"LA LUZ A MONTERREY LA TRAJO FUÉ LA COMUNIDAD JARTANDO CERVEZA".
Luis Vargas Mendoza es un integrante de las familias fundadoras de Monterrey Casanare, desde muy pequeño llevó del arrume y lo regalaron para que no se muriera de hambre. Creció como todo niño de la época trabajando y ayudando a sus padres, fué testigo de la violencia bipartidísta de los 50's. Luis Vargas fué también uno de los líderes que ayudó en la organización de la junta para ayudar a traer la luz, esta es su historia.
" La traída de la luz a Monterrey nació de una jartera que nos pegamos en Aguaclara don Abelito Guevara, Quintiliano Barreto y el ingeniero Efrain Acevedo quien llegó a ser directivo de la empresa de energía de Boyacá. En ese momento Acevedo era el contratista de la instalación de la red 115 desde Chivor hasta Aguaclara y el hombre en medio de la charla nos echo el cuento de que porque no aprovechabamos y la gente ayudara con llevar la luz a Monterrey y ser el primer municipio en Casanare en tenerla. En ese entonces el gerente de la empresa era Orlando Flechas, un godito buena gente. Esa charla la hicimos levantando el codo, echando pola con espermas prendidas, mejor dicho la evidencia perfecta.
Don Abelito Guevara fué un excelente líder, nos ayudó mucho vale la pena recordarlo. Me acuerdo que don Efrain Acevedo nos dijo. Ustedes verán como llevan la luz porque no hay presupuesto, busquen como se 'financean' miren que hacen.
A raíz de esa charla nos vinimos medio borrachos pal' pueblo y nos reunimos con la gente que era poquita, hicimos un cabildo abierto debajo del bambú, pa' no llevar sol. Salieron las monjas, don Gilberto Mora; su papá Benjamín llegó echando cuentos, Gilberto Alfonso, Hernando Roa, Álvaro Rojas y otros que no me acuerdo. En esa reunión salió la idea de cobrar el bono de la cerveza, era un peso por botella. Don Quintiliano Barreto nos dijo que tocaba hacer eso, denos el agua donde nos diera, era que don Quinto Barreto en esa época era el del poder, era chiquitín pero tenía la vaina en el puesto, él nos colaboraba y nosotros también. La junta quedó de la siguiente forma. Presidente Quintiliano Barreto, nosotros se la dejamos porque era el que podía manejar esta coñera. Fiscal o sapo como lo llamaban, ese puesto fué pal' Gilberto Alfonso, el puesto de secretario fué para Efraín Fernández. Pará el puesto de tesorería don Quinto Barreto le echaba ojo rayado a todos porque ese puesto es de cuidado y no sea que se robaran la plata, el hombre me echo el ojo y dijo, el puesto de tesorero es pal' Luis Vargas, el hombre no nos enbolata la plata.
Cuando vino la decisión de cobro del bono, al distribuidor de la cerveza de Villao, no le gustó la vaina. En eso mandaron a un indio el doble de grande de Quintiliano Barreto, todo amedrantador y -toriaó- y dijo que ellos no respondían y que no era obligatorio cobrar el bono. Me acuerdo que el presidente se paro y nosotros también y don Quinto le dijo. A nosotros no nos importa que no nos colaboren, entonces vamos a traer la cerveza de Duitama, allá también venden. El indio ese traía un maletin grande y se lo echo al hombro y voltió la espalda y se largó y que no aceptaba nada. El tipo dió la vuelta por la cuadra y nos contó que yá había hablado con los jefes, nos metió ese cuento, pero que nos tocaba poner un cobrador. La verdad yo no sé cómo hablaría con los jefes si cuando eso no había ní radiotelefono, ni celular, no habia ni mierda. El primer cobrador fué el sapo rebelde, el Wilson Barreto, en el primer riendazo el hombre recogio 300 mil pesos y vimos que eso era bueno.
Nosotros lo que haciamos era animar a la gente, les pedíamos plata, me acuerdo que al Genaro Barrera mí compadre, decía que no tenía plata pero compraba hasta 20 cajas de cerveza pa' jartar. Otros que jartaban cerveza y colaboraban eran los Garcia que eran unas tallas pa' jartar y el plomo. Los Buitrago que gastaban harto eran don Héctor y don Walther. Los Parra también, otros peliones. La misma policía que no los llenaba nadie jartando, tocaba gastarles pa' que no jodieran, los otros eran los del Das que llegaban bien remontados y armados, pero la plaga de aquí que eran bien atravezados los sacaban a plomo. En fin nosotros los animabamos a que tomarán cerveza y eso había hasta morracos, se ponía grave la vaina.
A don Samuel Chaparro el rematador, hay que agradecerle, el hombre nos rescató toda esa plata y nos cumplió; nos entregó $11.800.000 pesos.
