Algo más de mis memorias…
EL CIRCO WILSON HERMANOS
Por: Walter Adelmo Castillo Blanco
Transcurría el mes de Enero por allá del año 1967 si la memoria no me
falla; hacia mediados del mes la soledad y tranquilidad del pueblo luego de
pasadas las fiestas decembrinas y el año nuevo, un ben día fue interrumpida por
la llegada al pueblo de un caravana de vehículos compuesta por dos camiones F-8
cargados (los más grandes de la época) y otros dos o tres camionetas y carros
más pequeños que venían con un cargamento inusual, los cuales se estacionaron y
coparon la desolada cancha de futbol que cubría toda la plaza, hoy parque
principal, donde muy pronto empezaron a descargar todos los materiales y la
paraferanalia que traían consigo: Un Circo había llegado a la población….!
Para un pueblo pequeño y naciente como este, perdido en la inmensidad de la llanura y conectado con el interior a través del transporte terrestre solo en esta época de verano través de las tochas de la sabana desde Yopal o Villavicencio, era inimaginable que un espectáculo de tal magnitud fuera a llegar un día, del cual tenían sus pobladores referencia que existía, solo a través de las viejas películas mexicanas a blanco y negro, muchas de ellas mudas, que una vez al mes o cuando se podía, proyectaba el Señor Antonio Latriglia en un viejo proyector de cine de 16 milímetros, que reflejaba su imagen sobre una sabana blanca que cubría el viejo tablero, en el unico Salón de clases de la escuela Urbana de Varones, ubicada en el sitio que hoy en día ocupa el palacio municipal. Que emoción…!, un espectáculo diferente acababa de llegar al pueblo.
La noticia se regó como pólvora y los desocupados se aglomeraron desde
ese momento a seguir paso a paso el montaje de la gran carpa y a observar los
pocos animales que traían para hacer parte del espectáculo circense; entre
ellos dos fieras si no estoy mal un viejo león y un tigre, lo mismo que un
morrocoy inmenso y un burro viejo, el cual por información de alguno de los
trabajadores integrantes del elenco, nos contó a algunos muchachos noveleros de
que era “adivino”. Muy pronto nos enteramos del nombre del circo por el aviso
gigante que empezaron a colocar: CIRCO WILSON HERMANOS….a alistar
plata para la entrada tarea de todos.
En tiempo record fue izada la gran carpa e instalada las graderías en
madera, vallas, escenarios, trapecios y demás instalaciones. Así mismo fue
adornada la gran carpa con cantidad de vistosos banderines y adornos de
colores, e iluminado en su interior y exterior con cientos de bombillas, dándole
un toque de fiesta al apacible poblado, energía suministrada por un planta
eléctrica grande que traian, quizás más potente que la jadeante
"Bolinder" de 25 Kwa que operaba por ese entonces don Olivo
Inocencio, herencia del teniente Gamboa para el alumbrado municipal desde la
época de la fundación de la localidad, la cual reposa hoy en día a manera de
monumento, en el parque principal. Dos cornetas de buena potencia de sonido
fueron instaladas en la punta de una larga guadua, por donde se empezó a emitir
música y propaganda invitando a la primera función, lo mismo que una camioneta
haciendo perifoneo por las calles y repartiendo volantes.
Acto seguido el show de los domadores de fieras y los diferentes
animales amaestrados. El público expectante no salían de su asombro de como una
fiera como el tigre o el león, podía obedecerle a un humano. Y por último le
llego el turno al burro “adivino”. El primer damnificado de los ultrapoderes
del presdigitador pulecio fue Don Chucho Sandoval (q.e.p.d) ya que al
iniciar su paseíllo alrededor de la primera fila de público guiado por su
amaestrador, se plantó frente a Don Chucho lamiéndole casi la cara, y de esa
forma identificándolo como “la persona que no llevaba calzoncillos en el
recinto”, pregunta que el amaestrador le había formulado al burro. Toda la
concurrencia estallo en una sola carcajada y el burro continuo haciendo su
trabajo, sin lograr identificar más personas escazas de dicha prenda.
El circo permaneció por espacio de dos semanas en la población, al final
de las cuales desarmaron toda su infraestructura, empacaron en sus camiones y
siguieron su trasegar por el territorio nacional con rumbo a Aguazul según
decían, después de habernos traído algo de esparcimiento y felicidad a nuestra
apacible comunidad.
