su partitura se encuentra en el libro que él mismo tituló "Viaje a la América Equinoccial", donde relata todas sus aventuras por esta región. Otro cronista; Jorge Brisson bogotano de nacimiento, por finales del siglo XIX baja a los Llanos para hacer reconocimiento de todo el Casanare y describe un baile en la localidad de Cravo, donde cuenta que las parejas bailaban galerones, "ritmo de la región, abrazados como en el vals, pero ligeramente más rápido y zapateado, o escubillado como los nativos lo llaman". ¿Qué era escubillar o escobillar? Pues un movimiento de los pies del centro hacia afuera como si verdaderamente se tratara de barrer el terreno donde se bailaba. Hoy en día esto desapareció, pues lo que llaman escubillar o escobillar no tiene nada de parecido a sus verdaderos orígenes. Tenemos entonces como base, y puede haber muchísimos más para investigar, este baile de mediados del siglo XIX el cual nos dice cómo se bailaban los galerones de aquella época.

 

Conjunto llanero, Jairo Ruiz Churion.

Joropo, qué palabra más bonita dentro del folklore llanero; xoropo se le dice en el llano a una pared empalmada, o sea enxoropada; xoropo se le decía antiguamente a la caballeriza del hato, "el enxoropado de la caballeriza", allí se celebraban las fiestas de finales de las vaquerías o trabajo de Llano: "vamos al xoropo del hato de los Coronado, los blancos ofrecen un cochinito para el mejor cuenta embustes de la región". (Cantaclaro, novela del escritor venezolano Rómulo Gallegos, 1925). Allí se refería al lugar donde se celebraría la fiesta. Xarape, o Jarabe, ritmo musical mexicano, así lo confirma el maestro Miguel Angel Martín en su libro Del Folklore Llanero; xarape o xoropo ( recordemos que en el español antiguo la X se pronunciaba como una J) de esta manera comenzó a denominarse la fiesta de galerones de los llaneros, desde mediados del siglo XIX, hasta nuestros días, pues la fiesta de los llaneros le llamaban así: joropo.

No se sabe, y hay que investigarlo, por qué tomó esa denominación el ritmo musical llanero. En Casanare, hacia la región del Cusiana, todavía se escuchan galerones, ligeramente confundidos con el ritmo de los torbellinos, y son conocidos por los regionales como guacavas, y se puede decir que son idénticos en su interpretación al galerón. Posiblemente el galerón allí se le conoció siempre como guacava.

 

Conjunto llanero años cincuenta.

Tengo, y guardo una recopilación de anotaciones que hice hace unos cuarenta años atrás, cuando todavía vivían personas llaneras de finales del siglo XIX y principios del XX y que a estas fuentes primarias titulé "Doña Rosalía y algo más". Allí recojo la tradición oral contada por esta matrona orocueseña nacida en 1895, Hector Riobueno Ruiz, nacido en 1902, Rosario belleral Mirabal de Torres, nacida en 1900, Ángel Am´zquita Gorrín, en 1922, Isabel Amézquita Gorrín de 1915, Jesús Cristóbal Churión Mirabal, nacido en 1893 en San Fernando de Apure, y otros personajes más, quienes me contaron sobre el baile del joropo, el cual era prohibido para las señoritas de la burguesía orocueseña, araucana, tameña y craveña, pues este baile solo lo ejecutaban, las muchachas hijas de los vegueros, como también las damiselas de las cantinas, a quienes llamaban "joroperas". La gran matrona villavicence, doña Mercedes Murcia de Lara (q.e.p.d) sostenía que el joropo en Villavicencio lo aprendieron a bailar las cantineras de la zona de tolerancia del Pedregal, enseñado por los vaqueros llaneros que venían desde Arauca con sus famosos viajes de ganado a comienzos del siglo XX; como quien dice, aquella que bailaba joropo era una prostituta. Lo que no sucedía en la sabana, pues este era el baile de los campesinos. Posiblemente las clases altas de la poblaciones llaneras veían mal este tipo de manifestaciones vernáculas entre sus círculos de amistades.

CONTINUARÁ…

 

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