Nosotros ya viendo plata nos fuimos con Don Quinto Barreto pa' Tunja y compramos 63 kilómetros de cable pa' tres líneas. Por cierto de regreso casi nos ahogamos en el río Túa porque llegamos de noche todos jartos. Resulta que nos habíamos encontrado con don Manuel Roa en Aguaclara y del orgullo de haber comprado el cable nos pusimos a beber; nosotros todo turoletos miramos una playa grande y nos votamos, lo que pasó era que esa coñera estaba lleno de agua, menos mal habían unos indios pescando y por hay nos sacaron. El carro era un Suzuki de tres pistones chiquito.
Don Quinto traía unas varillas pa' soldar y eso con el contacto del agua empezaron a totiar, eso parecían tacos ja ja ja.
Pa' conseguir los postes me acuerdo que Getulio Vargas que era el prefecto de Casanare nos dijo. -No se afanen guevónes que yo les colaboró con los postes-. Después de eso el hombre nos quería cobrar platica y nosotros le hicimos mamola. Ya con los postas buscamos a un señor Gonzalo Bermudez y el hombre por hacernos la línea de Agua Clara-Monterrey, nos cobró $3.500.000. Cuando llegó la luz don Tito Fernández y Antonio García no creían en el proyecto, decían que en tres días ya no había nada, como ellos no eran los que lideraron esto, eran opositores.
El cura Valencia del Centro, salió a bendecir el proyecto y don Quinto Barreto a echar plomo. El comandante del Das era el Álvaro Fula y había prohibido echar plomo, pero que, el Quinto no le hacía caso, no que ese el Álvaro había sido subalterno del Quinto Barreto en la revolución. Recuerdo también que el juez de la época era el doctor Jairo Castillo y el hombre viendo que don Quinto echaba plomo con una 12 le pidió que le dejara disparar y cuando lo hizo, la escopeta lo culatio y lo hizo dar vuelta de campana ja ja ja.
Con la plata también alcanzamos a electrificar los barrios la Patagonia que ahora llaman la Primavera y el barrio Alfonso López, el centro ya tenía red. Como nosotros fuimos los mejores ahorradores la Caja Agraria nos entregó un premio de 500 mil pesos y unas monedas que parecían oro pero eran de cuero, al año esa pija ya estaban negras como la noche".
MÍS HERMANOS SE MURIERON DE HAMBRE, A MÍ ME REGALARON PERO YO ME VOLÉ.
Luis Vargas Mendoza.
"Yo nací en Paez Boyacá pero de un mes y medio mis papas nos trajeron a Hernando y a mí para una finca, la San Joaquín de Monterey en la vereda Tierra Grata. La tiene una viejita de apellido Fula. Apenas llegamos me mandaron bautizar porque por aquí lo mataba a uno la fiebre amarilla, el hambre o la violencia y pa' asegurar que el jara no se muriera y se juera pal infierno, tocaba bautizarlo.
La violencia llegó a nuestra finca y los godos acabaron con nuestros teneres. Sí, porque cuando pasaron se llevaron 30 marranos y 15 vaquitas, nos quemaron el trapiche y se jartaron las gallinas, ese no era un gran capital pero de eso viviamos, había que comer.
Mí papito nos contaba que el cura que los caso en Paez se llamaba Ángel María Cuadros y este desgraciado en el pulpito les decía que el conservador que matara liberales tendría 15 indulgencias.
Imaginese este bandido cura debe estar quemándose en la paila gocha más grande pudriendose en el infierno.
Cuando eso los Bautista don Tulio, Manuel y Pablo empezaron a armarse pa' darles por la porra a los godos y al gobierno por hay pal' lado de la Iguara en Monterrey.
De aquí nos sacaron del aeropuerto de Tauramena pa' Villao, allí vivimos año y medio y aguantamos mucha hambre, como sería que se murieron 2 hermanos de física hambre, Pablo y Trina. Allí hasta donde nos tenían arrimados a la gente campesina, llegaban los ricos y escogían a los chinos como el que escoge un marrano. Ellos miraban más o menos cual tenía alientos o espíritú, pedían que se lo regalaran y se lo llevaban. Entre esos caí yo, les dijeron a mis papas que si me regalaban, y claro me llevó un viejo de Bogotá que tenía una fábrica de zapatos y toda esa coñera. Me pusieron a recoger la basura y las colillas de 10 hombres. Ellos me hicieron un par de zapatos y por primera vez me ponía unos. Apenas me dieron el lado yo me les bole y les llegué a la casa a mis viejos, por el camino vote los hijueputas zapatos. Mis papas me dijeron que si me había devuelto a morirme de hambre. Yo lo único que les dije era que andaba muy pegado a ellos y que yo no me devolvía pasara lo que pasara, y que si tocaba aguantar hambre, tocaba. Yo le dije a mí papá, aquí toy".
Por:Nelson Benjamín BarretoVaca. CSP. Exalcalde Monterrey Casanare 2008-2011.
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