Para hacerle la segunda fuimos escogidos el suscrito y el amigo Angel
Garcia si mal no recuerdo, con trajes menos vistos y cuyo libreto era llevarle
la cuerda al personaje principal durante toda su actuación. Entre las
ocurrencias de los chistes del mencionado personaje alcanzo a recordar el saludo
del payaso a manera de mofa al ilustre Obispo, la cual lo confundió como el
Obispo de “las bocas del estómago”, en lugar de Bocas del Toro…..todo esto
inventado por el jocoso padre Pachito. La presentación fue todo un éxito y
desde ese momento hasta nuestros días nuestro amigo Fernando, es recordado por
todos sus contemporáneos como “Charrin”.
Recibiendo nuestra primera clase de educación física del año,
precisamente en el mismo sitio donde había estado instalado el circo, alguien
se refirió a las acrobacias y números de gimnasia que habíamos presenciado en
el circo, entre ellos el arco de fuego que consiste en cruzar un aro del tamaño
más o menos de aro o rin de una bicicleta, con varias teas o mecheros
encendidos alrededor de su parte interna, el cual lo sujetan entre dos
personas, para que el atleta se lance en veloz carrera y lo cruce con su cuerpo
horizontalmente, igual que se estuviera lanzando al agua.
El profesor que era nuevo ese año del cual no recuerdo su nombre nos
animó que podíamos intentar aprender a ejecutar la mencionada acrobacia, lógico
sin candela. Pregunto quién podía conseguir un aro del rin de una bicicleta.
Inmediatamente me acorde que donde el tío Aquiles existían unos dos de dichos
aros; para la próxima clase me comprometí a traer el mencionado elemento. A
escondidas del tío, mi primo Colibri Barragán me paso uno de dichos aros a
través de la cerca de guadua que dividía nuestras viviendas.
El día de la clase de educación física llegue orgulloso con mi
contribución para el espectáculo. El profesor nos dio las respectiva
instrucciones, practicamos la carrera, el lanzamiento y la caída en plancha
para no ir a lastimarnos. De sapo me ofrecí para hacer la primera pasada en vivo,
con tan mala suerte que cruce tal vez muy veloz el aro y al momento de caer
apoye mal el brazo derecho el cual se me doblo por el codo ocasionándome una
horrible luxación, o como decían en el campo “se le safó el codo”. De inmediato
fui auxiliado por el profesor y los compañeros, algunos de ellos me acompañaron
hasta la casa donde llegue llorando la lagrima viva viendo mi brazo totalmente
desfigurado.
Para la época tendría más o menos diez u once años de edad, en el pueblo
solo existía una enfermera (una señora gorda de la cual no recuerdo su nombre)
en el viejo puesto de salud de latas ubicado contiguo a la casa cural, donde lo
único que existía tal vez era mertiolate, alcohol, gasa y esparadrapo. Por lo
tanto el único recurso a la mano para ese trauma eran los buenos oficios de Don
Eladio, el veterano sobandero de Macuco.
El recibimiento de mi señora madre no fue el mejor, por poco me da una
pela en la calle frente a mis compañeros. Inmediatamente organizo el viaje
hasta donde Don Eladio, por fortuna aun estábamos en verano y el camino era más
fácil para llegar hasta su finca de Macuco, donde nos dirigimos a pie y
soportando ese dolor tan verraco. Afortunadamente Don Eladio se encontraba en
casa y de paso era muy amigo de mi madre pues los años anteriores había estado
ejerciendo su labor de profesora en la escuela de dicha vereda. Inmediatamente
nos atendió y procedió a realizarme la “torturante soba de un codo”, un
verdadero suplicio chino en el momento que me pego el jalonazo para volver la
articulación a su sitio, con orinada incluida. Fueron un total de cuatro sobas
que tuve que soportar para volver a la normalidad, aunque el codo me quedo un
poco “chueco”, y la promesa de jamás volver a intentar a efectuar dicha
acrobacia.
Recuerdos, solo recuerdos…..definitivamente todo tiempo pasado fue
mejor. Éramos felices y no lo sabíamos. Parodiando a nuestro Nobel de
literatura: “Vivir para contarla”……
Imágenes: Google.
Yopal, Abril 18 de 2023.
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